Tres palabras. Tres palabras utilizó Alberto Núñez Feijóo para rematar su intervención contra Pedro Sánchez este martes en el Senado. "Gente de bien". Tres palabras que fueron recibidas con regocijo por el Gobierno, porque mostraban a un líder del PP "viejuno" y "clasista". Así que este miércoles, en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso, difícilmente el presidente podía rehuirlas. No lo hizo: optó por sacar petróleo de ellas. El PP, dijo, defiende a esa "gente de bien", a una élite frente a un Gobierno que "suma" con las mujeres, los trabajadores, los profesionales sanitarios o los pensionistas. "¡Qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es!", exclamó Sánchez frente a la portavoz de los conservadores, Cuca Gamarra.
La dirigente popular había intentado llevar el debate hacia el terreno que ayer exploraba su jefe: por qué sí ha habido dimisiones —las de la secretario de Estado de Transportes y del presidente de Renfe— por el fiasco de los trenes de Asturias y Cantabria y en cambio el líder socialista no cesa a Irene Montero por la ley del solo sí es sí, que ha sacado de la cárcel a "50 presos condenados a la calle, con riesgo de reincidencia" y beneficiado a más de 500 agresores sexuales. "¿Su Gobierno a estas alturas está sumando algo?", le preguntó Gamarra, en un juego de palabras que incluía a Sumar, la plataforma con la que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, construye su proyecto de país con vistas a las elecciones generales de final de año.
Gamarra pide a Sánchez que aparque la "soberbia" y rectifique. Le reprocha que tenga "interés personal" en retrasar la reforma de la 'ley del sí es sí'
Sánchez ya usó en el Senado los mensajes que el círculo más próximo a Pablo Casado, incluida Gamarra, le mandó hace un año para aplaudir su entrevista en la Cope, con la que desencadenó la guerra contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. A los tres días, esos dirigentes le dieron la espalda y le clavaron el puñal. El presidente no se frenó contra Gamarra en cuanto tomó la palabra: "Hay gente que le dice injustamente que cambia de chaqueta, y creo que no es así —ironizó—. Creo que lo que cambia es el jefe del PP, pero usted hace lo mismo, que es venerar al jefe del PP. Le voy a responder igual que usted hizo con Casado: con claridad, certeza y verdad". Sánchez estaba parafraseando el mensaje que precisamente la portavoz del PP, que lo era entonces y lo es ahora, envió a Casado.
El presidente, a continuación, presumió de "sumar" con los trabajadores, las mujeres —"con las leyes feministas o la ley LGTBI", la llamada Ley Trans, objeto de duro ataque ayer de Feijóo—, los profesionales sanitarios o los pensionistas. "Nos gustaría sumar con ustedes", dijo a Gamarra, "pero necesitan volver al redil de cumplir la Constitución. Tendrán que cumplir con las Constitución. Dejen de considerar al Poder Judicial como un coto privado". Nuevo recordatorio, pues, del bloqueo en la renovación del CGPJ. Recordatorio que, minutos después, también hizo la titular de Justicia, Pilar Llop, frente al PP.
"Bájese del tren de la soberbia"
Gamarra tenía previsto el gancho del presidente. "El mayor cambio de chaqueta de la última etapa es el suyo", le espetó, ya que prometió "no gobernar con Podemos ni pactar con Bildu", y ha "traicionado" a sus votantes. "Es incapaz de rectificar. Bájese del tren de la soberbia y acepte la mano del PP" para reformar el sí es sí, le apremió, para acusarle de tener un "interés personal en retrasar la solución". "A ver si lo que quiere usted, y no Podemos, es conseguir un titular el 8 de marzo", remachó. Le afeó además que no se haya "atrevido" a "tocar" a ningún ministro de Podemos, "y mire que se lo están currando". La secretaria general no secundó a Feijóo y no tiró este miércoles de la Ley Trans, pese a que su partido pretende atraer al feminismo clásico que cuestiona la norma.
Sánchez ironiza con la lealtad de la portavoz del PP: no es que ella cambie de chaqueta, es que cambia el jefe y ella hace lo mismo: "Venerarlo"
Sánchez reprochó de vuelta al PP que en un contexto "difícil" como el de esta legislatura, con la pandemia, la erupción del volcán de La Palma y la guerra de Ucrania, no haya echado "la mano absolutamente en nada". Cogió entonces carrerilla: "Cuando votan que no al salario mínimo interprofesional es porque interpretan que sus beneficiaros no es gente de bien, cuando votan en contra de la revalorización de las pensiones considerarán que los pensionistas no es gente de bien o cuando votan en contra del impuesto a las grandes energéticas o las grandes entidades financieras será porque consideran que esa gente sí es de bien". "¡Qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es!", concluyó. El bumerán que lanzó Feijóo estaba de nuevo a su lado.
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