Un recorte del 4,1%, hasta situarse por debajo de los 5,9 euros. La mayor caída desde junio de 2016 que le conduce a sus niveles más bajos en un año. Se mire como se mire, la de este miércoles ha sido una jornada aciaga para Iberdrola.
La eléctrica afrontaba un día clave, con la publicación de sus resultados de 2017 y la presentación del plan estratégico hasta 2022. Pero uno y otro fallaron a la hora de colmar las expectativas de los inversores. Y eso que el grupo registró en 2017 unos ingresos de 31.263 millones de euros, que superaron hasta en un 8% los pronósticos de los analistas.
Y a pesar de que el grupo presentó un proyecto para los próximos cinco años que ha sido calificado de ambicioso por los expertos. "Estamos hablando de crecimientos del Ebitda hasta 2022 del 10%, que no es poco para una empresa con un negocio fundamentalmente regulado", indica Ángel Pérez, analista de Renta 4.
Los expertos creen que Iberdrola ha ofrecido poca visibilidad sobre el crecimiento a corto plazo
Pero los inversores han demostrado que quieren más. Y, sobre todo, quieren más ahora. "El plan estratégico adolece de falta de detalles sobre el corto plazo. La compañía está ofreciendo unas previsiones a 2022, pero hasta ahí quedan por delante cinco años y falta visibilidad sobre el momento actual", explica Luis Padrón, analista de Ahorro Corporación.
Esta visión es compartida en Banco Sabadell, donde sugieren que el mercado "podría estar esperando un plan de crecimiento a corto plazo más ambicioso, tras unos resultados con un alto componente de extraordinarios negativos en Ebitda".
Y es que la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán ha aprovechado la mejora de sus ingresos y el positivo impacto de la reforma fiscal de Estados Unidos para sanear el valor de alguno de los activos del grupo (almacenamiento de gas y renovables en EEUU, activos de Brasil…) así como para provisionar el coste de alguna de las medidas encaminadas a mejorar su eficiencia operativa, lo que ha provocado que el resultado de explotación haya quedado por debajo de lo estimado, defraudando incluso los objetivos que la propia compañía se había fijado a mediados de 2017.
A todo esto se añade que el objetivo de beneficios a 2022 también ha sufrido un leve recorte, a pesar del optimismo mostrado a niveles de Ebitda y el incremento de las inversiones previstas en el periodo. Como observan en Bankinter, "el posible recorte de los ingresos regulatorios en España, la debilidad del negocio en Reino Unido y la fortaleza del euro afectarán negativamente a la evolución de los resultados del grupo".
En opinión de Pérez, y aunque Iberdrola ha previsto distribuir hasta 12.000 millones de euros en dividendos durante los próximos cinco ejercicios, esta pequeña decepción en términos de beneficios es determinante en la actitud de los inversores al verse como un freno a mayores pagos futuros.
Mala racha
Esta suma de puntos oscuros y decepciones ha sido recibida con estrépito en un mercado que se muestra desde hace semanas muy receloso sobre la compañía, que, en paralelo al resto del sector eléctrico, acumula una racha muy negativa: en cuatro semanas ha perdido más de un 12% de su valor, lo que se traduce en la pérdida de cerca de 4.750 millones de euros de capitalización.
Éste ha sido el precio que ha tenido que pagar la compañía en bolsa por la oleada de desconfianza que ha golpeado el sector eléctrico a causa de las incertidumbres regulatorias -ante las intenciones del Gobierno de recortar las remuneraciones- y el temor a un repunte de los tipos, que es visto como especialmente negativo para las empresas más intensivas en consumo de capital -y que están, por ello, más endeudadas-, como es el caso de las eléctricas.
Firmas como Bankinter y Sabadell otorgan a Iberdrola potenciales en bolsa de más del 18%
Los analistas, en cambio, se muestran, en líneas generales, positivos con las perspectivas de Iberdrola y restan importancia a los factores que más preocupan actualmente a los inversores. Respecto a los resultados actuales y el plan estratégico presentados este martes, los expertos coinciden en que las cifras decepcionantes responden a ajustes puntuales y a que la compañía ha sido excesivamente conservadora en sus previsiones, en cuestiones tales como el impacto de las divisas, en el que no ha asumido ninguna mejora frente al escenario actual.
Asimismo, Luis Padrón observa que Iberdrola es la eléctrica menos expuesta al riesgo regulatorio, debido a su elevada diversificación geográfica y de tipos de negocio. Y en lo referente a los tipos, señala que no es previsible una subida muy pronunciada que penalice de forma ostensible su negocio.
Teniendo en cuenta todo esto, las firmas de análisis auguran un recorrido ascendente para sus acciones. Si Bankinter le otorga a día de hoy un potencial superior al 18%, en el caso de Sabadell esta cifra asciende al 35%. "Creo que estas caídas son una oportunidad. Iberdrola es una empresa que está desarrollando una estrategia de crecimiento muy interesante, con una fuerte apuesta en renovables y en redes, en mercados con margen de crecimiento. Diría que hay pocas compañías del sector que ofrezcan un mejor perfil a largo plazo", corrobora Pérez.
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