Tras semanas de intensísima polémica, tras la rebaja de más de 270 penas a agresores sexuales, el Gobierno se abre a modificar finalmente la ley del sí es sí. Aunque aún no dice cómo y las versiones que dan los dos socios del Ejecutivo no sean exactamente equivalentes, porque la mayor firmeza del PSOE contrasta con la ambigüedad de Podemos. El punto de conexión entre los dos socios es que ambos están trabajando en soluciones técnicas, sin que haya acuerdo todavía, aunque los morados se quejan de la presión de los socialistas para volver al modelo anterior a la nueva norma.
Fuentes de la Moncloa confirmaron la noticia avanzada este sábado por La Vanguardia: pese a que el sí es sí es "una buena ley", y una "conquista del movimiento feminista, nacida para proteger más a las víctimas y tipificar como delito actitudes machistas que antes no eran consideradas de esa forma", sí se han constatado "algunos efectos indeseados" y se conoce y comparte la "preocupación social". Abordar "con responsabilidad" la situación, señalan, "requiere detenimiento", porque cualquier modificación es "compleja desde el punto de vista técnico". "Precisamente por eso, se está haciendo un trabajo muy serio y riguroso, desde que se conocieron las primeras resoluciones judiciales, para garantizar que no vuelva a suceder, resolviendo a futuro los problemas detectados", esgrimen desde el equipo del presidente, Pedro Sánchez.
Toda reforma operaría de cara al futuro, porque en los delitos ya cometidos se aplica al reo siempre la ley más favorable. En este caso, el 'sí es sí'
Subrayan en la Moncloa que PSOE y Podemos, "con plena sintonía", son "conscientes" de la alarma social por las revisiones a la baja de penas y excarcelaciones a agresores sexuales, y quieren "contribuir juntos a resolverla trabajando de la mano de la ministra de Igualdad en todo momento". Toda reforma operaría de cara al futuro, porque en los delitos ya cometidos se aplica al reo siempre la ley más favorable. En este caso, el sí es sí. Es decir, que el agujero provocado por las revisiones que se están produciendo desde la entrada en vigor de la norma, el pasado octubre, no se puede cerrar. El Gobierno se mueve, sin duda, por las críticas constantes a la reforma, llegadas desde todos los flancos, y la presión interna dentro del PSOE.
Fuentes del partido morado coincidieron en señalar que el Ejecutivo "no ha parado de buscar fórmulas para que la ley se aplique de forma correcta, compartiendo la preocupación social por las decisiones de aquellos jueces que están decidiendo rebajar penas", indicaban, volviendo a los reproches hacia los magistrados. "Seguimos trabajando en ello. Pero a día de hoy no hay acuerdo sobre una solución válida. El PSOE tiene presiones para volver al modelo anterior y que el consentimiento deje de ser el centro del Código Penal", remachan desde la dirección de Podemos.
"Feminismo imparable"
En definitiva, el socio minoritario del Ejecutivo admite que se exploran fórmulas para dar una salida, pero el consenso no llega, y acusa a los socialistas de ceder a las "presiones" para que se vuelva a separar el delito de abuso del de agresión sexual, que es como figuraba en la legislación anterior. El eje del sí es sí es que el consentimiento pasa a ser la pieza clave de los delitos de agresión sexual, y por eso se borró esa división entre dos figuras delictivas y se adaptó el arco penológico.
Aunque la iniciativa habría partido de Igualdad —en el PSOE la convicción de que había que cambiar la ley era firme y creciente desde que se conocieron las primeras rebajas de penas, aunque Sánchez buscó esquivar el choque con su socio—, Podemos deja ver su reticencia. Con nitidez.
Lo expresaba la secretaria general del partido, Ione Belarra, en un tuit: "Las mujeres llevamos mucho tiempo peleando para que el Código Penal recoja que solo sí es sí. Para que ninguna tenga que volver a demostrar ante la justicia patriarcal que se resistió. Se redobla la presión de la derecha judicial y mediática para volver al modelo anterior del PP". "Los sectores conservadores presionan para volver al modelo anterior, pero el feminismo es imparable", incidía por su parte Isa Serra, una de las portavoces de la formación, en un acto del partido.
El viernes, Montero insistía, pese a las críticas, en que la norma es "sólida" y que se afanaría en la "correcta aplicación de la ley"
Hasta ayer viernes, no estaba en la hoja de ruta de la titular de Igualdad, Irene Montero, una modificación del sí es sí. Al menos, públicamente. La ministra, en la rueda de prensa posterior a la reunión del comité de crisis por los últimos asesinatos machistas, insistió en que la norma es "sólida". La defendía después de que la candidata de Más Madrid a la alcaldía de la capital, Rita Maestre, apostara también por corregir la ley "sin dramatismos". "Lógicamente compartimos la preocupación que tiene la sociedad por esas decisiones judiciales de rebajas de penas que no corresponden con el decreto de la Fiscalía, ni con el espíritu y la voluntad del legislador", señaló, para que indicar que su departamento está ocupado en llevar a cabo "todo lo que esté en su mano" para "garantizar la correcta aplicación de la ley". "Y así seguirá siendo", remachó.
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