No son buenos tiempos para los vehículos con motor diésel. El escándalo mundial que estalló en septiembre de 2015, cuando Volkswagen confesó que había falseado las pruebas de emisiones de sus motores diésel, amenaza con desterrar esta tecnología de las carreteras europeas.
Toyota ha sido la última firma en anunciar su intención de dejar de comercializar entre particulares vehículos diésel en Europa. La creciente presión regulatoria sobre estos motores de combustión interna, con países y ciudades estudiando limitar o incluso prohibir su circulación, presenta a primera vista un escenario poco propicio para su supervivencia a largo plazo.
Pero hay en el sector quien confía en que al diésel le espera un futuro brillante y no habrá que esperar mucho para verlo. Y curiosamente es la propia Volkswagen la que lanza este augurio. El consejero delegado del fabricante germano, Mathias Mueller, ha asegurado que "el diésel verá un renacimiento en un futuro no muy lejano", durante la celebración del Salón del Automóvil de Ginebra.
Los vehículos diésel han sufrido una caída de cuota de mercado en toda Europa que ha sido especialmente notable en Alemania, donde han pasado de representar la mitad de las ventas a sólo un tercio. Sin embargo, Mueller cree "las personas que han conducido motores diésel se darán cuenta de que era un concepto de conducción muy cómodo".
El grupo alemán cree que los vehículos eléctricos no satisfarán las exigencias de los conductores
Esta visión coincide con la del responsable de la marca Volkswagen, Herbert Diess, quien recientemente señalaba que "los vehículos eléctricos en muchos casos no mantendrán contentos a los conductores frecuentes". Y la otra alternativa, la de los coches de gasolina, se presenta como mucho más perjudicial para el medio ambiente.
"Las reglas de juego en la Unión Europea en relación con la protección del clima y los objetivos de emisiones de CO2 son tan desafiantes que los gobiernos no pueden prescindir del diésel", afirma Mueller.
En cualquier caso, la última palabra parece estar en poder de los consumidores, por lo que el directivo de Volkswagen cree que la clave está en convencerles, tras años de escándalos, de que ésta no es una tecnología nociva para el medio ambiente. "Una vez que el conocimiento de los diésel son empresas ecológicas se fortalezca en las mentes de las personas, entonces, para mí, no hay razón para no comprar uno", ha apuntado.
Desde el estallido del conocido como dieselgate, Volkswagen ha tenido que asumir una factura superior a los 24.000 millones de euros, y se ha embarcado en una exigente estrategia para adaptarse al entorno del vehículo del futuro, mediante el desarrollo de tecnologías para la creación de versiones eléctricos de sus distintos modelos y el fomento de la conducción autónoma.
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