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De cazadores de tesoros a arqueólogos: el poder del pasado

El ídolo de Tara y un cráneo enclavado de la exposición "El poder del pasado"
El ídolo de Tara y un cráneo enclavado de la exposición "El poder del pasado"

Antes de los arqueólogos existían los anticuarios y los cazatesoros. El pasado era un bien del que se podía sacar provecho sin muchas trabas. La historiadora británica Mary Beard lo describe con suma precisión en su Introducción al mundo clásico donde reconstruye las excavaciones del templo de Basas a principios del siglo XIX, cuando un grupo de jóvenes acaudalados de la burguesía europea, amantes del mundo antiguo, se volcó en una expedición en el interior de Grecia. “Entre escandalosas borracheras y enredos con con las chicas lugareñas” - escribe Beard - “esta élite, ya de suyo lo bastante rica para viajar con semejantes aventuras, se volvía aún más rica, y bien rápido además, habida cuenta de los procesos de ventas de los tesoros”. Es lo mismo que pasó con los frisos del Partenón de Atenas, que Lord Elgin vendió al gobierno de Londres y que ahora se exponen en el Museo Británico.



En este vídeo Gonzalo Ruiz Zapatero, comisario de la exposición El poder del pasado repasa las piezas más enigmáticas de la arqueología española. Objetos que todavía no han desvelado del todo su significado. Vídeo: G. M. Piantadosi | J. Domínguez

A pesar de ser los precursores de los arqueólogos modernos, estos ‘amantes del pasado’, trabajaban sin ningún conocimiento científico. El símbolo de los daños irreparables producidos por aquella incompetencia se resume en la figura del millonario alemán Heinrich Schliemann. Comerciante de armas, oro y piedras preciosas, decidió descubrir la antigua Troya de la Ilíada de Homero. Sin embargo, fue más lo que se destruyó en la excavación que el material recuperado.

La arqueología en España

“La arqueología actual es el resultado de un proceso muy largo”, cuenta a El Independiente Gonzalo Ruiz Zapatero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y comisario de la exposición El poder del pasado en el Museo Arqueológico de Madrid . “Hasta la mitad del siglo XIX los anticuarios que recuperaban piezas antiguas no sabían cómo fecharlas o cómo ponerlas en su contexto histórico. En España, la fundación del Museo Arqueológico Nacional marcó un antes y un después”. Por primera vez se creó una institución que centralizó la búsqueda y el estudio del pasado, afinando los métodos y técnicas. Con la exposición El Poder del pasado (hasta el 1 de abril), el Museo Arqueológico Nacional recorre 150 años de vida exponiendo 150 piezas emblemáticas de la historia de la arqueología española.

El patrimonio español es el más rico e importante después de Italia

Durante décadas también los museos se han aprovechado de los cazadores de tesoros y de la falta de leyes de protecciones del patrimonio en muchos países del Mediterráneo, de África o de América Latina. Ruiz recuerda una escena de la película Indiana Jones y el Templo Maldito no muy distante de la realidad de la época, cuando Indiana Jones - en los años ‘30 - vende al museo de su propia universidad las piezas recuperadas durante una expedición en la selva amazónica.

En España fue Carlos III el primero en preocuparse por la protección del patrimonio artístico, pero sólo en 1803 la Real Academia de Bellas Artes recibió el poder de inspeccionar los monumentos antiguos. “El patrimonio español es el más rico e importante después de Italia” - explica Ruiz Zapatero- “pero la administración se enfrenta a un problema muy grande: cómo conservar y al mismo tiempo hacer partícipe a la ciudadanía de este patrimonio”. En la actualidad las competencias sobre el patrimonio histórico han sido asumidas por las comunidades autonómicas. “Esto significa que tenemos 17 leyes de patrimonio y otras tantas normas arqueológicas pero no tenemos una agencia central que se ocupe de reunir los datos procedentes de la red arqueológica española”.

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