El que fuera 45º presidente de Estados Unidos se ha entregado este martes ante el fiscal de Manhattan Alvin Bragg, rodeado del servicio secreto y acompañado de sus abogados, ha sido detenido, y a continuación ha comparecido ante el juez Juan Merchán en la Corte de Justicia Penal de Nueva York, donde se ha concentrado una multitud de seguidores y detractores de Trump. Tras tomarle las huellas dactilares, le han leído los cargos penales. Trump se ha declarado "no culpable" ante el juez de 34 delitos de falsificación de documentos que constituyen una conspiración ilegal.
El caso implica pagos a la actriz porno Stormy Daniels, a la modelo de Playboy Karen McDougal y otras personas. La tesis del fiscal es que con estos sobornos ocultó información que podría perjudicar sus intereses en las elecciones de 2016.
En el documento de la acusación del gran jurado que fue presentado a la Corte, se indica que "el acusado Donald J. Trump falsificó repetida y fraudulentamente los registros comerciales de Nueva York para esconder una conducta delictiva que ocultaba información dañina del público votante durante las elecciones presidenciales de 2016". Son las elecciones presidenciales que ganó frente a Hillary Clinton.
La falsificación de registros contables sería un delito menor, de acuerdo con la ley de Nueva York. Pero más grave sería si pueden demostrar que esa irregularidad sirvió para cometer otro delito, como sostiene el fiscal Bragg. Este plan se habría puesto en marcha desde agosto de 2015 hasta diciembre de 2017, tiempo durante el cual Trump y otros habrían pagado para silenciar información que le podía perjudicar.
"Para ejecutar este esquema ilegal, los participantes violaron las leyes electorales", afirma la acusación. "Tenemos que garantizar que todos son iguales ante la ley, independientemente del dinero y del poder que tengan", ha dicho el fiscal Bragg, después de que saliera Trump de la Corte. El fiscal ha señalado que Trump ha cometido estos delitos en Nueva York: "Los registros contables han de ser exactos en todas partes, pero más en el centro financiero del mundo".
Previamente, Donald Trump se ha dejado ver puño en alto en señal de victoria y corbata roja ante los seguidores que el esperaban ante su edificio la Trump Tower. Es la primera vez que un ex presidente de Estados Unidos afronta una imputación por cargos penales en los 250 años de historia del país.
De camino, Trump ha escrito en Truth Social: "Rumbo al Bajo Manhattan, a la Corte. Esto parece surrealista. Me van a arrestar. No puedo creer que esto pase en América. MAGA! [Make America Great Again, Hagamos América más grande].
Un gran jurado de Nueva York imputó el pasado jueves a Trump y por ello tenía que entregarse a la justicia y conocer así los delitos. El caso más conocido es el de la actriz porno conocida como Stormy Daniels que recibió 130.000 dólares para que silenciar la relación sexual que habrían tenido diez años antes. El chico para todo de Trump Michael D. Cohen se habría encargado de pagar a la actriz, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, primero de su bolsillo. Luego recibió varios abonos de Trump a cargo de su organización, pero se contabilizaron como gastos legales.
El caso de Stormy Daniels queda apuntalado por el de la modelo Karen McDougal que mantuvo una relación más duradera con Trump casi en la misma época, que también habría pagado para ocultarla. Incluso la investigación incluye otro pago más. La cuestión más compleja es demostrar que va más allá de la falsedad contable pues era un esquema relacionado con la campaña electoral, como dice el fiscal.
La expectación ha sido mayúscula. Las cadenas de televisión de EEUU siguieron al detalle su salida de la mansión de Mar-a-Lago en Florida este lunes y su llegada a la Torre Trump, donde durmió la víspera de su comparecencia. Nueva York ha amanecido parcialmente blindada en el recorrido del ex presidente para evitar disturbios similares al asalto al Capitolio. Ha salido de la Trump Tower una hora antes de comparecer y ha saludado a la multitud.
La congresista Majorie Taylor Greene, conocida como MTG, ha convocado a los seguidores de Trump en un parque cercano a la Corte, donde ha declarado el ex presidente. Ha querido hacer ruido para expresar su rechazo a la acción del fiscal y el gran jurado. Los detractores del magnate también se han dejado ver. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha llamado a que todos se controlen y ha puesto en alerta los 35.000 policías de la ciudad.
Un equipo legal reforzado
Donald Trump pasó las últimas horas reunido con su equipo legal al que se ha incorporado Todd Blanche, ex fiscal general y defensor del ex jefe de campaña del ex presidente Paul Manafort. Sus asesores se oponían a que el juez Juan Merchán permitiera hacer fotos o tomar imágenes a los medios de comunicación. Hubo acuerdo para que no tuviera que ser esposado. El juez ha limitado en extremo el acceso a los medios gráficos: solo cinco fotógrafos dentro de la sala momentos antes de que hable Trump y en los pasillos.
