Mantenella y no enmendalla. La ministra Irene Montero, que finalmente ha intervenido en el Pleno en el que se votaban las enmiendas para agravar las penas en la ley conocida como la de sólo sí es sí, no ha estado especialmente agresiva con sus socios de Gobierno, pero sí ha estado llorona en el sentido de lamentar una y otra vez las respuestas negativas del Partido Socialista a sus propuestas, incluidas las de aumento de las penas que a los miembros del PSOE les parecieron “excesivas”. 

Ha vuelto a insistir en el asunto del consentimiento que, en su opinión, queda arrasado con la nueva redacción del texto de esta Ley Orgánica. Es decir, no se ha bajado del burro en ningún momento y ha reprochado que las modificaciones se vayan a hacer de la mano del PP que nunca, nunca, ha votado a favor de cualquier ley que supusiera un avance en la lucha por el reconocimiento de los derechos feministas.

Ella ha dicho que seguirán en la lucha, lo cual permite augurar numerosas manifestaciones reivindicativas de las posturas defendidas por ella y su equipo que -es un deseo formulado por mí- espero que no duren mucho tiempo más en el Gobierno.  Todo lo más en diciembre, cuando habrá elecciones generales, y aunque fuera Pedro Sánchez el que siguiera en el poder, habrá escarmentado y no repetirá poniendo a este equipo al frente de Igualdad o como quiera que se llame el ministerio en esa segunda etapa.

Lo que ha hecho esta mañana Irene Montero es liderar ese movimiento reivindicativo que seguro que llenará otra vez las calles de España porque no está de acuerdo con el modo en que los jueces han aplicado la ley. 

Eso es lo que ha vuelto a decir la señora Montero hoy subida en la tribuna. Que los jueces no han aplicado bien la ley y que hay cientos de recursos planteados que llegarán al Tribunal Supremo que ya se ha pronunciado sobre algunos casos. En cualquier caso, la anterior redacción de la ley -a falta de que se publiquen en el BOE las enmiendas aprobadas hoy- ya dijo el Supremo que permitía la rebaja de las penas.

Seguirá durante mucho tiempo más ese goteo tan estremecedor de violadores y abusadores con las penas rebajadas o directamente excarcelados

Pero Irene Montero y las suyas no se han bajado de la defensa de sus posiciones incluidos los ataques a los miembros del Poder Judicial porque en su opinión son machistas, aunque las revisiones de sentencias las hayan aplicado mujeres. Da lo mismo. 

Naturalmente, ha escogido con dedicación las expresiones más dañinas para la causa que hoy ocupaba al Congreso, como decir que el consentimiento es puro “teatro” y algo que es inobjetable, que es que el consentimiento siempre estuvo en el centro de la ley anterior a la suya y que, en cualquier caso, el consentimiento no se ha tocado en estas enmiendas que se aprueban hoy. Pero ella sigue con su lamento.

Por lo demás, la intervención de la portavoz del PSOE, lejos de agradecer la aportación del PP -porque sin sus votos no sería posible la mayoría absoluta requerida para aprobar una Ley Orgánica- le ha sacudido de lo lindo. Claro que también la portavoz del  PP ha dejado dicho en la tribuna que esta aprobación de las enmiendas no era para apoyar al PSOE sino que era una cuestión de responsabilidad en defensa de las mujeres y que la razón por la cual el PSOE acepta las modificaciones no es por respeto a las mujeres sino por vértigo electoral.

Con todo, todas las violaciones y los abusos que se hayan producido desde que se aprobó la norma recién modificada hoy, serán juzgados con esa ley, de manera que seguirá durante mucho tiempo más ese goteo tan estremecedor de violadores y abusadores con las penas rebajadas o directamente excarcelados.

Por una responsabilidad como ésta la ministra Montero tenía que haber sido cesada hace ya muchos meses. Pero ya nos podemos ir olvidando de ese asunto porque eso significaría que Pedro Sánchez quedaría en minoría -Pablo Iglesias forzaría la situación- y tendría que convocar elecciones anticipadas. Nada más que por eso la señora Montero sigue en su puesto.

Por lo menos rectificamos. Menos es nada.