Cuando Salvador Dalí terminó en Figueras su apartamento surrealista del retrato de Mae West en el que su famoso sofá en forma de labios y unos cuadros componen su rostro visto desde cierta perspectiva dijo “algún día pondremos una cámara y la gente podrá verse dentro de la cara”. La anécdota la cuenta Óscar Tusquets que colaboró con Dalí en la creación de la obra.
Por obra y gracia de la museografía contemporánea la idea de Dalí se ha hecho realidad en la reconstrucción de la sala de Figueres que el propio Tusquets ha realizado para la muestra Duchamp, Magritte, Dalí. Revolucionarios del siglo XX. Obras maestras del Museo de Israel. En la exposición que se podrá ver en el Palacio de Gaviria de Madrid hasta el 15 de julio, el visitante se puede introducir en el mundo onírico del de Figueres y verse sentado en los labios de Mae West. “En la sala de Figueres esto no se se podría hacer, porque no se puede entrar por el gran número de visitantes”, señala Tusquets, quien además de la sala ha diseñado todo el espacio expositivo.
En el Palacio de Gaviria toman forma muchos de los juegos, ensoñaciones y creaciones de los artistas del dadaísmo y el surrealismo. La exposición está compuesta por 180 obras del Museo de Israel de Jerusalén que atesora un gran colección de estos dos movimientos artísticos. La obras se presentan en el Palacio de Gaviria por áreas temáticas, como las dedicadas al deseo, a los paisajes oníricos o a las metamorfosis, en las que se mezclan ambos movimientos; “mostramos el surrealismo como una evolución del dadaísmo”, señala la comisaria de la muestra Adina Kamien-Kadzan, para quien son los movimientos que cambian la visión del arte del siglo XX. “El dadaísmo y el surrealismo eran corrientes intelectuales e ideológicas universales, capaces de atravesar las fronteras y redefinir los estados del ser y las diferentes maneras de percibir el mundo”, señala.
Entre las obras expuestas destacan los ready-made dadaístas de Duchamp. Con especial protagonismo de su Rueda de bicicleta. La que fuera primera obra dadaísta, una rueda de bicicleta puesta sobre una banqueta, es la estrella de la sección Yuxtaposiciones maravillosas. La pieza no es la original, aquella desapareció, la que se puede ver en Madrid es el una reedición que Duchamp realizó para en 1964 para Arturo Schwartz, artistas y coleccionista de arte de quien provienen las obras del Museo de Israel.
Las piezas expuestas son un recorrido por las técnicas y estrategias adoptadas por artistas como Magritte y Dalí, Ernst, Tanguy, Man Ray, Picabia, Schwitters, Höch, esto es pinturas, dibujo, collage, esculturas, ready-made, assemblages, fotografía, fotomontaje y fotocollage. Algunas obras son tan conocidas como maestras como los lienzos El Castillo de los Pirineos (Magritte, 1959), Ensayo Surrealista (Dalí, 1934) o Dalí Mona Lisa (1953), el fotomontaje de Philippe Halsman en colaboración con el artista español.
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