Edmundo Bal se niega a cesar en su objetivo de liderar Ciudadanos (Cs) a partir del año que viene. Así lo confirman fuentes cercanas al actual portavoz nacional del partido y adjunto en el Congreso de los Diputados, que indican que Bal ha rechazado el ofrecimiento de su compañero de siglas Adrián Vázquez, quien bajo el paraguas de la lista de "unidad" fomentada por la presidenta Inés Arrimadas aspira a convertirse en el nuevo secretario general de los naranjas. El por ahora eurodiputado y enlace con los liberales europeos anunció el mediodía de este viernes que se pondría en contacto con Bal a lo largo de la jornada, algo que se produjo por la tarde tras en envío de varios mensajes vía WhatsApp. Vázquez pidió por la mañana al 'número tres' nacional abandonar la carrera electoral interna y pasar a ocupar uno de los puestos "reservados" en la candidatura "transversal" que han tejido Arrimadas y los miembros del equipo de refundación.
"Ha sido una conversación cordial", indican fuentes conocedoras de la misma. No obstante, no ha servido para tender puentes entre las dos facciones, que reivindican, con todo, el buen trato personal que existe entre sus miembros. En conversaciones con El Independiente, fuentes próximas a la candidatura de Bal indican que el principal fundamento para rechazar integrarse en ella es porque es "continuista" y "está diseñada por Inés [Arrimadas] de acuerdo a lo que quiere". Lo fundamentan tras confirmar que los de Arrimadas cuentan con el respaldo de trece de diecisiete coordinadoras autonómicas y advertir que solo "hay un cambio de sitio". Bal "va a seguir adelante", confirman a este medio. Y es que desde que dio a conocer su candidatura, el portavoz adjunto en las Cortes defendió que iría hasta el final hiciera lo que hiciera la presidenta de Cs. Tanto si daba el paso para competir con Bal, como si no. Y deja la puerta abierta a quien quiera sumarse.
La justificación de Vázquez para hacer este ofrecimiento fallido es que Bal le reclamó "durante dos semanas" para hacer tándem en su propuesta: el diputado ocuparía la portavocía política de nueva creación del partido, mientras que el europarlamentario quedaría ubicado en la misma secretaría general ofrecida por el oficialismo de la sede nacional de Ventas. Por ello, al encabezarla, Vázquez entiende que el discurso promovido por Bal, de apuesta por el continuismo de Arrimadas y falta de renovación ha quedado diluido. "No es de la cúpula. No ha participado en ninguna de las decisiones del partido en estos años", detallan fuentes del partido. Apuntan, además, al paso dado por Arrimadas, que cerrará la lista de manera testimonial. También Villacís. Y remarcan que, pese a atribuirse dos corrientes, la de Bal y la de Arrimadas, "en ningún momento Inés ha participado" en la configuración de la propuesta. "Solo ha hecho sugerencias y ninguna ha salido adelante", remarcan. Algo que los apoyos del diputado cuestionan.
Ante ese órdago de Vázquez, esos mismos apoyos son claros: "El problema no es Adrián, él sí es renovación, pero no lo son los primeros puestos de poder que lo acompañan". Se hace una referencia así a dos figuras concretas: los candidatos en la lista llamada "de unidad" a ocupar las viceportavocías y la vicesecretaría general. En primer lugar, a Guillermo Díaz, el diputado por Málaga y único gran respaldo de Arrimadas dentro del grupo parlamentario. La división es patente en las horas muertas dentro de las instalaciones de la cámara baja: donde el grupo se separa en dos. Por un lado, Díaz y Arrimadas, y por el otro Bal y los diputados José Ignacio López-Bas, Sara Giménez y María del Carmen Martínez. Ocasionalmente engrosado este segundo por Miguel Gutiérrez, María Muñoz y José María Espejo-Saavedra, que retomará la vida profesional y privada al término de la legislatura. A él se añade Nacho Martín, pieza clave del aparato catalán de Cs, impulsor de la marca a nivel nacional de la mano de Albert Rivera.
El ofrecimiento de Vázquez es tachado de 'segundo chantaje' que torna a ultimátum después de que Arrimadas amagara con concurrir contra Bal
Por otro lado, se cuestiona que Mariano Fuentes, hombre de confianza de Begoña Villacís -quien también ocupará un puesto testimonial en la lista- haya sido el elegido como 'dos' de Vázquez. "Es una clara designación" de Arrimadas y Villacís, "no tiene ningún sentido, porque la lista la siguen dominando" ellas en las sombras. "Eso con Edmundo no pasa, porque ha buscado a gente con talento, jóvenes que aportan frescura, otra visión y se complementan con la experiencia; completos desconocidos", explican las mismas fuentes. Que añaden: "No podemos integramos ya que nuestra concepción del partido no es compatible" con la que ellos proponen. Y señalan la validez del 'fichaje' de Bal para la secretaría general, Santiago Saura, tras el 'no' de Vázquez.
