A Macron no le gusta reaccionar en caliente. Y cree en el poder de la argumentación. Está convencido de que la reforma de las pensiones es imprescindible y la va a defender, a pesar de las protestas en las calles,"por el interés nacional". En su primera entrevista en las cadenas públicas de televisión desde que activó el artículo 49.3 para aprobar la reforma de las pensiones, el presidente ha anunciado "una contribución excepcional" sobre los "beneficios excepcionales" de algunas empresas", que "no será" un impuesto sobre los superbeneficios. Ha citado a los grandes grupos que consiguen "recomprar sus propias acciones" gracias a sus beneficios. Estas empresas deben "distribuir más a sus empleados", ha dicho el presidente francés. Es un gesto hacia los que se consideran injustamente tratados en la sociedad francesa.
"Somos un gran país con una población vieja. No me hace gracia hacer esta reforma pero es necesaria. Preferiría no hacerlo. Pero es imprescindible por el envejecimiento demográfico. Es mi responsabilidad. La solución más fácil sería aumentar las cotizaciones. O los impuestos, pero ya son altos. Y si incrementas el déficit, como reclama la oposición, su fórmula mágica, hipotecas a tus hijos y nietos. Somos el país de Europa con la jubilación más temprana. Esta reforma no es un lujo, es una necesidad", ha dicho el presidente, quien ha acusado a algunos de los detractores de este cambio de "vivir fuera de la realidad".
Entre los sondeos y el interés general prefiero el interés general"
emmanuel macron, presidente de francia
"El texto sigue su camino democrático", ha dicho el presidente Macron, que dice que ahora se espera que se pronuncie el Consejo Constitucional, tras superar las dos mociones de censura en la Asamblea Nacional. Si supera este escollo, sería este año, probablemente en septiembre. "Los grupos que utilizan la violencia sin reglas contra los diputados. Respetamos, escuchamos, pero no aceptamos esa violencia. Ni sediciosos ni facciones", ha dicho Macron. Incluso ha aludido a los riesgos que conllevan los disturbios, en referencia al asalto al Capitolio en enero de 2021 o la sublevación en Brasilia en Planalto, en enero de 2023. Ha criticado a los sindicatos por no proponer bases para un acuerdo. Pero ha expresado que la ira muestra un sentimiento de injusticia.
"Entre los sondeos y el interés general del país, prefiero el interés general", ha señalado Macron en su firme defensa del texto final, fruto ya de cambios acordados por la mayoría presidencial con Los Republicanos. El presidente está dispuesto a asumir la impopularidad. Puede hacerlo pues está en su segundo mandato y no puede optar a la reelección.
Ha reafirmado su confianza en Élizabeth Borne como primera ministra. Y ha añadido que sigue adelante con otras reformas como la ley de inmigración. "No tenemos derecho al inmovilismo", ha señalado. Para ponerlas en marcha se propone ampliar la mayoría presidencial, que ahora cuenta con 250 escaños. La mayoría está en 287.
"La Francia de 2030 necesita la reindustrialización. Venimos de épocas de gasto excesivo y una producción que va a menos. Necesitamos las reformas", ha subrayado Macron, quien ha recordado cómo desde 2019 el Estado ha aumentado el gasto por la pandemia, la guerra, y la inflación. "Hay que ganar la batalla de la reindustrialización y el pleno empleo". Y ha recordado sus tres prioridades: la escuela, la sanidad y la ecología.
El líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha acusado al presidente Macron de recurrir a "su tradicional desprecio" por el ciudadano. Ha recordado que la mayoría presidencial votó en la Asamblea Nacional contra una propuesta de la izquierda sobre los beneficios excepcionales de algunas empresas, lo que ha anunciado el presidente en su entrevista en la televisión pública. El dirigente sindical Laurent Berger ha acusado de "mentir" al jefe del Estado, ya que sí presentaron sus propuestas en 2019.
Victoria por la mínima
Es la primera vez que los franceses escuchan al presidente Macron desde que pidió a la jefa del gobierno, Élizabeth Borne, desde que recurrió al decreto para aprobar en última instancia la reforma que prevé el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años y un aumento progresivo de los años precisos para recibir la cuantía máxima. La oposición, tanto a su derecha (Reagrupamiento Nacional) como a su izquierda (La Francia Insumisa, socialistas, ecologistas y comunistas), protestó por la medida, que consideró antidemocrática, y recurrió a plantear dos mociones de censura contra el gobierno.
El gabinete de Borne sobrevivió a las dos mociones. Una de ellas, transpartidaria, propuesta por los centristas de Liot (Libres, Independientes, Ultramar y Territorios) se quedó a nueve votos de salir adelante. Para Macron, lo importante es que la Asamblea Nacional ha rechazado las mociones, ya que nueve votos no hacen la decisión menos legítima. Le salvaron dos tercios de los diputados de Los Republicanos (derecha clásica), pero un tercio apoyó la moción, a pesar de la posición oficial del partido.
Esta victoria por la mínima fue interpretada como una derrota en diferido de Macron y el gobierno de Borne por la oposición parlamentaria y por la calle, donde los disturbios y las protestas no cesan. Este jueves está convocada una huelga general por todos los sindicatos. Y la oposición va a recurrir al Consejo Constitucional, e incluso se plantea recoger firmas para que se celebre un referéndum. Necesitan casi cinco millones.
Antes de la entrevista, el presidente Macron se reunió con los diputados de la mayoría parlamentaria (Renacimiento, Modem y Horizons) a quienes agradeció su apoyo. Las jornadas en la Asamblea Nacional han sido muy broncas. Los diputados de la oposición abuchearon a la primera ministra Borne cuando explicó el recurso al artículo 49.3. Con gritos de "dimisión" y cantando La Marsellesa, apenas le dejaron hablar. Cuando se anunció el resultado de la votación el lunes 20 de marzo, los representantes de la oposición mostraron carteles con la palabra "RIP".
Macron se mostró firme y respaldó claramente al ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, que ha llevado el gran peso de la reforma. Defendió la legitimidad del recurso al 49.3, ya que es un mecanismo previsto en la Constitución. A su vez, esgrimió que "los diputados electos representan al pueblo, que no se expresa a través de la muchedumbre" en las calles, según información de Le Monde. Pero se mostró dispuesto a "escuchar" a los encolerizados. Quedaba claro que el presidente no iba a realizar grandes anuncios en la entrevista en televisión, sino a desplegar sus dotes argumentativas para intentar seducir a los franceses. Una tarea que se antoja titánica.
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