El domingo pasado hubo un partido de fútbol en Valencia. El resultado fue 1-0 a favor del equipo local. Y, aunque una derrota del Real Madrid siempre es noticia, después del encuentro se ha hablado de todo menos de fútbol. La imagen del delantero merengue, Vinicius Jr, señalando con vehemencia al aficionado que lo estaba llamando "mono" ha dado la vuelta al mundo. El gesto de delantero brasileño, al que las cámaras también captaron llorando en una mezcla de rabia, tristeza e indignación, ha reabierto debates tan necesarios como inevitables.
La relevancia de unos hechos despreciables en un escenario globalmente expuesto ha provocado una oleada de declaraciones solidarizándose con el futbolista, colocando el foco en España y llegando a calificarlo como un país racista. Una afirmación que ha generado multitud de reflexiones anexas sobre el auténtico origen de este suceso. Pues una cosa es decir que en España hay racismo, un asunto estructural que afecta en mayor o menor medida a la mayoría de países occidentales, y otra muy distinta acusar a todo un país de tener una conducta racista por sistema.
Ha habido quien ha reactivado esa Leyenda Negra que dibuja una España cuya historia siempre permanecerá estrechamente ligada a asuntos como la expulsión de los judíos, la inquisición o la colonización americana. Una imagen recordada desde el exterior, donde países como Gran Bretaña o Brasil se han hecho especial eco del incidente del domingo, pero también desde dentro de nuestras propias fronteras. Pues, como dijo el hispanista francés Pierre Chaunu, la Leyenda Negra constituye en buena medida "el reflejo de un reflejo".
El peso de la Leyenda Negra
"España no es ni más ni menos racista que el resto de países de su entorno", afirma Xosé Manuel Núñez Seixas (Ourense, 1966), catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Santiago de Compostela y especializado en nacionalismos e identidades territoriales en Europa.
El historiador gallego incide en que el caso español no es diferente a lo que está ocurriendo en el resto de potencias europeas. Incluso recuerda que aquí ha tardado más en llegar un movimiento político con mensaje xenófobo, mientras en países como Francia, Italia, Reino Unido o Alemania llevan ya años instaurados.
Sin embargo, el relato histórico sigue siendo determinante cuando introduces en el buscador de Google "racismo en España" y encuentras una amplia entrada de Wikipedia en cuatro idiomas: inglés, español, euskera y catalán. Algo que no ocurre cuando cambias el país por alguno de los otros cuatro anteriormente citados. Para la enciclopedia de internet sólo Estados Unidos y España merecen tal distinción. De hecho, el caso de Vinícius Jr ya está documentado al final de la versión inglesa dedicada al racismo español.
"No creo en una Leyenda Negra, un tópico que gusta mucho a los medios latinoamericanos, esto les ha servido para reafirmar su discurso de que les tenemos manía, etc", explica Núñez Seixas. Aun así, el catedrático recuerda que la memoria del pasado siempre es muy selectiva y que España ha pecado de cultivar tanto a derecha como a izquierda una visión bastante benigna de su pasado colonial. "La expulsión de los judíos y la inquisición siempre han tenido cierto poso en el exterior, pero nadie se acuerda de que España fue de los últimos en abolir la esclavitud, en los años 80 del siglo XIX".
"España no es ni más ni menos racista que Gran Bretaña u otros países"
Precisamente desde Brasil, el ministro de Justicia, Flávio Dino, fue uno de los primeros en apuntar a España, comunicando la intención del gobierno brasileño para estudiar el principio de extraterritorialidad por los ataques racistas sufridos por Vinícius en el fútbol español. Un gesto que responde más a una necesidad de posicionamiento del Estado que a una posibilidad real de actuación.
Núñez Seixas asegura no ver ninguna base histórica para afirmar que lo ocurrido en el estadio de Mestalla responde al hecho de que España sea un país más racista que el resto. "Podríamos hablar de tradición si Vinícius, en vez de ser brasileño, fuese marroquí. Ahí sí que hay unos prejuicios mucho más cercanos en el tiempo" contra los “moros”. Además, el historiador gallego recuerda que este tipo de actos ya pasaban igual en los estadios ingleses hace un par de décadas. "Lo que pasa es que se tomaron medidas porque la Premier es un producto global, se ve en muchos países y no quieren dar una mala imagen. Quizá ahí LaLiga ha llegado tarde, pero yo no diría que España es ni más ni menos racista que Gran Bretaña u otros países. Por suerte o por desgracia, ojalá fuese menos".
Es cierto que la comparación con otros países no solucionará un problema social de tales magnitudes, pero su contextualización histórica sí puede ayudar a encontrar las verdaderas carencias del sistema y actuar de manera efectiva contra el problema. La excusa de la Leyenda Negra no exime la autocrítica, pero decir que España es racista guarda cierto grado de derrotismo, como si fuese algo intrínseco e inmutable, mientras que admitir que en España hay racismo hace más fácil la idea de señalarlo, aislarlo y contrarrestarlo.
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