No es una ciencia exacta, pero tampoco sacaremos una bola de cristal. Haremos un lógico ejercicio de “unir los puntos” de la ruta que está tomando el arte de la música en los últimos y convulsos años.
Para empezar, poderoso caballero es don Dinero, y si alguien todavía piensa que el aspecto pecuniario no tiene nada que ver con el oficio de músico, que se lo haga mirar, porque define totalmente el panorama. Y ha sido un año con muchísimos conciertos, con un auge tremendo del sector, pero con un encarecimiento más grande todavía del coste de las giras. Se han visto recortados detalles de algunos grandes conciertos, pero no olvidemos que 2023 será el año que más actuaciones musicales en sus 30 años de historia verá el barcelonés Palau Sant Jordi, por ejemplo.
Será de nuevo un año lleno de conciertos y festivales. Ojo porque en muchos casos, las entradas ya se agotan con meses de anticipación. El Benidorm Fest tendrá que elegir para Eurovisión entre opciones cada vez más llamativas, diversas, y con menos género binario. Ojo al Sónar en Barcelona, que cumplirá 30 años de absoluta innovación. Ya hay cartelazo cerrado para el Primavera Sound de junio modelo puente aéreo MAD-BCN, y se venden a buen ritmo las del Starlite marbellí, claro.
En cuanto a los retornos, volverán a sacar álbum Metallica, Iggy Pop, Depeche Mode recordarán al fallecido Andy Fletcher con un disco llamado Memento Mori, Van Morrison inspirado en skiffle, la música tradicional negra de los algodonales, y Bruce Springsteen lanzará una caja con cinco álbumes inéditos, nada menos. Tendremos nuevos discos de Rolling Stones (además de una caja con sus directos), Roger Waters sacará por fin a la luz sus grabaciones durante el confinamiento, y U2 nos va a sorprender con “Songs of Ascent”, un disco “de rock”, en palabras de Bono.
Rihanna nos sorprenderá también en el fabuloso descanso de la Superbowl norteamericana y probablemente con nuevo disco. También especulamos con nuevos trabajos de Dua Lipa, Kylie Minogue, Ed Sheeran, y Miley Cyrus.
Y en el capítulo de publicaciones y remasterizaciones de material histórico, este año verá más completo el catálogo de reediciones hasta casi llenar casi todo el espectro histórico. Innumerables álbumes de los 70 y 80 se reeditarán y llenarán los espacios de música de tiendas y grandes almacenes.
Como podemos ver, música no va a faltar en 2023. Oferta, habrá. Vamos en lo relacionado con las tendencias más estructurales de esta expresión cultural.
Todo apunta a que la brecha entre las grandes estrellas y los pequeños creadores independientes se seguirá agrandando, ahora que la industria ha aprendido a aliarse con las plataformas y a usar bien las redes. La buena noticia es que seguirán apareciendo cada día centenares de propuestas musicales entre las que navegar si se tiene curiosidad, porque la democratización de la producción tocará ya del todo al tejido creativo mundial a golpe de “plug-in” que te emula, por ejemplo, un estudio serio por 30 euros. Hasta Spotify ofrece ya este año gratuitamente un estudio virtual completo a los creadores. Como decía Alvin Toffler en “La tercera Ola” (Plaza Janés, 1979) “Un analfabeto será aquel que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver una problemática concreta. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento.” O sea, si no sabes crear música, mira vídeos en Youtube, hazte un curso online y a correr. Eso estará en 2023 en pleno auge, así como las librerías online de sonidos, “loops”, estribillos o melodías, o las reuniones, agrupaciones y demás redes sociales para crear música. El proceso final de la creación musical se hará aún más en la nube, con los recientes servicios de masterización online, bien sea por uso de la IA, o con asistencia humana si puedes pagar algo más de 100 dólares.
