Son dos realidades que preocupan. El problema demográfico por la baja natalidad que se arrastra en Euskadi en los últimos años comienza a resentir el mercado laboral. Al mismo tiempo, las generaciones en edad de jubilación adelantan al máximo su retiro laboral en un porcentaje elevado. Ambos datos se traducen en un empobrecimiento del mercado de trabajo y en muchos casos en problemas de mano de obra de los que ya han alertado los empresarios. Por ello, el Gobierno vasco se ha propuesto buscar solución a esa fotografía 'demográficolaboral' abogando por “desincentivar la jubilación” temprana.
Lo hará planteando el fomento de ‘jubilaciones parciales’ que retrasen el retiro efectivo pleno de los trabajadores. De este modo se quiere reducir la tasa del 40% de las jubilaciones que se producen a los 60 años en el País Vasco, seis años antes de la edad legal. Actualmente las pensiones por jubilación en Euskadi son las más elevadas de todo el país. La propuesta se lanza en el contexto de la aprobación de la nueva Ley de Empleo del Ejecutivo vasco y de modo paralelo se ha elaborado un ‘libro blanco’ con retos y propuestas de mejora.
Se busca así no sólo mejorar y garantizar el mercado laboral, sino responder a los retos a los que en forma de transición tecnológica, climática y demográfica deberá hacer frente la economía vasca. Una de las realidades más inquietantes es la necesidad de retener el talento senior durante más tiempo en el mercado. Actualmente en el País Vasco el 40% de las jubilaciones se producen a los 60 años, una de las edades más tempranas de jubilación efectiva de toda Europa.
Favorecer la prolongación de la edad laboral se presenta como prioritario. Lograr ajustar al máximo la edad legal establecida los 66 años con la jubilación efectiva es la aspiración que se propone. Para ello se apela a la necesidad de implantar mecanismo flexibles que faciliten a los trabajadores un proceso de jubilación parcial y progresivo “con el objetivo de fomentar jubilaciones completas más tardías”.
'Estrategia insostenible'
Se proponen fórmulas como el incremento de incentivos, la eliminación de barreras para la contratación de trabajadores de más edad o procesos de formación que mejoren su empleabilidad. Se aspira así a la retención durante más tiempo de esa mano de obra más experimentada y que se encuentra a puertas de la edad de jubilación. También se plantea la posibilidad de promover subsidios salariales limitados en el tiempo para personas mayores desempleadas que acepten un empleo con un salario menor que el de su anterior puesto de trabajo.
El ‘libro blanco’ del Empleo en Euskadi, elaborado por el equipo que lidera la catedrática en Economía, Sara de la Rica, también propone soluciones ante la transición tecnológica. Señala que la situación demográfica obliga a no despreciar las capacidades y experiencia laboral de los trabajadores de mayor edad: “La sustitución de personas mayores con competencias obsoletas por personas más jóvenes recién formadas es una estrategia insostenible”. Apunta que incluso puede provocar una ruptura de la cohesión social con “consecuencias obsoletas desde un punto de vista social”.
En este aspecto, De la Rica recuerda que la formación continua y la actualización de los trabajadores es un campo en el que aún se debe invertir mucho más, “sólo el 15% de los ocupados realiza una formación continua”, apunta. Alerta del riesgo de que actualmente “el mercado premie cada vez más a los perfiles de alta cualificación mientras deja de lado a aquellos que no la tienen”.
Premiar la reducción de despidos
La retención de los trabajadores de mayor edad se propone favorecerla mediante incentivos para reducir los despidos, premiando a las empresas con menor tasa de despidos. Esta fórmula facilita que los trabajadores de más edad puedan tener una perspectiva laboral de mayor plazo en la empresa “por lo que su motivación y rendimiento podría ser mayor”, se señala en el ‘libro blanco’.
Añade que una correcta “gestión de la edad en las empresas” permite la retención de trabajadores más experimentados y su recualificación y mejora la competitividad de su actividad, facilitará una mayor transmisión del conocimiento entre generaciones y enriquecerá la cualificación de los empleados más jóvenes.
La propuesta de soluciones se plantean en el contexto de la nueva Ley de Empleo que la consejería que dirige Idoia Mendia ultima. La nueva norma se prevé aprobar este año y será la primera que reconozca como un derecho la formación y aprendizaje a lo largo de la vida laboral de los trabajadores y una asistencia personalizada en su reciclaje formativo.
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