Sobre este ofrecimiento hecho por Vázquez antes los medios de comunicación, los de Bal determinan que es un "segundo chantaje" que torna hacia "ultimátum". El primero fue el gesto de Arrimadas desde la sede nacional de Ventas, en la calle Alcalá 253, tres días después de que Bal diese el paso desde el Congreso, en la jornada de puertas abiertas previa al día de la Constitución. En la rueda de prensa posterior al anuncio, la presidenta sugirió que si Bal no se retiraba de las primarias, ella daría el paso. "Ahora se hace un ultimátum. Eso no es negociación, unidad ni diálogo", algo que desde el seno de la candidatura de Bal sí consideran que han hecho ellos. Hacen referencia a la negociación fallida del último martes, tras el fallo del TC y en plena polémica por las reformas impulsadas por el Gobierno de Sánchez. Bal "sí lo ha intentado", afirman, aludiendo a la conversación mantenida entre López-Bas y el director de Gabinete de Arrimadas David Martínez [los detalles, aquí abajo].
Descarte de Vázquez y tanteo de María Muñoz
Según ha podido saber este diario, Vázquez rechazó la propuesta de Bal en reiteradas ocasiones porque consideraba que su papel no estaba dentro del partido, sino en Europa, y era el turno de dejar espacio a nuevas personas. Algo que, en vistas a que encabezará la lista 'oficialista' no gusta a la contraria. Sobre todo, porque justificaba ese rechazo al dado también a Arrimadas con anterioridad. Se buscó que hiciera tándem con Bal por su "compromiso y buen trabajo en la refundación", pero no quiso. Tampoco participar en la elección de perfiles que el considerase válidos. Y ahora, cuando cabe la posibilidad que de la VI Asamblea General extraordinaria del partido en enero no se incluya la incompatibilidad de ocupar cargo público -solo concurrir a generales- con la secretaría general, se cuestiona que de no renunciar a su escaño en el Parlamento Europeo vaya a poder estar centrado en los temas de partido. Vázquez ya ha dejado claro, con todo, que está dispuesto a renunciar. También se alude a Patricia Guasp, quien coordina Cs Baleares y concurre como candidata a la presidencia en mayo y supervisa las locales de las islas. "Van a ser personas que no van a estar centradas en el partido en Madrid", lamentan fuentes de Cs.
Muñoz pidió un puesto relevante en la lista de Arrimadas: un sector lo vende como desligazón con Bal y otra como un intento de supervisar con garantías que se cumple la refundación
Este viernes, la portavoz económica del partido, María Muñoz, quien fue sugerida por Bal para liderar una propuesta de unidad como perfil político en la nueva bicefalia del partido [la presidencia se divide en dos: un secretario general que ejerce de fontanero interno y un portavoz político que da la cara y asume el desgaste mediático para que ello no perjudique a la marca], a lo que Arrimadas respondió con una carcajada, se ha mostrado muy crítica con la lista 'del aparato'. Lo ha hecho a través de una carta publicada en Twitter [ver aquí], señalando, como Bal, que no cumple los requisitos de la refundación por los motivos que su compañero de escaño defiende, entre otros.
Fuentes del sector más cercano a Arrimadas han puesto sobre relieve que Muñoz fue dejando de lado a Bal de lado desde la semana pasada, por quién apostaba en un principio, y habría pedido, a comienzos de esta semana ser la apuesta política en lugar de Guasp. Se descartó, por lo que pidió una de las viceportavocías para compaginar junto a Díaz o Martín, pero, igualmente, se denegó. Algo por lo en las filas del partido entienden que ha reaccionado así. No obstante, su entorno más directo no lo comparte, y entienden que fue una petición expresa para asegurarse de que, desde un mando de poder, se cumplían las conclusiones asumidas con la refundación. Eso habría dado pie a una posible integración de Bal y los suyos, cesando con ello la pugna que se dará entre el 2 y el 8 de enero en campaña. Se votará entre el 9 y el 10, y el proceso de renovación culminará el 15.
Conflicto ideológico como desencadenante
Una de las principales razones de base del choque, lejos de las razones puramente orgánicas y los nombres es la confrontación ideológica que lleva dándose dentro del partido desde que Rivera adopta una estrategia conservadora de cara a abril de 2019, para las elecciones generales previas a la repetición. El desgaste del PP de Pablo Casado, tras la moción de censura a Mariano Rajoy hace a Cs soñar con el espacio de centro derecha y busca dar el sorpasso adoptando parte del discurso. Sale bien, pese a no superar a los populares: obtienen 57 escaños. Su acercamiento al PSOE ante el ofrecimiento de ocupar una vicepresidencia que dotara de estabilidad un nuevo gobierno de Pedro Sánchez, desplomó a diez escaños a Cs en la repetición, al no atarse una investidura. Y es que el voto conservador volvió a Génova.
Bal, en cambio, representa a esa corriente interna más socialdemócrata que considera que debe retornarse a la dinámica de pactos abiertos a derecha e izquierda para no fortalecer a los extremos. Entran en conflicto, en definitiva, la apuesta por ver al PP como único socio válido al considerar a Sánchez ligado irremediablemente al independentismo, frente a la apuesta por ver un espacio de oportunidad para atraerlo a la moderación y recuperar presencia parlamentaria.
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