Hace un año, cuando Pedro Sánchez comunicó por carta a Mohamed VI el histórico cambio de posición del Gobierno español en el litigio del Sáhara Occidental, Moncloa se jactó de haber logrado "una nueva relación con Marruecos". A cambio del apoyo al incierto plan de autonomía alauí para la ex colonia española, una cesión en la que el PSOE ha exhibido una soledad parlamentaria extrema, Moncloa ofreció "la cooperación en la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y en el Atlántico, actuando siempre con un espíritu de total cooperación".
La hoja de ruta ofrecía, a juicio de Sánchez y su ministro de Exteriores José Manuel Albares, una garantía de protección para "melillenses y ceutíes". Moncloa nunca ha respondido a la pregunta de si existe un compromiso por escrito de Rabat de renunciar a sus reivindicaciones de soberanía sobre ambos enclaves tras la concesión española, que quiebra 47 años de política exterior; cuenta con el rechazo de su socio de coalición, Unidas Podemos; e ignora las responsabilidades de Madrid como potencia administradora del último territorio por descolonizar de África.
Un año después del giro, el balance en Ceuta y Melilla proyecta claroscuros: Marruecos ha vuelto a ejercer de caprichoso guardián de la frontera, controlando las rutas pero no los saltos a la valla de Ceuta y Melilla. Y siempre al dictado de una sensibilidad, la marroquí, a flor de piel.
Se han reducido las llegadas de migrantes pero se han producido episodios tan graves como la matanza de al menos 37 personas subsaharianas y la desaparición de otras 77 en la frontera de Melilla el pasado 24 de junio, a las puertas de la cumbre de la OTAN en Madrid. La cifra, superior a la oficial de 23 personas, es la elaborada por Amnistía Internacional y organizaciones de derechos humanos marroquíes. Los fallecidos murieron asfixiados por una actuación de la gendarmería marroquí que Sánchez calificó inicialmente como "bien resuelta" y que sus ministros han defendido desde entonces.
Los servicios de inteligencia y los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado admiten que desde el otro lado de la valla la migración se utiliza como método de presión
Una gestión volátil
Una volátil gestión migratoria marroquí, por la que el Ejecutivo español ha desembolsado a las autoridades marroquíes más de 62 millones de euros en 2019 y 2022, que no ha venido acompañada de la promesa de abrir la aduana de Melilla, cerrada unilateralmente por Marruecos desde 2018, y crear por primera vez la de Ceuta. El objetivo de Rabat de asfixiar económicamente a ambas ciudades se mantiene intacto.
Según datos de la agencia europea de fronteras y costas Frontex, publicados este viernes, las llegadas de migrantes registraron descensos del 38% y el 68% en las rutas del Mediterráneo occidental y hacia las Islas Canarias respectivamente en comparación con los dos primeros meses de 2022. Marruecos es junto a Argelia y Mauritania el origen de ambas travesías hacia Europa.
Un descenso que solo muestra parcialmente el fenómeno migratorio. Los flujos a través de las vallas de Ceuta y Melilla se han incrementado en el último año. A pesar de las concesiones, los buenos gestos y el ánimo de no enfadar a Marruecos, los datos del propio Ministerio del Interior confirman que la inmigración ilegal no se redujo el año pasado en las ciudades autónomas.
La llegada de inmigrantes irregulares a través de las vallas de ambas ciudades autónomas aumentaron un 24,1% en 2022
La llegada de inmigrantes irregulares a través de las vallas de ambas ciudades autónomas aumentaron un 24,1% en 2022 respecto al año anterior, como refleja el informe quincenal actualizado a 31 de diciembre. El documento muestra que en 2022 arribaron a Ceuta y Melilla 2.289 personas por las 1.845 que lo hicieron entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021, lo que representa un aumento de 444 migrantes, un 24,1% más.
Ceuta contabilizó 1.114 llegadas de manera irregular, casi un 48% más. En el caso de Melilla fueron 1.175, lo que supone un aumento del 7,6%. El informe, no obstante, no registra los más de 10.000 inmigrantes que alcanzaron a nado Ceuta en mayo de 2021 en la mayor crisis entre España y Marruecos.
La lectura de estos datos que realizan los servicios de inteligencia y los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es reveladora: desde el otro lado de la valla la migración se utiliza como método de presión. España ha sufrido dos crisis migratorias en los últimos dos años. En la primera, ocurrida en mayo de 2021, algunas autoridades en Ceuta pensaron que se había perdido la ciudad sin haber ofrecido resistencia ante la avalancha alentada desde el otro lado de la frontera.
