El Banco de España ha publicado este martes un nuevo informe trimestral sobre la marcha de la economía española, en el que eleva significativamente las previsiones de crecimiento para el periodo 2018-2020 y afirma que esta mejora abre márgenes para incrementar el gasto presupuestario, por ejemplo, en pensiones. Todo ello, como ha recalcado en las últimas semanas, sin volver a las alegrías del pasado. Estas nuevas proyecciones son, por tanto, un espaldarazo al Gobierno de Mariano Rajoy, que la pasada semana se comprometió a subir las pensiones mínimas y la de viudedad aprovechando el buen momento económico.
A la espera de que el Ejecutivo presente el nuevo y mejorado cuadro macroeconómico junto a los Presupuestos de 2018, que el Consejo de Ministros aprobará el próximo martes, 27 de marzo, el Banco de España ya ha avanzado cifras. El PIB español crecerá este año un 2,7%, tres décimas más de lo que el banco emisor barajaba en diciembre del año pasado, tras un primer avance del 0,7% en el primer trimestre que también secunda la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Este 2,7% supone una desaceleración de casi medio punto respecto al avance del PIB del 3,1% al cierre de 2017, sin embargo se sitúa muy por encima del 2,3% que preveía el Gobierno en pleno impacto del desafío independentista en Cataluña a finales del pasado año.
Esto quiere decir que, no solo se podrá cumplir la previsión del déficit este año (del 2,2% del PIB) y salir por la puerta grande del brazo correctivo de Bruselas, sino que además, las posibilidades económicas y presupuestarias se amplían. Para los años 2019 y 2020, el Banco de España espera que el avance de la actividad se frene, pero también en mayores tasas que las previstas: del 2,3% y el 2,1%, respectivamente.
¿De dónde provienen estos nuevos márgenes? Fundamentalmente de una mayor firmeza de la economía y el consumo mundiales, la prolongación de una buenas condiciones de financiación y también por una menor incertidumbre ligada a Cataluña. En cambio, la moderación del PIB en los próximos años se explica por una desaceleración de las exportaciones y un agotamiento del refuerzo que ha supuesto la época de bajos tipos de interés.
El IPC crecerá, también el margen para subir pensiones
Sin embargo, el Banco de España se detiene también en el IPC, un indicador fundamental pues es con el que se comparan las pensiones para ver si pierden o ganan poder adquisitivo. Pues bien, la previsión es que la inflación repunte hasta el 1,5% en verano, 1,25 puntos por encima de la revalorización de las pensiones, para desacelerarse en el tramo final del año. Esto quiere decir que, para cuando se estén supuestamente aprobando los Presupuestos de 2018, el Gobierno se encontrará con que el IPC estará en sus niveles máximos del año. En todo caso, la previsión es que el IPC medio del año se sitúa en el 1,2% y que escale al 1,7% hasta 2020.
En este punto, el Banco de España hace una primera advertencia en su informe: "En este contexto macroeconómico, se deben evitar políticas presupuestarias expansivas y, por tanto, procíclicas". Esto, en román paladino, es una llamada a no incrementar el gasto público dejándose arrastrar por el crecimiento económico. "Por el contrario, las políticas económicas deben priorizar proseguir con el proceso de consolidación fiscal que permita una reducción gradual del déficit público en términos estructurales y de la ratio de deuda pública", añade.
Y es que la institución que gobierna Luis María Linde, ya ha avisado de que un incremento del gasto adicional en pensiones (ya se financia en parte con emisiones de deuda) podría frenar la reducción de la deuda pública, actualmente en el entorno del 100% del PIB. La importancia de seguir reduciendo esta magnitud es que, tras la absorción del déficit público, Bruselas tiene preparado un nuevo protocolo de tutela sobre España para que reduzca su deuda hasta el 60% del PIB en 2020.
En cambio, el Banco de España aconseja que el contexto macroeconómico actual "es particularmente propicio par acometer las reformas estructurales aún pendientes, que deben dirigirse a mejorar la dinámica de la productividad, afrontar los retos derivados del envejecimiento de la población y reducir el desempleo actual". Es decir, que el Banco de España es partidario de aprovechar la bonanza, no para incrementar el gasto, sino para poder acometer nuevas reformas en el mercado de trabajo, para ganar productividad (lo que llevaría a una mayor recaudación por cotizaciones), y también en el propio sistema de pensiones.
Por lo pronto, el informe prevé que el mayor crecimiento económico se traduzca en un avance del empleo del 2,7%, 2% y 1,9% entre 2018 y 2020, lo que supone cuatro décimas más de lo previsto en diciembre solo en el presente año. Como consecuencia, la tasa de paro se situará este año en el 14,2% y caerá hasta el 11% en 2020.
El Banco de España prevé que Rajoy use el margen
El presidente del Gobierno ya avanzó en el debate monográfico sobre pensiones del pasado 7 de marzo que la bonanza económica abre nuevos márgenes presupuestarios. Además, Rajoy cuenta con la ventaja de que algunas de las medidas a incluir en los Presupuestos pactadas con Ciudadanos no se aplicarán en su totalidad dado lo avanzado del año y tampoco conllevarán tanto gasto como el previsto.
El Banco de España, con todas las cautelas descritas, cree que Rajoy dará un paso hacia un Presupuesto más expansivo, con mayor nivel de gasto. En sus proyecciones, el banco emisor asume que aquellas partidas del Presupuesto sujetas a mayor discrecionalidad, como las inversiones públicas, crecerán en paralelo a la evolución nominal del PIB. Por ello, entienden que "el tono de la política presupuestaria pasaría a ser ligeramente expansivo en el año 2018, frente a la orientación neutral estimada para 2017".
¿Y qué pasa con las pensiones mínimas y las de viudedad? ¿Entran dentro de estos gastos discrecionales? No debería ser así, puesto que la reforma de las pensiones de 2013 estableció una fórmula de revalorización que aconseja no subir el gasto más de un 0,25% este año. Sin embargo, ha sido el propio Gobierno el que ha avanzado que, dentro del debate Presupuestario, se introducirán estas mejoras.
Otra cosa sería que, dado que las pensiones más bajas se completan con complementos cuando no alcanzan las cuantías mínimas, el Gobierno opte por mejorarlos dado que se incluyen en partidas directamente dependientes de presupuestos, de ingresos impositivos, no de las cotizaciones a la Seguridad Social.
"Algunos anuncios recientes sugieren la posibilidad de que se observe una relajación de los esfuerzos de consolidación presupuestaria más allá de los ya incorporados en el escenario central (rebajas en el IRPF o subida salarial a los funcionarios, por ejemplo). Aunque ello tendría efectos expansivos a corto plazo, en un horizonte temporal más dilatado se agravaría la vulnerabilidad de la economía ante eventuales perturbaciones adversas, dado el elevado endeudamiento público y la necesidad de acometer un proceso de reducción notable de la deuda a medio plazo", remacha el Banco de España.
Por otra parte, el banco emisor desliza un último mensaje y asegura que la reciente mejora de las condiciones de los fondos y planes de pensiones tendrá "un efecto positivo, aunque difícil de cuantificar, sobre sus volúmenes de contratación", lo que "incrementará su importancia como complemento al sistema de pensiones".
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