Yasine Kanja, el marroquí que acabó con la vida de un sacristán en Algeciras por motivos yihadistas, tenía nuna orden de expulsión de España desde junio de 2022. Pero no era la primera vez que pisaba la península.
El 5 de agosto de 2019 llegó a Gibraltar acompañado de otras tres personas adultas y un menor. Lo hizo en moto de agua y arriesgando su vida, ya que el vehículo volcó tres veces. Al llegar fue arrestado y el día 8 del mísmo día fue devuelto a Marruecos.
En algún momento entre esa fecha y junio de 2022 llegó a España. El Ministerio del Interior no aclara ni cuándo fue ni si lo hizo por vías regulares o irregulares. Lo que sí ha comunicado el departamento de Fernando Grande-Marlaska es que desde el verano pasado se abrió un expediente en España para devolverlo a Marruecos.
Tras su detencíon podría haber sido enviado a un Centro de internamiento de Extranjeros (CIE). Ahí podría pasar hasta 60 días antes de ser entregado al reino alauita. Si tras ese tiempo no se produce el traslado, quedaría en libertad, en la calle, a la espera de que se completase el proceso. Pero Kanja no pasó por ninguno de estos centros, según El Confidencial.
Además, en los acuerdos de España con Marruecos, Rabat tiene que enviar una delegación diplomática para que lo reconozca como ciudadano de ese país y le entregue una copia de su pasaporte. Ese proceso no tiene tiempos y depende única y exclusivamente del país vecino. El proceso de extradición entre Marruecos y Gibraltar es distinto, por eso los plazos también lo son.
Yasine, lobo solitario
Yasine Kanja no cuenta con antecedentes, a pesar de que fue detenido en el momento que se constató que no tenía papeles en regla. La Policía ha encontrado material propagandístico de corte yihadista en la casa donde vivía en el centro de Algeciras, por lo que la principal hipótesis es la autoradicalización. Lo que se conoce como un lobo solitario. Los expertos en antiterrorismo consideran a este tipo de atacantes como los más peligrosos porque es más difícil saber cuándo van a atacar.
Yasine actuó sólo. En apenas 400 metros atacó dos iglesias, intentó entrar en otra, acabó con la vida de un sacristán, hirió de gravedad a otro religioso, le pegó un fuerte golpe en la cabeza a otro chico marroquí al que acusó de infiel y dejó otras dos víctimas.
Desdepués se tiró al suelo, tiró el machete negro y blanco y el rosario musulmán que llevaba y fue detenido por los agentes de Policía. Al ser trasladado a dependencias policiales se le sacó una foto. Esbozaba una sonrisa.
Desde un primer momento la Audiencia Nacional investiga lo sucedido como un ataque terrorista. Gadea, en un auto adelantado por El País, vincula al joven de 25 años con el salafismo, la rama más violenta del yihadismo.
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