En el otro extremo, seguro que los puristas de la música seguirán disfrutando de su Tidal y del gozo del disco de vinilo, con más lanzamientos que ya están encargados. Teniendo en cuenta que normalmente se tarda de tres a seis meses en prensar una remesa, ahora con la demanda de este producto, las fábricas no paran. Prácticamente todos los lanzamientos importantes esperan ya al vinilo fabricado y lo harán aún más en este año.
TikTok ya terminó 2022 demostrando su potencia ante el resto de plataformas, y parece que aumentará aún más su cuota, incorporándose nuevos “viewers” más jóvenes todavía. Sin embargo, la fiebre de las transmisiones en vivo (“streaming”) parece que ya no es lo que era. El confinamiento nos llevó a todos a transmitir como locos pero parece que cunde más el esfuerzo en un vídeo bien grabado.
NFTs y música van a ir más de la mano. Los grandes artistas van a convertir su arte, sonidos, o incluso sus pulsaciones cardíacas en huellas digitales a la venta. Sí, veremos un ejército de fans “tokenizados” dispuestos a pagar por bienes inmateriales lo que nunca se había visto antes.
El metaverso, que algunos ven como fiasco antes incluso de haber nacido, seguirá inequívocamente su proceso natural de crecimiento, pero a su ritmo. Los devaneos de los excéntricos líderes de las tecnológicas van a ir a menos, vistos los resultados en Meta y Twitter. Los mundos virtuales mejorarán aún más la experiencia que ya ofrecen de eventos musicales en directo en VR.
Pero el impacto más grande en la música, como en el resto de áreas de la experiencia humana, seguirá llegando de la mano de la inteligencia artificial. Actualmente ya es tu DJ cuando tu plataforma te sugiere canciones, pero sin duda en este 2023 veremos creaciones musicales artificiales ya más serias que los experimentos creados hasta ahora. De forma imparable, ya está introduciéndose en la forma en la que se componen, producen, graban, distribuyen, promocionan y reproducen las canciones. Si Damon Albarn ya protagonizó con Gorillaz en 1998 la primera “banda virtual”, ahora llega el momento de que tengamos alguna sorpresa al descubrir que realmente no habrá ningún humano detrás moviendo los hilos de alguna de las producciones de moda este verano que viene, por ejemplo. Al tiempo.
Y eso nos conduce a uno de los muchísimos debates al respecto que surgirán durante este año que ahora comienza: ¿quién tiene los derechos de una creación musical por IA?. Legalmente se ha evolucionado mucho desde los antiguos contratos discográficos, pero la aparición de nuevas formas tecnológicas de creación, así como lo imparable de las redes con sus “memes”, y la “tokenización” de la que antes hablaba, harán los contratos más complejos, pero también más completos entre artista e industria.
En 2023 la industria musical, especialmente la independiente, se centrará en formas creativas y convincentes de sacar más partido a sus fans con comercios online, explotación de las mailing lists, etc. Prepárate para recibir más publicidad todavía, ahora de tus grupos favoritos, sobre todo si no son mayoritarios.
Lo latino va a seguir creciendo. Si en 2022 y por primera vez el artista más importante del mundo según Billboard era Bad Bunny, un puertorriqueño hispanohablante, que se preparen los “gringos” porque la fiesta no ha hecho más que empezar. El reguetón ya es cosa del pasado, porque se abren nuevas denominaciones: urbano, trap, latino alternativo, clásico, romántico, neoperreo, malianteo, etc. Ahora todo el espectro de la música popular se va a dejar empapar de calorcito sabrosón, creando más subgéneros y matices. Eso sí, porque más vale que la Real Academia, el Instituto Cervantes y la Fundeu se pongan en marcha para salvaguardar el buen uso de nuestra lengua.
La música en 2023 será vertiginosa. Será un año de conciertos, festivales, eventos en VR, retornos, sonidos latinos en el mundo, NFT musicales, de explotación comercial de la interacción surgida de las redes sociales, y de impacto mayor de la inteligencia artificial en todos los aspectos de la música. Ay de quien no se ponga al día.
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