Los populares no tienen previsto abrir un episodio de hostilidades con Vox en Castilla y León y dejan la pelota en el tejado de Santiago Abascal. A pesar del fuerte enfrentamiento interno existente entre ambos partidos, con unos socios de coalición que apenas se tratan; de la desautorización evidente que Alfonso Fernández Mañueco ha hecho de su vicepresidente, Juan García-Gallardo, y de las amenazas del secretario general de Vox, Ignacio Garriga, de romper la coalición de gobierno, palabras matizadas posteriormente por Iván Espinosa de los Monteros, el PP no va a mover ficha, no, al menos, por ahora.
Ni la va a mover para sacar a García-Gallardo del ejecutivo ni para convocar elecciones autonómicas el 28-M, según ha indicado fuentes populares a El Independiente. Y no lo van a hacer por varios motivos. El principal porque nada les garantiza que volver a convocar a los castellanoleoneses a las urnas dé un reparto de fuerzas sustancialmente distinto.
Las encuestas "mejoran nuestros resultados, pero vamos a volver a necesitarlos para gobernar", confiesan. Y es que a diferencia de Madrid o Murcia, donde los sondeos apuntan a la posibilidad de alcanzar sendas mayorías absolutas, tal y como señaló ayer Alberto Núñez Feijóo en entrevista en 120 minutos de Telemadrid, en Castilla y León esas mayorías se les resisten y el único aliado posible ex Vox, que podría incluso subir el listón de sus exigencias en una nueva negociación.
El segundo impedimento reside en "cómo le explicas al electorado que vuelves a convocarle a las urnas" tras haber celebrado comicios adelantados hace menos de un año", en concreto el 13 de febrero de 2022. En el entorno de Mañueco asumen que ya entonces "no supimos explicar los motivos de la ruptura con Ciudadanos" y ahora, aunque hay un enfrentamiento a cara de perro con los nuevos socios, sigue sin existir "causas de fondo" para sustentar una nueva convocatoria.
Castilla y León celebró elecciones autonómicas adelantadas hace menos de un año
"Hablamos de un teletipo, no de un señor al que hemos pillado robando", dicen desde la sede nacional del PP respecto a García-Gallardo y la comparecencia pública el pasado jueves que abrió la caja de los truenos. Y ante el interrogante de si estamos ante un escenario de repetición electoral replican que "para destituirlo o romper un gobierno habrá que ver que qué barbaridad se ha podido cometer o decir". Lo demás "es entrar en el marco hiperbolizante de la izquierda. Sigue de secretaria de Estado la que se descojonaba de las víctimas de violencia sexual", replican en alusión a la dos del ministerio de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam. "Si eso lo hubiera hecho Vox entiendo la pregunta. Si Vox se ríe de la excarcelación de agresores sexuales, la entendería".
"Lo del Gobierno de España es 35 veces más grave y no cae nadie", agregan las mismas fuentes del entorno de Feijóo para subrayar que el PP "ha marcado distancias" con Vox. Lo ha hecho Mañueco "corrigiendo su postura con respecto al protocolo, por cierto, preferimos un gobierno que actualice su postura en base a la situación que se ha generado que otro que, a pesar de la excarcelación de delincuentes sexuales, se niegue a cambiar la ley". Alude a un texto inicial "destinado a ampliar la cartera de servicios para las embarazadas", nada, aseguran, que tuviera que ver con aquellas mujeres que quieren poner fin a su embarazo.
Eso dicen desde Madrid en el que es, sin duda, el primer gran incendio de la etapa Feijóo. En Castilla y León aseguran que éste no es tanto un debate regional como "madrileño" por la intervención del Ejecutivo central, que ha visto una ventana de oportunidad en un asunto de enorme sensibilidad social.
La polémica en torno al derecho al aborto "anima a la izquierda, pero no es un motivo para ir a elecciones salvo que haya una ruptura". Y es ahí donde los populares ponen la pelota en el tejado de Vox. Esta vez sus amenazas de revisar las condiciones del pacto de coalición les han sonado al PP algo más creíbles aunque entre las palabras del secretario general de Vox, Ignacio Garriga, y el portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, la temperatura baja varios grados. Amaga, pero no golpean.
Vox se autoenmienda
Vox emitió en la tarde ayer un comunicado en el que habla del susodicho protocolo y de actuaciones "a favor de la natalidad y de la familia", pero en ningún punto de ese documento barajan ni la palabra aborto ni tampoco "interrupción voluntaria del embarazo", ni mucho menos el término "obligatoriedad" de nada ni de nadie. En esencia es una enmienda a la totalidad a las embarulladas explicaciones que dio el jueves García-Gallardo vinculando esas medidas a las mujeres que quieran poner fin a su embarazo y no a un nuevo paquete de prestaciones para embarazadas incluida una eco 4D, que sólo se puede hacer en un avanzado estado de gestación.
Habrá que ver cómo evolucionan las relaciones en seno del gobierno en las próximas fechas, pero, en un arranque de sinceridad, un dirigente del PP admite que aquel no tan lejano 13 de febrero, cuando Fernández Mañueco convocó elecciones anticipadas, "estuvimos a punto de morder el polvo", y no quieren correr riesgos.
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