Han pasado 14 años desde que el programa del verano por excelencia cerrara sus puertas. Con él se fueron las pruebas, los bolos, las vaquillas y las risas al ver cómo uno se caía a la piscina. Grand Prix congregaba a miles de familias en torno al televisor y, años más tarde, los espectadores aún no han superado su final. Cada verano sueñan con ver el renacer del programa de su infancia, y por muchas especulaciones que haya, nunca acaba pasando.
Hace unos días El Confidencial Digital anunció que TVE había mantenido varias reuniones con la productora dueña del formato, Europroducciones, y que la dirección de Elena Sánchez había mostrado "bastante interés" en recuperar el formato. Una vez más vuelven las suposiciones, pero ¿esta vez será de verdad? Y lo que es más importante, ¿qué pasaría si volviera Grand Prix?
No hay duda. Es uno de los programas de referencia de la historia de la televisión en España. Cada año, los espectadores reclaman su vuelta. Al parecer, estos últimos años ha habido proyectos que intentaron traer de vuelta el programa, pero finalmente no salieron adelante. Según aseguró hace años Ramón García, la cara más visible del programa, no salió porque los animalistas "lo van a hacer imposible".
Si estrenas Grand Prix tal y como era en los años 90 fracasará porque estamos en otro momento con otro tipo de público. De la nostalgia no se vive
Y es que una de las pruebas a las que se sometían sus participantes era la vaquilla en una plató que de pronto se convertía en una plaza de toros y que se inspiraba en fiestas populares que se celebran en localidades españolas. Sin ir más lejos, la protagonista de la imagen del programa es una vaquilla. Una de las dudas que sobrevuelan en la posible vuelta de Grand Prix es si se mantendrían la vaquilla y las pruebas originales.
Por cada programa participaban dos pueblos españoles con población inferior a los 5.000 habitantes, representados por los colores azul y amarillo. El equipo estaba formado por 30 habitantes del pueblo que eran liderados por su alcalde o alcaldesa y representados por un padrino o madrina famoso. Tenían que superar varias pruebas y obstáculos físicos e intelectuales para intentar conseguir el mayor número de puntos que dieran la victoria a su localidad.
En los 90 funcionó, lo que no quiere decir que lo haga ahora. "Aunque su naturaleza sea más adecuada para la televisión tradicional, es casi imposible pensar que un formato de este tipo no tenga cabida en la actual, pero es difícil que funcione sin hacerle ningún ajuste o cambio", comenta Enrique Guerrero Pérez, profesor de ‘Programas de entretenimiento’ en la Universidad de Navarra.
En el programa competían mi prima y el panadero de mi pueblo, rodaban y se caían, y eso era gracioso. La normalidad del concursante era graciosa"
Para recuperar un formato que funcionó en televisión hace años existen varias opciones. "Puedes hacerlo exactamente igual que como se hacía, renovarlo totalmente y que sea un formato totalmente nuevo, o mantener unos elementos del pasado con unos nuevos", opina Julio Moreno Díaz, profesor de ‘Producción audiovisual y televisión’ en la Universidad Rey Juan Carlos. "No hay una fórmula mágica que te asegure que vaya a funcionar", añade.
Por eso, ambos coinciden en que recuperar Grand Prix es bastante arriesgado. "Las televisiones compran formatos franquicia que ya han sido testados a nivel internacional, como La Voz, por ejemplo. Porque a pesar de ser un formato caro, les garantiza un mínimo de unas seis u ocho temporadas", apunta Moreno.
Pero, como recuerda Guerrero, "cuando en el mercado televisivo faltan títulos de éxito que se hayan hecho virales en todo el mundo, los canales de tv miran al pasado para ver qué funcionó, ya sea para rescatar el formato al completo o coger algunos elementos". "A TVE no le están funcionando los formatos nuevos, así que igual es buena idea recuperar algo que tuvo mucho éxito e intentar subir su audiencia, que está bastante baja, en torno al 9%. Ya casi ni compite con Antena 3 ni con Telecinco", explica Moreno. Además, añade que últimamente el "presupuesto está más ajustado" y no tener publicidad y patrocinio les "limita".
Los concursos están de moda
Los hábitos de consumo de la televisión a veces son cíclicos. Hay géneros que viven sus mejores momentos y otros que pasan por momentos de sombra. Últimamente los concursos están de moda. Solo hace falta ver la parrilla de las principales cadenas de televisión, todas cuentan con un programa de este tipo. La mayoría de ellos son de cultura general, y aunque es verdad que Grand Prix contaba con una prueba en la que se sometían a preguntas de este tipo, muchos coincidían en que era la parte más aburrida del programa.
De hecho, en la actualidad, el programa que más se le puede parecer es El desafío de Antena 3, que presenta Roberto Real, y en el que un grupo de famosos se enfrentan cada semana a difíciles pruebas con el objetivo de ser el mejor en el juego. "El Desafío tiene otro elemento a su favor, el protagonismo de los famosos. En el caso de Grand Prix, si bien es verdad que había famosos que hacían de padrinos, el protagonismo no recaía sobre ellos. Habría que ver el modo de refrescar el formato para incluir elementos y tendencias que funcionan ahora, como que los personajes que aparecen adquieran mayor protagonismo", interpreta el profesor Guerrero.
A veces cuando se publica un remake de una película o de una obra es inevitable comparar las nuevas versiones con la original. "Si se recupera el Grand Prix es por nostalgia y eso tiene su riesgo. La memoria a veces juega malas pasadas y endulza los recuerdos", apunta Guerrero.
Aunque precisamente esa nostalgia puede jugar a favor del programa, sobre todo por el vínculo emocional que se creó con el espectador cuando se emitía. De ahí el entusiasmo de cada verano cada vez que empiezan a especular con que vuelva a ver la luz, como cuando Ramontxu e Ibai Llanos propusieron traerlo de nuevo, lo que conmocionó a los antiguos espectadores.
Las redes sociales como aliadas
Ambos profesores coinciden en que si el programa mantuviera su esencia con el mismo tipo de pruebas, sería muy fácil que encajara en redes sociales. "Las pruebas de Grand Prix tienen mejor posicionamiento que los juegos de preguntas y respuestas. Son cosas potencialmente viralizables. A los niños les encanta ver que la gente se caiga porque les resulta divertido. Además, en el programa competían mi prima y el panadero de mi pueblo, rodaban y se caían, y eso era gracioso. La normalidad del concursante era graciosa", apunta Moreno.
"Si estrenas Grand Prix tal y como era en los años 90 fracasará porque estamos en otro momento con otro tipo de público y de la nostalgia no se vive", opina Guerrero. Por entonces, las cifras de audiencia del programa rondaban el 36% de share, algo impensable para la televisión actual, en la que Antena 3, por ejemplo, supera con cierta holgura el 20% porque está pasando un buen momento.
"Ahora bien, si entendemos que el éxito no solo se mide con números de audiencias y valoramos otras cosas como la creatividad, si se moderniza el formato y tiene unas cifras de audiencia aceptables que al menos justifiquen la inversión que se haga, es otra cosa", concluye. Aun así, Moreno recuerda que "los primeros programas tendrán una audiencia importante, pero tendríamos que ver cómo evolucionaría a lo largo de la temporada".
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