La tragedia sin esclarecer de Melilla
Un año después ocurrió el salto a la valla de Melilla en unos hechos no esclarecidos que han suscitado la condena de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, que acusa a ambos gobiernos de “encubrimiento y racismo” tras el empleo de “fuerza ilegítima”. Los fotogramas de decenas de personas aplastadas a las puertas de Europa provocaron una conmoción internacional.
Una investigación internacional determinó que uno de los migrantes falleció en suelo español, algo que ha negado desde entonces el Ministerio del Interior. La Fiscalía abrió una investigación para arrojar luz sobre la tragedia, pero acabó cerrándola al no apreciar delito en la actuación de los agentes de la Guardia Civil, bajo los que está la responsabilidad de cubrir las fronteras.
A pesar de ello, Interior buscó la manera de expedientar a policías. En las imágenes se puede apreciar que algunos agentes lanzaron piedras contra las personas que se apostaban en la valla. Desde la cúpula del ministerio que dirige Fernando Grande-Marlaska se pidió al jefe de la Comandancia de Melilla, Jesús Vicente Torresano, que expedientara a esos guardias, algo a lo que se negó en rotundo.
Torresano había llegado a su nuevo puesto a finales del pasado noviembre. Los agentes lo veían como un jefe cercano, que trabajaba buscando el máximo beneficio de quienes tenía bajo sus órdenes. Semanas después de su negativa, el 31 de enero, era destituido por pérdida de confianza de "la cadena de mando". Había pedido una mayor protección para sus agentes en la valla fronteriza. A día de hoy la Comandancia sigue sin jefe.
Las llegadas a Ceuta y Melilla han descendido y la situación de ambas ciudades es más relajada. Pero hay que pensar en el medio largo plazo. ¿Qué se ha sembrado aquí? Al final lo que has hecho es que Marruecos, con unas medidas de fuerza, tuerza el brazo a España
Pérdidas económicas
Al drama migratorio, la principal baza de presión de la élite marroquí, se une otra arista derivada de la naturaleza fronteriza de la que gozan Ceuta y Melilla: el comercio. “Las empresas están desengañadas con los anuncios de reapertura de la aduana”, declara a El Independiente José Reyes, presidente Confederación de Empresarios de Melilla. “Les decimos que se olviden de hacer negocio con Marruecos, que se reinventen”, agrega.
Durante estos últimos años los empresarios de ambas ciudades han visto como parte de su negocio se ha desvanecido por el cierre del paso fronterizo. Muchos se valían del trasiego diario de personas que se dedican a los cuidados, a la hostelería o a hacer "pequeñas chapuzas”. Un cierre que ha puesto fin a la economía sumergida porque los “buscavidas” ya no pasan la frontera cada día, pero ha incrementado la contratación local y la economía interna. “Hay sectores que se han beneficiado, como la hostelería, la construcción, las empresas de servicios o las de ayuda a domicilio. Las que prestamos servicios hemos subido un 19%, pero es que la restauración lo ha hecho un 45%”, detalla Reyes.
Les decimos que se olviden de hacer negocio con Marruecos, que se reinventen
Entre los perdedores se cuenta el pequeño comercio dedicado al textil o la venta de joyería porque “se ha esfumado la figura de quienes pasaban la frontera para comprar alguna”. Además, con el cierre se ha “acabado el régimen de viajeros”, una particularidad fiscal de las ciudades autónomas por la que se puede deducir el pago del IVA en algunas compras. “Aunque se abriese la aduana, ¿a quién beneficiaría?”, se pregunta el jefe de los empresarios. “Lo que nos daría vida es ese régimen de viajeros”, añade.
También lamenta el empresario que no se haya puesto en marcha la línea comercial con Argelia, una oportunidad de negocio “a dos horas y media en barco”. Argel y Madrid protagonizan una crisis diplomática originada precisamente por el giro en el Sáhara. Argelia es el principal valedor del Frente Polisario y la República Árabe Saharaui Democrática, que tiene su sede en suelo argelino, en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf.
El "fiasco" de la RAN
"A eso le sumas el fiasco de la RAN (la Reunión de Alto Nivel España-Marruecos celebrada a principios de febrero en Rabat). Aquí tenemos claro que es Marruecos quien pone las condiciones", comenta Reyes. La misma percepción que apuntan fuentes diplomáticas españolas, muy críticas con la gestión de Albares. "El número de llegadas a Ceuta y Melilla ha descendido y la situación de ambas ciudades es más relajada. Pero hay que pensar en el medio largo plazo. ¿Qué se ha sembrado aquí? Al final lo que has hecho es que Marruecos, con unas medidas de fuerza, tuerza el brazo a España. Esa es la herencia que Albares deja en realidad”.
