Dos Ramones. Gómez de la Serna y Valle-Inclán. Y un Pedro. Y un Mario. Y ya puestos, un Xavier.
Un pasado que sigue pasando. Porque tanto Don Ramón María del Valle-Inclán, como Don Ramón Gómez de la Serna, siguen estando ahí, con sus escritos, con sus palabras, con su presencia ya imperecedera.
Son dos voces, o tres, y ayer, hoy y el tiempo infinito por los siglos de los siglos pretéritos y venideros
Están y, por magia del teatro, los pone voz y cuerpo, Pedro Casablanc. Han dejado huella, y el actor nos muestra, con dramaturgia y dirección de Xavier Albertí, su lado más humano, sus anécdotas, su carácter, su impronta y su forma de ser. Y está también el piano que habla de Mario Molina. Son dos voces, o tres, y ayer, hoy y el tiempo infinito por los siglos de los siglos pretéritos y venideros. Es un eterno presente, el que revivimos con este monólogo y un Valle-Inclán al que nos imaginamos claramente en su retrato, con sus luengas barbas, su brazo inexistente en cabestrillo, sus redondas gafas, su terno, su delgadez, su displicencia, su voz, su sin embargo. Porque a Gómez de la Serna lo estamos viendo. Canta, nos cuenta, no tenemos tampoco que inventarlo, nos lleva de la mano con su monóculo sin cristal para ver la realidad y su guante blanco que nos hace volar.
Va Pedro Casablanc/Ramón Gómez de la Serna desgranando, que es gerundio, las vicisitudes de este gran dramaturgo que se adelantó a su tiempo. En realidad, como ya hemos dicho antes, que se hizo eterno. Sus Sonatas y Poemas, sus artículos y diatribas, sus Comedias Bárbaras, sus Esperpentos, su gran Luces de Bohemia, su manquedaz, sus sátiras, su ironía, su genio, su bohemia para no ser del montón, para destacar por encima de otros, mediocres, pero es que su lenguaje, sus personajes y su ingenio no son para menos.
A su sombra se cobijaron otros escritores, y aún hoy, en su estilo quieren ser como él, y se quedan en servidumbre, en pleitesía ante este gran maestro.
No se volverá a repetir otro igual, menos mal, porque Don Ramón María del Valle-Inclán es irrepetible y pudiera abarcar todos los adverbios.
Volviendo a la obra que estamos viendo, más gerundios, ahora, después de esto, solo nos quedaría asistir a un espectáculo del propio Valle, a releernos a Gómez de la Serna, a escucharnos unos cuantos cuplés y a acordarnos de dos grandes inmortales ya, pase lo que está pasando, porque el tiempo es lo que estás viviendo y ahora, afortunadamente, vivimos a Valle-Inclán, a través de Gómez de la Serna, en el cuerpo de Casablanc, empujados por Alberti. Y en el escenario está el presente de todos los tiempos, inmortalizados. Ayer, hoy y todavía, mientras dure en el escenario y podamos ir a verlo.
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia y dirección: Xavier Albertí sobre un texto de Ramón Gómez de la Serna
Intérprete: Pedro Casablanc
Pianista: Mario Molina
Una producción de Teatro Español y Bravo Teatro SL
Espacio: Teatro Español
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