Cuarenta segundos es una eternidad cuando la tierra tiembla como lo ha hecho la madrugada del lunes en Turquía y Siria. Un terremoto de 7.8 grados Richter, con epicentro en Gaziantep, ha devastado decenas de ciudades en el sur de Turquía, como Malatya, Adiyaman, y Diyarbakir, y noroeste de Siria, entre ellas Alepo, Idlib, Hama o Latakia. El balance final será de miles de muertos, decenas de miles de heridos y aún quedan miles entre los escombros. Para muchos la ayuda llegará tarde. Gran parte de las víctimas son refugiados y desplazados sirios, que huyeron de la guerra y ahora han quedado atrapados por un desastre natural de dimensiones históricas.
"Lo que hemos vivido en Alepo ha sido peor que el peor de los bombardeos", contaba Miriam (nombre ficticio) a su hermano Musa, que desde España no paraba de llamar a su familia, residente en esta ciudad siria, símbolo de la devastación de la guerra que vive el país desde 2011. Nada más enterarse del terrible seísmo que había azotado la zona ha tratado de localizar a su familia. Dos hermanos, una hermana y un tío viven en la zona afectada. "Mi hermana ha contado que han pasado muchísimo miedo porque el edificio colindante al suyo se ha desmoronado. De milagro se han salvado".
La hermana de Musa, que vive en Alepo con su familia desde hace cinco años, tardó en contestar al teléfono porque cuando escuchó los primeros mensajes aún estaba tratando de poner a salvo a sus críos. "Están en la calle, a la intemperie, y llueve bastante. Nadie acude a ayudarles, pero no quieren volver al edificio porque temen más réplicas. Me han dicho que hay mucha gente muerta y muchos desaparecidos entre los escombros. Será difícil rescatarlos porque el país no está preparado para una catástrofe así".
La mayoría de los edificios en Alepo, una de las ciudades más devastadas por los bombardeos en la guerra en Siria, estaba en una situación calamitosa. Muchas veces había derrumbes espontáneos, debido a su mal estado. Aunque se informa menos del conflicto, aún persisten los ataques, de ahí que organizaciones sirias hayan hecho un llamamiento a los presidentes sirio, Bashar Al Asad, y al ruso, Vladimir Putin, para que no bombardeen la región que ha sufrido el seísmo.
La mayoría de los desplazados sirios viven en Alepo, y otras ciudades de la zona afectada por el terremoto, en tiendas de campaña o barracones, y en el mejor de los casos en edificios que se caen en pedazos. De ahí que el número de víctimas se teme que vaya a ser enorme: se calcula que hay más de un millón de desplazados sirios en esta región. Parte de ella, está fuera del control del régimen de Asad. Además, los servicios de rescate, los llamados cascos blancos, tienen pocos medios.
En la parte turca que ha sufrido el impacto del seísmo también hay miles de refugiados sirios. En Gaziantemp, una ciudad de unos dos millones de habitantes, hay al menos medio millón de sirios. El castillo de Gaziantemp, que databa de época romana, ha sucumbido. En Kahramanmaras unas 25.000 personas vivían en contenedores.
El presidente turco, Recep Tayip Erdogan, que se enfrenta a una cruciales elecciones el 14 de mayo, ha señalado que el terremoto es el mayor sufrido en el país desde 1939, cuando se registraron 33.000 muertos. En 1999 se registró otro de magnitud 7.8, llamado de Izmit, que dejó casi 17.900 muertos, un millar en Estambul. El seísmo ha tenido lugar en la falla de Anatolia Este, en la vecindad de la unión entre las placas de Eurasia, Anatolia, Arabia y África.
Hospitales desbordados
El director de programas de la ONG Still I Rise, Abdulkafi Alhamdo, ha reconocido en un video que no hay suficiente gente dedicada al rescate en Siria. "Los vecinos intentan ayudarlos cavando con sus propias manos", relata Alhamdo. Denuncia el activista el abandono que sufrían y sufren los sirios. A la tragedia que llevan padeciendo 12 años ahora se suma una destrucción de proporciones bíblicas.
"Los hospitales en el noroeste de Siria están desbordados y no aceptan a nadie más. Muchos se salvarían si tuviéramos equipos para el rescate y suficientes hospitales. Están solos. Los hemos abandonado en los últimos años. Toda la comunidad internacional. Es devastador», concluye Alhamdo.
Los supervivientes están expuestos a las inclemencias meteorológicas. Además de la lluvia, la temperatura llega a los 10 grados bajo cero. "Miles de personas se han quedado sin hogar en Turquía y Siria. En la zona hay tormentas de nieve", ha dicho Sasha Ekanayake, director de Save the Children en Turquía. Desde Siria, esta ONG llama la atención sobre los niños "que pueden estar atrapados entre los escombros". Son niños que llevan años sufriendo por la escasez de alimentación, las inclemencias del tiempo y la dificultad de acceso a la salud.
Hamid Qutayni, un rescatista de los cascos blancos, ha dicho a la cadena NPR que hay "decenas de familias" atrapadas. Está haciendo el recuento de los muertos, que no para de aumentar. En un tuit que difundió un periodista sirio podía escucharse a un niño en Idlib que gritaba para que le ayudaran a salir del edificio en el que se había quedado atrapado. Idlib sufre una devastación y un abandono similar al que han descrito en Alepo.
Sebastien Gay, coordinador general de Médicos sin Fronteras en Siria, ha confirmado cómo los centros médicos están colapsados. "El personal médico en el norte de Sirio trabaja sin descanso para responder al enorme número de heridos que llegan a las instalaciones sanitarias. Desde primera hora, nuestros equipos han atendido a unos 200 heridos y han recibido 160 víctimas mortales en las clínicas que gestionamos o apoyamos en el norte de Idlib". Un trabajador de MSF en Idlib ha muerto sepultado en su vivienda.
"En el noroeste de Siria las necesidades son enormes y este terremoto suma un nuevo drama para las poblaciones vulnerables que siguen sufriendo tras años de guerra. Las enormes consecuencias de este desastre requerirán un esfuerzo de ayuda internacional a la altura", destaca Gay, de MSF.
"Es vital que no dejemos a los sirios a la deriva. Cada minuto que nos retrasemos costará vidas humanas", subraya Carsten Hansen, director regional para Oriente Próximo del Norwegian Refugee Council.
El enviado especial de la UE para Siria, Dan Stoenescu, ha reconocido en su cuenta de Twitter que la vida de "millones de refugiados y desplazados" está en peligro en el noroeste del país por las deficitarias condiciones en las que viven. La UE ha ofrecido su asistencia a los afectados y ha movilizado sus equipos de emergencias y rescate en los Países Bajos y Rumanía. También han anunciado ayuda EEUU, Reino Unido, Israel, en el caso de Turquía, y Rusia, China, Líbano o Argelia en el caso de Siria. Lo difícil será coordinar las operaciones, ya que el régimen de Al Asad no está reconocido por Occidente. Este lunes el régimen de Assad ha accedido a abrir un paso fronterizo para facilitar la ayuda, pero la Asociación Siria para la Dignidad de los Ciudadanos pide que haya más accesos de forma urgente.
"A los sirios nos han abandonado siempre. Ahí está mi familia bajo la lluvia", concluye Musa, con resignación.
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