El sombrero ha acompañado al caballero desde hace más de 900 años y, si no, echemos un repaso a la historia: en la Edad Media, los varones se calaban una cofia que les tapaba el cabello debajo del sombrero y, en el Renacimiento llevaban largos gorros rojos. En el siglo XVII, los grandes tricornios adornados con plumas hicieron furor entre los hombres de alta cuna mientras que los campesinos europeos se protegían del sol con sombreros de ala ancha y copa cónica… Y así nos perdemos en las centurias encontrando infinidad de formas y colores. Más cercanos en el tiempo, por ejemplo, los canotiers de paja de los años 20, o los sombreros de copa y los bombines que caracterizaron a los banqueros de la City londinense, sin olvidar los Stetson de cawboys, las gorras con visera de los pillos neoyorquinos de los años 30, o el flexible Fedora que inmortalizó Humphrey Bogart…

Aunque su uso ya no está tan generalizado como antes, el sombrero sigue siendo una pieza elegante y funcional del armario masculino por lo que ahora, existe mayor interés. Diseñadores y tendencias lo han rescatado en muchas de sus colecciones revitalizándolo con originalidad y vanguardia. Ejemplo de ello es El Sombrero Masculino, una exposición instalada en el Museo del Traje de Madrid hasta el 13 de noviembre, que recoge los trabajos de los miembros de la Asociación de Sombrereros que  han tomado los clásicos modelos (el Fedora, la gorra de visera, el sombrero hongo…) como base y, con ingenio y vanguardia, los han enriquecido a base de materiales atípicos, texturas diferentes y tonalidades llamativas. “Hoy por hoy, vivimos en una época en la que gozamos de la libertad de utilizar todo este imaginario y moldearlo a nuestro antojo para crear piezas individualizadas, pensadas como arte, en la que arbitrariamente decidimos lo que queremos comunicar”, dicen los artesanos. Si en el pasado nadie se atrevía a salir de casa sin cubrirse la cabeza por considerarlo indecoroso hoy, ponerse un sombrero puede resultar un acto de valentía o excentricidad.

Un diseño de fieltro de Henar Iglesias.
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Un bombín convertido en arte gracias a Nina Pawlowsky. Apliques metálicos en este sombrero de Susana Loureda. Las flores siempre son un motivo recurrente en sombrerería. Un adorno de plumas en este modelo ideado por Juana Nicolás. El fieltro sigue siendo el material estrella en los sombreros de invierno.

La Asociación de Sombrereros celebra este viernes 5 de noviembre, Santa Catalina de Alejandría, la patrona de su oficio. Las salas del Museo del Traje van a ser el escenario de múltiples actividades. Se va a instalar un tocador donde varios estilistas aconsejarán sobre cómo y cuándo llevar sombrero y a saber elegir el que mejor nos favorece; los más pequeños aprenderán a confeccionarse su propia gorra de visera, y las sombrereras Susana Loureda y Henar Iglesias realizarán a la par un ejercicio de plancha y adorno de un sombrero masculino. Como el mundo del sombrero y la música siempre ha ido de la mano, será el polífacético líder de Siniestro Total,  Antón Reixa, el encargado de dar el pregón de la jornada… Como asegura el también compositor y aficionado a cubrirse la cabeza Joaquín Sabina: “Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo”.

  • La exposición El Sombrero Masculino, estará instalada en el Museo del Traje (Avenida Juan de Herrera, 2. Madrid) hasta el 13 de noviembre. La entrada al museo son 3 euros pero las visitas a las exposiciones temporales son gratuitas.
  • El viernes 5 de noviembre, de 11 a 19 h., la Asociación de Sombrereros celebra Santa Catalina de Alejandría, la patrona de su oficio, con actividades para todos los públicos. La entrada es libre hasta completar el aforo.