La devastación en el sur de Turquía y el noroeste de Siria, tras los dos terremotos del lunes y sus réplicas, es descomunal, pero la ayuda no está llegando de la misma forma. El presidente turco, Recep Tayip Erdogan, se juega mucho en la gestión del mayor desastre natural sufrido en su país en décadas, ya que hay elecciones en mayo. En Siria, a pesar de que gran parte del noroeste que ha resultado afectado no está bajo control del régimen de Damasco, Asad quiere controlar el acceso.
Además, la mayor parte de los países que no reconocen a Asad evitan tratar con él y gestionan la asistencia a través de ONG. Setenta países se han volcado con Turquía, mientras los cascos blancos cuentan con escasos recursos para asistir a las poblaciones del noroeste como Idlib, una de las más dañadas, o Al Dana. El último balance apunta que el número de muertos supera los 11.200. De ellos, 8.574 vivían en el sur de Turquía y 2.662 en Siria.
"Cientos de personas están bajo los escombros pero no tenemos suficientes recursos para ayudarlos", decía Ismail Alabdullah, voluntario de los cascos blancos en Idlib. Este grupo de rescate, también llamado Defensa Civil Siria, opera en la zona rebelde. Cada salvación se vivía como una fiesta, sobre todo, la de una niña de seis años. Pero queda mucho por hacer y los supervivientes tienen pocos lugares donde guarecerse del frío y la lluvia.
Abdulkafi Alhambo, director de Programas de Still I Rise, relata en un video desde Al Tarib su impotencia porque a los que están entre los escombros no los pueden rescatar por falta de medios. "Los hospitales están colapsados porque muchos cerraron. No llegó la ayuda para la atención médica. Ya es demasiado tarde. Vamos muy tarde", señala con desesperación.
Unos 28.000 efectivos están volcados en el rescate en las diez provincias afectadas en el sur de Turquía, donde Erdogan ha declarado el estado de emergencia. Trece millones de los 85 millones de turcos están afectados por los terremotos, los mayores desde 1939, cuando murieron 33.000 personas.
Más de 8.000 personas han sido rescatadas en Turquía, según el vicepresidente turco, Fuat Oktay. Hay gente que envía las coordenadas de sus familias a las autoridades y periodistas que dicen haber recibido mensajes de voz desesperados de quienes esperan que les ayuden a salir de los restos de algún edificio destrozado. Unas 380.000 personas se han refugiado en albergues gubernamentales y en hoteles en Turquía. Otras permanecen en centros comerciales, estadios, mezquitas y centros comunitarios.
Las ONG, volcadas en el nororeste de Siria
Este miércoles Siria ha activado el mecanismo de protección civil de la UE dos días después del terremoto, según ha informado el miércoles el jefe de gestión de crisis de la Comisión Europea, Janez Lenarcic. "Hemos recibido una solicitud de ayuda del Gobierno de Siria a través del mecanismo de protección civil", declaró Lenarcic a los medios de comunicación, según informa Reuters.
Mientras tanto, las ONG presentes en el noroeste de Siria se vuelcan incansablemente para rescatar a los afectados, la mayoría desplazados por la guerra que en los últimos 12 años ha destrozado el país. El embajador sirio ante la ONU, Bassam Sabbagh, ha señalado que la ayuda ha de gestionarla el gobierno de Damasco.
"Nadie nos ha ofrecido ayuda", decía el voluntario de los cascos blancos a Al Yazira. El noroeste de Siria es una de las zonas de más difícil acceso, con solo un paso accesible para la ayuda humanitaria, que ahora está bloqueado por cuestiones logísticas.
Hay más de cuatro millones de personas en la región siria afectada, la mayoría desplazados que huyeron de sus casas debido a la guerra. La falta de alimentos, de cobijo y de agua potable hace que gran parte de los supervivientes estén expuestos a brotes de cólera.
El gobierno de Asad ha impedido durante años el acceso a la asistencia a la población en el noroeste de Siria, bajo control rebelde, y ahora trata de controlarla, lo que en el mejor de los casos va a retrasar que llegue a los que la necesitan. Consideran que cualquier cesión socava su soberanía y reduce sus posibilidades de recuperar esta región. A eso se unen los problemas derivados por los daños causados por el terremoto. La Asociación Siria por la Dignidad de los Ciudadanos ha demandado que todos los pasos se abran de forma urgente.
"Las zonas más afectadas por el terremoto dentro de Siria parecen estar gestionadas por la oposición controlada por Turquía y no por el gobierno sirio", ha señalado en The Guardian Mark Lowcock, ex responsable de asuntos humanitarios de la ONU. "Va a ser necesaria la aquiescencia turca para hacer llegar la ayuda a esas zonas. Es poco probable que el gobierno sirio haga mucho por ayudar".
Amnistía Internacional ha hecho un llamamiento para que la comunidad internacional movilice sus recursos y ha pedido al gobierno sirio que "permita el acceso sin restricciones a toda las zonas afectadas". También solicitan que no haya bombardeos, ya que se han registrado algunos en la ciudad de Marea en la noche del lunes.
El número de muertos en las zonas controladas por el gobierno en Siria superó los 800, con unos 1.400 heridos, según el Ministerio sirio de Sanidad. Alepo, una de las ciudades símbolo de la destrucción de la guerra, es de las más afectadas por estos terremotos. En el noroeste de Siria, controlado por los rebeldes, los cascos blancos han contabilizado al menos 900 fallecidos y 2.300 heridos.
Emiratos Árabes Unidos ha donado 13,6 millones de dólares en asistencia al gobierno de Asad, y Argelia va a participar en las operaciones de rescate. Rusia se ha solidarizado con Siria. El régimen sirio ha negado haber solicitado ayuda a Israel, su enemigo acérrimo, que sí estaba dispuesta a colaborar. En general, los gobiernos occidentales han recurrido a las ONG para evitar relacionarse con el régimen de Asad. La agencia de la ONU para los refugiados está tratando de coordinar los trabajos para que los necesitados en Siria puedan recibir apoyo.
Movilización internacional sin precedentes
La comunidad internacional se ha movilizado con unos medios sin precedentes para ayudar a los afectados, y Turquía está aprovechando estos recursos. La Unión Europea ha enviado a sus equipos de búsqueda y rescate, al tiempo que ha activado su satélite Copérnico. La Comisión Europea canaliza su ayuda a Siria a través de organizaciones humanitarias.
Al menos 19 países de la UE han ofrecido colaboración, entre ellos España, que ha enviado médicos, tropas y drones de la Unidad de emergencia. También se ha movilizado el hospital de campaña Start, de la AECID. En el aeropuerto de Malatya es donde se ha establecido el centro de ayuda internacional. La Armada española ha desplazado a los buques Juan Carlos I y Galicia con material de ayuda.
El ejército israelí va a enviar 150 ingenieros, médicos y personal especializado en rescates a Turquía. Estados Unidos ha desplazado un centenar de bomberos y seis perros entrenados en salvamento. Incluso Grecia, tradicional enemigo de Turquía, va a desplazar a 21 especialistas en rescate. La Autoridad Nacional Palestina ha mandado dos misiones humanitarias. China ha donado 200.000 dólares a la Cruz Roja turca y a la Cruz Roja siria.
Ucrania tampoco ha querido quedarse atrás, a pesar de la guerra. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, transmitió al pueblo turco su dolor por la tragedia, y el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, escribió en un tuit que su país estaba dispuesto a aportar lo que fuera necesario.
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