Primero fue acusado de difundir información falsa sobre el Ejército ruso en Ucrania, y luego de "alta traición" por una serie de discursos en los que criticaba la política del Kremlin y la guerra en Ucrania. El disidente Vladimir Kara-Murza, de nacionalidad rusa y británica, ha sido condenado a 25 años de cárcel por un tribunal de Moscú en uno de los casos más llamativos de estos últimos meses.

Kara-Murza, que estudió en la Universidad de Cambridge, fue detenido en abril de 2022. Padre de tres hijos, Karas-Murza, de 41 años, afronta la sentencia más dura dictada contra un opositor al presidente ruso, Vladimir Putin, desde que se inició la invasión rusa el 24 de febrero de 2022.

En marzo de 2022 Kara-Murza intervino ante la Cámara de Representantes de Arizona para denunciar la política occidental de "apaciguamiento" con el Kremlin. De ahí la acusación de difundir "información falsa". En julio le acusaron de "promover actividades de una organización indeseable", en relación con su presunta colaboración con Rusia Abierta y la Fundación Free Rusia, dos ONG que el Kremlin considera "indeseables". El 6 de octubre las autoridades rusas le acusaron de "alta traición" por cooperar supuestamente con un país de la OTAN. Las pruebas, sus discursos críticos varias capitales europeas y Washington DC.

En su intervención ante el tribunal la semana pasada, Kara-Murza dijo que mantenía todo lo que había dicho. "Solo me culpo de una cosa: de no haber convencido a mis compatriotas y a los políticos de los países democráticos del peligro que representa el Kremlin para Rusia y para el mundo".

Amnistía Internacional lo considera preso de conciencia y pide su liberación. Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, ha destacado que Kara-Murza "es un hombre con coraje y convicción que cree que los derechos humanos y la dignidad deben prevalecer sobre el miedo. Su valiente e incansable labor ha permitido que más gente comparta estos valores en Rusia. Sin embargo, en su lucha por esta causa justa ha pagado el precio de la propia libertad".

También se teme por el destino del periodista estadounidense del The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, que ha sido acusado de espionaje en la planta militar de Uralvagonzavod por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia. El periodista ha negado cualquier implicación en actividades de inteligencia contra el Kremlin. Acaba de escribir a sus padres a quienes asegura que conserva la esperanza en que se resuelva su caso. Numerosas organizaciones internacionales han pedido su liberación.

Es la primera vez que las autoridades rusas detienen a un periodista estadounidense desde el fin de la Guerra Fría por presunto espionaje. Gershkovich, hijo de una pareja que huyó de la URSS en 1979, fue detenido el 30 de marzo en Ekaterimburgo, cerca de la planta militar de Uralvagonzavod. El reportero estaba investigando sobre el Grupo Wagner.