Los abogados decían que querían evitar un circo mediático. Sin embargo, la revista Rolling Stone ha desvelado que habían ofrecido a Trump testificar por zoom pero prefirió desplazarse a Nueva York. Poco antes de entregarse, Trump ha escrito en Truth Social, la red con la que ha reemplazado a Twitter después de que suspendieran su cuenta tras el asalto al Capitolio, que para ser justo el juicio debería celebrarse en Staten Island, un distrito con más votantes republicanos que Manhattan. Sería muy raro que se cumpliera su deseo.
Este martes a Trump le han tomado las huellas dactilares y le han leído sus derechos: "Tiene derecho a permanecer en silencio…" Ha conocido los cargos en su contra, unos 30. Ante el juez Juan Merchán, de origen colombiano, tenía previsto declararse "no culpable". No le han hecho fotos para evitar que se filtren. Después ha quedado libre hasta que empiecen las primeras audiencias del juicio en los próximos meses.
A su vuelta a Florida, Trump tiene previsto dar una rueda de prensa, que todo indica que se convertirá en un mitin. Han sido invitadas unas 500 personas, según Associated Press. Habrá congresistas afines a Trump, donantes y seguidores.
Es previsible que los defensores de Trump van a presentar objeciones que pueden retrasar el proceso. Para empezar van a recusar al fiscal Bragg. Según los juristas, los fiscales de Nueva York nunca antes han combinado un cargo de falsificación de registros comerciales con una infracción a la ley estatal electoral en un caso relacionado con unas elecciones presidenciales, o con alguna campaña federal. En el peor de los casos se enfrentaría una sentencia de máximo cuatro años, y no sería obligatorio pasar tiempo en prisión, de acuerdo con The New York Times.
Cierre de filas de los republicanos
La imputación de Trump ha provocado una ola de solidaridad entre las filas republicanas. Desde su posible rival en las primarias, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, hasta quien fuera su vicepresidente, Mike Pence, han levantado la voz contra lo que consideran una persecución política. Para DeSantis se trata de una "instrumentalización del sistema judicial al servicio de la agenda política".
Aunque un 60% de los estadounidenses creen que hay fundamentos para la imputación de Trump, sus seguidores están enfurecidos y dispuestos a ayudarlo. Desde que se conoció la imputación, la campaña de Trump ha recaudado ocho millones de dólares. Solo el lunes se superó el millón, según fuentes de su campaña.
En las encuestas Trump se ha colocado como el aspirante a candidato presidencial mejor situado. Incluso ha ganado cuatro puntos (de 44% a 48%) mientras que DeSantis, el segundo mejor situado, ha perdido mucho apoyo (del 30% al 19%), según Ipsos/Reuters. Trump, que estuvo en la Casa Blanca desde enero de 2017 a enero de 2020, aspira a ser presidente por tercera vez, después de haber fracasado en su intento de ser reelegido en 2020 frente al demócrata Joe Biden.
El magnate mantiene que no perdió sino que hubo fraude. Precisamente sus incendiarias declaraciones el 6 de enero de 2021 provocaron el asalto al Capitolio, cuando los congresistas certificaban la elección de Joe Biden. Una comisión de investigación del Congreso le ha considerado culpable de instigar este ataque y queda que el Departamento de Justicia se pronuncie.
Para Trump la imputación, que promueve el fiscal Alvin Bragg del distrito de Manhattan, es una "caza de brujas para destruir el movimiento Make America Great Again". El ex presidente ha negado la relación con Stormy Daniels y haber pagado por su silencio, a pesar de que su ex abogado Cohen lo ha confirmado.
Trump ha convertido al fiscal Bragg en objeto de su ira. “Si realmente quiere limpiar su reputación, debería dimitir ya”, ha dicho Trump sobre el fiscal, el primer afroamericano en el cargo. Según el ex presidente, Bragg trabaja al servicio del millonario George Soros, quien habría financiado su campaña. Lo cierto es que Soros aportó medio millón de dólares a un grupo que apoyaba a Bragg, pero esa donación conocida y legal solo suponía el 10% de su campaña.
También cuestiona al juez Juan Merchán, de la Corte Suprema de Nueva York. “Me odia”, ha dicho Trump. El juez le ha llamado al orden por sus incendiarias declaraciones y le ha pedido que actúe de forma más comedida.
Merchán presidió un juicio el año pasado en el que Allen Weisselberg, ex responsable de finanzas de la Organización Trump, se declaró culpable de fraude y acabó incriminando a la empresa. También estuvo al frente de un caso de fraude en el que estuvo implicado el ex ideólogo de Trump Steve Bannon.
Este caso es solo uno de los muchos desafíos legales que afronta Trump. Es probable que el próximo del que se hable sea la investigación que lleva a cabo una fiscal de Georgia sobre el intento de Trump de manipular los resultados electorales en este decisivo estado. Y no será el último. El Departamento de Justicia y el FBI han logrado pruebas de una posible obstrucción de la investigación por parte del magnate en el caso de los documentos encontrados en su mansión de Florida, según el diario The Washington Post.
Estados Unidos se adentra en territorio desconocido con esta extraordinaria situación que ha llevado a que un ex presidente con aspiraciones de volver a la Casa Blanca tenga causas pendientes con la Justicia de gran relevancia. Para cualquier otro candidato sería su final, pero Donald Trump no es cualquier candidato.
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