A Pedro Sánchez lo han abucheado en Segovia, cuando estaba plantado y discurseando muy castellanamente bajo ese sol blando y áspero de esterilla, con sombra dura de piedra, que se queda por allí cuando se va el invierno. Moncloa le prepara a Sánchez todo muy cuidadosamente, y en Segovia parecía que le había montado una justa o un mercado medieval de quesos para lucirse él en sus batallitas o para vender él sus quesos. Pero no se puede controlar todo, o no había para llenarlo todo con extras de petanca o afiliados de poyete, esa gente que el partido coge como de los palomares del partido para que haga de palomas de zureo, friso, brocal y migajón. El abucheo, el insulto o el revolcón fue por la cuestión del Sáhara, pero podría haber sido por cualquier otra cosa. Yo creo que Sánchez ya no puede salir al sol ni al pueblo, que la primavera se la ha quedado Yolanda Díaz, como se queda a veces una mariquita entre las trenzas, y al presidente ya no le queda gente, sólo tropa.
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