Mucho ojo con las previsiones de victoria, sean éstas de las elecciones municipales, autonómicas o generales. Mucho ojo porque faltan muchos meses todavía y, aunque las “tripas” del CIS den unos resultados mucho mejores que los de 2015 y 2019, que fueron catastróficos para el PP, nunca se sabe lo que puede pasar en una noche electoral hasta que no se abren las urnas.
Bien es cierto que el PP va para arriba, pero el PSOE no va para abajo en la misma medida en que lo hacen sus ataques a la Constitución. Porque, aunque ellos lo nieguen declarándose los mejores defensores del texto constitucional, la realidad es que, de acuerdo con ERC y con Bildu están vaciando el Código Penal que es la traducción de la Constitución al revés: si la Constitución habla de derechos, el Código Penal habla de los castigos que se inflijirán a quienes conculquen esos derechos.
Y en eso, en vaciar la Constitución sin que lo parezca, están de acuerdo tanto el PSOE como ERC como Bildu. Y también el PNV aunque, por ser más civilizado, siempre tiene un asiento en la mesa de los pactos con el partido que haya ganado las elecciones. Pero la caída del PSOE en intención de voto no se corresponde con el enorme daño que está haciendo a la Constitución .
De manera que, mucha precaución con los datos que se sacan de los sondeos de intención de voto en lo que se refiere al PP. Para empezar porque su pretensión de gobernar en solitario -hablo ahora de las elecciones generales- puede que no sea factible y que, al final, se vea obligado a pactar con Vox. Convendría que en este punto se aclararan las posiciones más pronto que tarde porque, además, en las elecciones autonómicas y municipales muchos ayuntamientos y quizá varios gobiernos autonómicos no sean posibles sin un pacto con Vox.
Y, naturalmente, no me imagino al PP declinando la opción de gobernar si lo debe hacer con el partido de Santiago Abascal y dándole la alcaldía a una izquierda que no tendrá, porque hasta ahora no lo ha tenido, ningún inconveniente en pactar con la ultraizquierda, con la que lleva pactando toda una legislatura en el Gobierno de España, en los gobiernos de varias comunidades autónomas y en los ayuntamientos de nuestro país.
Evidentemente, yo no estoy de acuerdo con el compromiso asumido por el líder del PP de permitir que gobierne la lista más votada, porque eso, entre otras cosas, le privaría del poder en muchos ayuntamientos ahora ocupados por el PP. Y en las próximas elecciones municipales y autonómicas pasaría lo mismo. Así que, sobre que eso no se puede hacer sin el compromiso recíproco del PSOE, no me parece una buena idea de partida.
Bien está que de momento reniegue el PP de cualquier pacto con Vox, pero en algún momento deberán aclarar su posición
Bien está que de momento reniegue el Partido Popular de cualquier pacto con Vox pero en algún momento deberán aclarar su posición de cara a las próximas e inmediatas elecciones. Porque es seguro que se van a necesitar para sacar a la izquierda de determinados ayuntamientos y de determinadas presidencias autonómicas.
Y por lo que se refiere a las elecciones generales, no hay que olvidar que hasta diciembre no se celebran y que de junio a diciembre España preside la Unión Europea. Es una ocasión de oro para que nuestro presidente se luzca dentro y fuera de nuestro país.
Supongamos, que ya sé que es mucho suponer, que durante la presidencia española la Unión Europea hace el papel de mediador en la guerra de Rusia contra Ucrania.
Eso es mucho suponer porque hasta donde se sabe hoy, Alemania ya ha autorizado el envío de sus Leopards a Ucrania depués de que Polonia solicitara a Alemania el permiso para enviar sus tanques. Y dentro de muy poco todos los países de la Unión Europea previsiblemente enviarán a Kiev sus carros de combate. Pero ya sabemos que Rusia considera esa escalada como un paso más, e irreversible, hacia la confrontación.
Pero supongamos que Turquía, aspirante a entrar en la UE desde 1999, hace el papel de mediador y que la UE ofrece una sede para las conversaciones de paz. ¿Quién sería el presidente de la Unión durante ese tiempo? Nuestro Pedro Sánchez, lo cual le daría una vitola de estadista a la que no serían ajenos cientos de miles de votantes.
Por eso es mejor que el PP vaya todo lo amarrado que pueda a esas elecciones y haya despejado su dilema con los de Abascal, del mismo modo que Abascal debe dejar de hacer el indio como en Madrid o en Castilla y León con sendas actuaciones que le alejan sideralmente de una manera razonable de gestionar la vida pública.
Se va a necesitar mutuamente y no es ni mínimamente verosímil que Vox deje escapar un gobierno de centro-derecha y se lo entregue a la izquierda porque en ese preciso instante estaría muerto para sus votantes.
Y del mismo modo que el PSOE no ha tenido empacho alguno en pactar con los enemigos de nuestra Constitución, quienes consideramos que el texto constitucional está en peligro si se prolongara el mandato del PSOE con esos compañeros de viaje, necesitamos acuerdos razonables entre los dos únicos partidos que quedan a la derecha del PSOE, dado que Ciudadanos nos ha fallado estrepitosamente. Pero, eso sí, con grandes dosis de concreción y mínimas dosis de improvisación y de gesticulación.
Así que mucha cautela y mucha precaución de aquí a las autonómicas y municipales y no digamos a las generales, con Pedro Sánchez presidiendo la Unión.
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