La nueva hoja de ruta de las relaciones hispano-marroquíes tenía como principal objetivo garantizar la seguridad y evitar la asfixia económica que sufren las ciudades autónomas, especialmente alarmante desde la crisis sanitaria del Covid-19. En la declaración conjunta que selló la reunión de Sánchez con Mohamed VI en Rabat el 7 de abril, ambos países se comprometían a trabajar por “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías” así como el restablecimiento “de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”.
En sus declaraciones públicas desde entonces, Albares ha insistido en que el deshielo de los lazos serviría para garantizar la integridad territorial de España, citando a las ciudades autónomas, las Islas Canarias y Andalucía. El ministro nunca ha elaborado esas declaraciones recurrentes y las supuestas amenazas.
Hay que tener en cuenta que España exportaba ilegalmente a través de los dos enclaves el equivalente a sus exportaciones anuales a Australia
Rabat rebaja las expectativas de las aduanas
El fin de la crisis diplomática se debía traducir, según Moncloa, en la reapertura de la aduana de Melilla y la creación de una nueva en Ceuta, donde no existía hasta la fecha. Fuentes de Exteriores reconocen a este diario que la apertura de las instalaciones en Ceuta supondría un logro histórico que, sin embargo, sigue sin materializarse. A pesar de las repetidas expectativas del Ejecutivo de Sánchez de que fuera una realidad a principios de este año, el hecho no se ha consumado entre declaraciones de un alto cargo alauí cuestionando la viabilidad geográfica de la aduana.
Desde Rabat se rebajan las expectativas. “Marruecos puso fin en 2019 a una aberración que era este atípico 'comercio' entre los presidios de Ceuta y Melilla [como el oficialismo marroquí denomina a las ciudades autónomas] y sus alrededores”, apunta a El Independiente Abdelmalek Alaoui, presidente del Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica y cercano a los servicios de seguridad del reino. “Hay que tener en cuenta que España exportaba ilegalmente a través de los dos enclaves el equivalente a sus exportaciones anuales a Australia”, esgrime. Y advierte: “Desde entonces, se han desarrollado importantes zonas comerciales en Marruecos para sustituir el flujo informal por zonas de negocios que crean valor añadido y empleo en la región para los marroquíes. Creo que ésta es la preocupación central del gobierno marroquí”.
En las ciudades autónomas se ha impuesto el mutismo en torno a la cuestión aduanera, con la orden de no ofender al vecino y facilitar las negociaciones. A finales de febrero, en una comparecencia en el Senado en la que el PSOE volvió a exhibir su soledad parlamentaria en lo relativo a Marruecos, Albares evitó proporcionar fecha y, al ser interrogado por las negociaciones aduaneras, se limitó a declarar que se trabajará en "un clima de tranquilidad y serenidad, conforme a la hoja de ruta que nos hemos fijado, para consolidarla y hacerla irreversible”.
El 24 de febrero se llevó a cabo una segunda prueba, con el paso de mercancías, resultado “de un trabajo diplomático discreto y paciente” con el propósito de “evitar escenas del pasado y consolidar una frontera del siglo XXI” entre dos países vecinos que “deben tener las mejores relaciones de vecindad”. El primer ensayo acaeció el 27 de enero y durante el proceso se detectaron supuestas dificultades técnicas. Desde Exteriores aseguran que se cumple con “la hoja de ruta prevista hacia la plena normalización, progresiva y gradual".
En una entrevista a este diario publicada en noviembre, el presidente de Ceuta Juan Jesús Vivas insistió en que la creación de la aduana es fundamental para el porvenir de la ciudad. Conocedor de las dinámicas volátiles y la extrema sensibilidad de Marruecos, el popular rehusó hablar de calendario para 2023. “Pero ya el hecho de que transiten las mercancías conforme a un procedimiento reglado, ordenado y establecido es bueno para normalizar esa relaciones. Es una manifestación de respeto a la soberanía de nuestra ciudad”, matizó.
El PP reclamó la pasada semana la intervención de la UE para evitar que la reapertura sume nuevos retrasos. “Honestamente debo decir que tengo la sensación de que ni Marruecos ni el gobierno de Sánchez tienen intención de reabrir la aduana comercial antes de las elecciones generales”, declaró desde Melilla el vicesecretario de Institucional y portavoz del Partido Popular Europeo, Esteban González Pons. “Si el Gobierno de Sánchez es incapaz de abrir las aduanas de Ceuta y Melilla, debería hacerlo Bruselas”, declaró tras acusar a Sánchez de “haber cedido en casi todo ante Marruecos” y buscar ahora “excusas”.
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