Está convencido de que su país puede actuar como un casco azul entre ambas orillas del Mediterráneo. Y apaciguar los conflictos que hoy arrecian. Entre ellos, el que protagonizan Marruecos y Argelia, dos vecinos que pugnan por el liderazgo de la región, con España alineada con las aspiraciones marroquíes tras su cambio de posición en el contencioso del Sáhara Occidental.
“Una monarquía en Libia podría trabajar por la paz regional”, declara Mohamed el Senussi, príncipe heredero de Libia en una entrevista con El Independiente. “Mi familia tiene relaciones históricas con Argelia y Marruecos así como con otros países de la región como Chad y Sudán. Gozamos de un buen nombre”, indica.
“Me gustaría que los problemas que puedan existir hoy entre España y algunos países de la región desaparecieran”, sostiene Mohamed, exiliado desde finales de la década de 1980 en Londres. “En caso de reinar, seríamos una nación con fuertes lazos con África”, desliza tras ofrecer su mediación. El giro copernicano del Ejecutivo de Pedro Sánchez en el Sáhara Occidental, ex colonia española, ha mejorado los lazos con Marruecos, siempre inestables, al precio de malograr las relaciones con Argelia, un importante socio gasístico.
Madrid ha sacrificado su posición de “neutralidad activa” en el litigio del Sáhara a cambio de respaldar los postulados de Marruecos y su plan de autonomía. A este respecto, El Senussi considera el conflicto “un asunto entre dos países que deben trabajar para arreglarlo y encontrar una solución”. El príncipe heredero, lejos de las consignas de Muamar Gadafi, apuesta por convertir el país en un jugador neutral, consciente además de como el suelo libio es hoy un avispero de fuerzas extranjeras.
“Deberíamos ser neutrales, sin involucrarnos en ningún problema interno de un país vecino. Al mismo tiempo debemos exigir que ningún país se inmiscuya en nuestro asuntos. Desde esa posición podemos ser un hacedor de paz en la región”, arguye El Senussi.
La transición española como inspiración
Como el más destacado miembro de una familia real instalada en el destierro, mira con interés a España y la restauración monárquica que sucedió a la muerte del dictador. Se da la circunstancia, además, de que su abuelo materno fue embajador de Libia en España durante los años 50 del siglo pasado. “La monarquía fue en España la respuesta al problema y la fuerza capaz de unir a la sociedad. Es una situación similar a la que se enfrenta hoy Libia”.
España es una prueba de que una monarquía constitucional puede unir a un pueblo
“En mi país tenemos una situación que en España conocéis bien, la de las fosas comunes”, agrega el heredero al trono. “Hoy España es un lugar estable que se ha ganado la confianza del mundo. Es mi prioridad”, agrega. “España está siempre presente en nuestras conversaciones con nuestros compatriotas y amigos como un brillante ejemplo de cómo un país puede encontrar la prosperidad y avanzar hacia un futuro brillante utilizando su propia historia como inspiración”.
A su juicio, “España es una prueba de que, especialmente en un momento de crisis y transición, una monarquía constitucional enraizada en la historia y la identidad nacionales, es capaz de unir a un pueblo, estableciendo una gobernanza democrática transparente para construir un futuro de éxito”. “Al igual que España, creemos que Libia puede unirse bajo el paraguas democrático de la monarquía constitucional que mis antepasados establecieron en 1951, y al igual que España nos gustaría ver a nuestro país prosperar y construir su futuro en armonía y paz”.
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