Un supuesto fraude ha creado la discordia entre las tres organizaciones profesionales agrarias de España, ASAJA, UPA y COAG, y los supermercados Lidl y Dia. El grito de ASAJA apunta directamente a Lidl, mientras que UPA y COAG reparten su acusación con Dia. "La patata nueva se paga al agricultor a 0,6 euros el kilo, por lo que es imposible que Lidl la pueda ofertar a 0,9 euros el kilo como ha hecho. A ese precio y con lo que se paga al productor no es patata nueva de origen nacional. Lo más probable es que sea patata vieja, que lleva varios meses en una cámara y de Francia. Venden un Seat como si fuera un Mercedes", señala en conversación con El Independiente, Ricardo Serra, vicepresidente de ASAJA y presidente de la delegación de Andalucía.
La siembra de la patata en España se divide en dos ciclos: la que se siembra ya avanzada la primavera y se recoge durante el verano, y la conocida como patata de verdete, que se siembra en otoño y se recoge en invierno. La patata que se extrae del suelo en esta época del año "da menos kilos de producción porque las temperaturas no son las mismas que durante la primavera, pero es de muy buena calidad y sobre todo fresca", explica Serra, que condena la acción de la que acusa a Lidl por el perjuicio para consumidor y productor: "El que va al supermercado a comprar lo hace muy barato, pero le están engañando porque se lleva un producto que no se corresponde con lo que quiere. Para el agricultor estas maniobras fraudulentas son letales porque tiran el precio por los suelos y el agricultor en vez de vender a 0,6 euros el kilo vende a 0,4. Así pierde dinero por trabajar".
El representante de ASAJA destaca las grandes diferencias entre una patata nueva que se consume cuando ha sido recolectada y una vieja, que llega al cliente después de una temporada en el almacén. "Se nota mucho cuando una patata es vieja porque al freírla el comportamiento es totalmente distinto al de la patata nueva. La nueva es turgente y amarilla, mientras que la vieja se pone negra al freír y es dulce porque el almidón al degradarse se convierte en azúcares. En definitiva, se está estafando al consumidor porque esta patata ni es nueva ni de origen español". Según ha trasladado Dia a El Independiente esta información es falsa "solo vende patata de conservación, correctamente etiquetada" y ninguno de sus proveedores les está suministrando patata nueva, "solo patata conservada, como consta correctamente en su etiqueta", aunque tal y como ha confirmado este diario en los lineales de Dia sí que hay patata nueva, si bien es cierto está etiquetada como española y su precio es muy superior al que critican los agricultores, ya que es de 1,44 euros el kilo y no de 0,9 como condenan en algún caso ASAJA, UPA y COAG.
Los agricultores piden responsabilidad al Gobierno
Desde el campo consideran "inexplicable" que la patata nueva de origen nacional se comercialice en estas fechas a 0,9 euros el kilo cuando se paga a 0,60 euros al agricultor. ASAJA ha pedido directamente al Ministerio de Agricultura que actúe en defensa de la patata española: "Reclamamos que se cumpla la legalidad vigente, que se realicen controles y no se engañe al consumidor", comunicaba su director Pedro Barato. La queja se extiende a la AICA (Agencia de Información y Control Alimentarios) y al Ministerio de Consumo, comenta Serra: "Consumo debe ir al sitio en cuestión, tomar muestras y exigir la documentación que acredite que esa patata es española, no vaya a ser que Lidl crea que ha comprado patata nueva y le están engañando".
UPA, a través de su alianza con COAG en Castilla y León, ha exigido a la Dirección General de Consumo de la Junta de Castilla y León, así como a la AICA y al Ministerio de Consumo que actúen de forma inmediata y lleven a cabo las acciones pertinentes para abrir expedientes y sancionar contundentemente a Lidl y Dia. "De lo contrario, entenderemos que tanto el Gobierno central como el Gobierno regional, haciendo dejación de funciones, amparan a la distribución en contra de los intereses de los agricultores y consumidores", han sentenciado.
ASAJA ha apelado al sentido común y a la responsabilidad de la cadena alimentaria, "y en especial de la distribución, para que no utilice la patata como producto reclamo, recurriendo a partidas de patata importada o de inferior calidad, tratando de desestabilizar los precios y presionar para que los cultivadores nacionales vendan a pérdidas". Además, ASAJA pide al ministerio de Agricultura máxima diligencia a la hora de velar por el cumplimiento de la Ley de la cadena agroalimentaria.
Según datos de ASAJA, en España se consumen cerca de 2,5 millones de toneladas de patatas, de las que aproximadamente 1,2 millones son de origen nacional y el resto importadas, sobre todo de Francia. Las tres organizaciones coinciden en que los umbrales de rentabilidad escasos son el motivo principal de la reducción de la superficie de patata por lo que es imprescindible no perder más producción, ya que se trata de una producción esencial para el país.
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