Las infecciones respiratorias en los niños, especialmente cuando son más pequeños, suelen ser una lata. A veces no han terminado una y ya tienen otra nueva. Arrastran tos y exceso de mucosidad durante varias semanas y el día a día se les puede hacer muy cuesta arriba. Para muchos de estos casos, la fisioterapia respiratoria puede ser de gran ayuda. Lo explica Cecilia Colin, fisioterapeuta del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Las indicaciones son muy variadas, pero las más frecuentes suelen ser la desobstrucción broncopulmonar, o enfermedades con gran sección de moco como las bronquiolitis, tan frecuentes en los pequeños, las neumonías, infecciones recidivantes o sobreinfecciones. También en niños que no son capaces de eliminar por sí solos el exceso de secreción, así como en enfermedades neuromusculares o los casos de fibrosis quística.
«Muchas veces actuamos cuando los niños ya se encuentran en una fase hiper secretora, porque es común que tengan dificultad para eliminar solos ese exceso de secreción. Esas alteraciones en la producción y drenaje de las secreciones pueden suceder en casos víricos como las bronquiolitis», señala la especialista.
Una respiración más eficiente
En otras patologías, el fisioterapeuta busca la reeducación respiratoria, mejorando la función o expansión correcta del pulmón. En estos casos, la fisioterapia puede ayudar a niños con limitación de la caja torácica (por ejemplo, en escoliosis marcada), después de una cirugía cardíaca, en enfermedades inflamatorias como el asma o enfisemas.
Este tratamiento «acelera el proceso de curación y evita que los pacientes se cronifiquen o conserven secuelas»
cecilia colin, fisioterapeuta
La fisioterapia respiratoria puede desobstruir, drenar el pulmón, expandir o abrir zonas cerradas, además de mejorar o corregir la mecánica respiratoria, así como recuperar o readaptar el pulmón a la actividad física. «Una respiración más eficiente acelera el proceso de curación. Evita que los pacientes se cronifiquen, sobreinfecten o conserven secuelas», añade la especialista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Los cambios clínicos en los niños se verifican de manera directa por medio de las constantes (mejora de la saturación de la frecuencia respiratoria), radiografías o a la disminución de la ayuda ventilatoria. «Después de una sesión ya podemos observar mejoras evidentes. Es una herramienta más para el tratamiento y seguimiento de pacientes con problemas respiratorios y fundamental para restablecer una correcta función respiratoria», insiste la fisioterapeuta.
Muy útil en bebés
La edad no es un factor limitante a la hora de emprender una fisioterapia respiratoria. Puede trabajarse desde la etapa neonatal, con grandes prematuros, hasta con niños ya más mayores o con adultos. «Los fisioterapeutas en los hospitales aparecemos desde las incubadoras, somos parte del equipo de UCI y Neonatología», afirma Colin, antes de hacer hincapié en que las técnicas siempre deben adaptarse a la edad del paciente.
Es importante que los fisioterapeutas hagan una buena valoración con exploración visual y auscultando minuciosamente a los niños. En los hospitales, esta valoración va de la mano de los pediatras, con quienes los fisioterapeutas mantienen una comunicación directa. «El pediatra es el que diagnostica al niño e indica si se puede beneficiar de las técnicas de fisioterapia respiratoria. Nuestras intervenciones a veces no son indicadas. Hay que saber en qué momento de la enfermedad el niño se va a poder beneficiar de nuestro trabajo», aclara la especialista de Quirónsalud.
Hay escalas que indican en qué momento pueden actuar o no, basadas en la frecuencia respiratoria y cardíaca, la saturación de oxígeno, el patrón respiratorio o en los signos de fatiga respiratoria. Cuando el niño ya tiene un trabajo respiratorio importante y no consigue ventilar de una forma adecuada, aparecen signos externos como el tiraje respiratorio (sombra entre las costillas al respirar) o respiración paradójica (en vez de expandir la tripa, la meten).
¿Cómo se realiza?
La fisioterapia respiratoria suele realizarse mediante técnicas manuales, a través de presiones suaves acompasadas con la respiración del niño. Para ayudar a drenar, el fisioterapeuta «debe utilizar sus conocimientos sobre la mecánica respiratoria e influir sobre ella eligiendo el tipo de presión, volumen y flujo. Son técnicas manuales o instrumentales que despegan y desplazan las secreciones. Es en las bases del pulmón, en el llamado pulmón profundo, donde las técnicas de fisioterapia respiratoria pueden ser más útiles», apunta Cecilia Colin.
A veces el trabajo terapéutico requiere de ayudas instrumentales, como vibraciones mecánicas, para fluidificar el moco y facilitar su desplazamiento o estimular el movimiento ciliar; el powerbreathe, un aparato para fortalecer la musculatura inspiratoria; un flutter, para favorecer el drenaje bronquial, o el cough assist o tosedor para simular la tos. «Todos los ejercicios se realizan sin llegar al agotamiento y es importante la evaluación continua del paciente», añade Colin.
Asimismo, se deben evitar técnicas agresivas o sin validez científica como el clapping (palmadas huecas en la espalda del menor) o el drenaje postural. «El rigor técnico y una correcta evaluación continua son clave para una buena elección y aplicación de las técnicas de fisioterapia», asegura.
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