Es la sanidad más cara de todo el país. El Servicio vasco de salud de Euskadi invierte cada año más de 2.100 euros por habitante. Hasta no hace mucho era el servicio público más valorado por los ciudadanos y el que las instituciones enarbolaban como ejemplo de la buena gestión pública. Sin embargo, en el País Vasco no se han librado del deterioro y la falta de medios y profesionales que atraviesa los servicios sanitarios públicos en toda España. En apenas unos años Osakidetza ha pasado de orgullo a preocupación.
Muestra de ello es el último Sociómetro vasco en el que se revelaba que para los vascos la sanidad pública es ya la segunda máxima preocupación tras la situación del mercado laboral. Un deterioro que ha sido progresivo en los últimos años y que la pandemia ha agudizado de modo importante. Otro indicador relevante que muestra el empeoramiento de Osakidetza es la cada vez mayor contratación de pólizas sanitarias privadas que se viene dando en Euskadi. Sólo en la última década su número se han incrementado un 31%. Actualmente, según el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) algo más de 504.000 vascos tienen un seguro sanitario privado, cuando hace diez años esa cifra apenas alcanzaba los 383.000.
Estas cifras suponen que casi uno de cada cuatro vascos y vascas recurre a la sanidad privada, en muchos casos para acelerar los plazos de espera que se acumulan en el Servicio Vasco de Salud, pese a que están en ratios más favorables que en la mayoría de los servicios públicos autonómicos.
Listas de espera
Según los últimos datos del Informe del Instituto para el Desarrollo e Integración Sanitaria, una de cada cinco intervenciones quirúrgicas en Euskadi se lleva a cabo en algún centro de titularidad privada. Un porcentaje similar en el caso de las asistencias de urgencias. Los ingresos hospitalarios suponen en la red privada el 20% del total y las consultas el 8%. En muchos casos se recurre además a la sanidad privada sin necesidad de tener una póliza. Según este informe el 71% de los servicios se abonan en metálico y no a través de seguros.
Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad en enero pasado cifraban en 22.000 personas las que estaban a la espera de una intervención quirúrgica no urgente y otras 40.000 esperan por una consulta con el especialista. La cifra de pacientes a la espera de una intervención se ha incrementado en esta comunidad un 15,2% con respecto al 2021, y casi un 30% si se compara con los datos de junio de 2020, cuando había 17.185 personas a la espera de pasar por quirófano.
El departamento de Sanidad del Gobierno vasco es el que goza de mayor presupuesto de todo el Ejecutivo de Iñigo Urkullu: 4.638 millones de euros. Sólo este ejercicio se ha incrementado su cuantía en otro 6%. Se trata de una partida que en la última década ha aumentado un 32%. Financiación que no ha permitido compensar las carencias de profesionales y medios que los trabajadores de la red pública vienen denunciando. Actualmente el Servicio Vasco de Salud cuenta con una plantilla estructural de cerca de 28.000 profesionales, además de los trabajadores temporales. Una estructura que se está intentando consolidar con OPEs dirigidas a reducir la interinidad del personal.
De orgullo a problema
El progresivo envejecimiento de la población ha provocado que la demanda de servicios médicos se dispare en los últimos años. Una situación que coincide con la reorganización de servicios en el conjunto de Euskadi que quiere llevar a cabo el departamento de Sanidad en busca de una mayor eficiencia de servicios y que ha puesto en pie de guerra a no pocos servicios asistenciales.
Las listas de espera en crecimiento, la conflictividad laboral, las polémicas en procesos de OPE o la falta de profesionales en determinadas especialidades son sólo algunas de las razones que han revertido la buena opinión que de la sanidad en el País Vasco tenían los ciudadanos. Hasta hace apenas unos años, sólo el 6% de los vascos la citaba entre sus tres mayores preocupaciones. Hoy ese porcentaje casi se ha multiplicado por seis, al elevarse hasta el 35%. Se da la circunstancia de que el malestar es significativamente mayor al del conjunto de España, donde de media sólo el 20% de la población cita la sanidad como una de sus principales preocupaciones.
La red privada de asistencia hospitalaria en Euskadi cuenta en una gran parte con conciertos con la red pública. Tres de cada cuatro centros ha suscrito algún acuerdo para prestar servicios concertados. Los conciertos sanitarios representan en el conjunto del presupuestos sanitario algo más de un 6%.
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