El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado este lunes la segunda crisis de su gobierno, apenas ocho meses después de la remodelación forzada por la salida de Junts del Govern. Tres consejeros abandonan la Generalitat: la titular de Agricultura, Teresa Jordà, el de Educación, Josep González-Cambray, y el responsable de Transportes, Juli Fernández. Los tres han gestionado áreas criticas durante estos meses, pero cada relevo responde a una clave distinta.

Aragonès ha rechazado que la crisis de gobierno responda a los resultados del 28M, cuando ERC perdió 300.000 votos. Ha defendido, en cambio, que en el ecuador de la legislatura era necesario el cambio para coger nuevos bríos y completar el mandato. "Tenemos la firme voluntad de acabar legislatura hasta febrero de 2025, Cataluña necesita estabilidad, este es el motivo" del cambio, ha asegurado.

Crisis en Educación

Los relevos, sin embargo, responden al desgaste especialmente en Educación, donde Cambray ha tenido en pie de guerra a la comunidad educativa por sus cambios en el calendario, sin que el aumento de plantillas e inversiones haya servido para frenar ese malestar. Lo sustituye Anna Simò, una histórica de Esquerra que ya formó parte del primer tripartito como consejera de Bienestar Social.

"Han sido dos años de alta complejidad" en Educación, ha reconocido Aragonès. Pero se ha referido solo a los "cambios en positivo" como la gratuidad en la educación de 0-3 años, "el aumento las plantillas y consolidación inversiones en ámbito educativo". El president ha destacado que la crisis coincide con el fin de curso para concluir que "quiero empezar el próximo curso con una consellera consolidada" señalando su "experiencia y compromiso político".

Fernández y la batalla con el PSC

El relevo de Juli Fernández se ha leído en clave de relación con el PSOE y el futuro de las inversiones comprometidas en Cataluña. Es el único de los consejeros nombrados el pasado octubre que sale ahora. Tras apenas ocho meses en el cargo Fernández ha sido el principal escollo para iniciar las obras de la B-40, una carretera largamente reclamada por empresas y vecinos del Vallès, que el PSC exigió como condición para aprobar los presupuestos de la Generalitat.

Aragonès ha insistido en que su relevo responde a "conversaciones de semanas" y ha evitado explicitar si el consejero había pedido ese relevo, tras expresar repetidamente en público su incomodidad por el acuerdo alcanzado con los socialistas. "Llegamos a la conclusión de forma compartida de que ahora para continuar el proyecto era positivo el relevo".

En este contexto, ha explicado la elección de la hasta ahora delegada de la Generalitat en Madrid, Esther Capella, por su experiencia tanto en políticas de vivienda como en la negociación con el Gobierno. Capella es otra de las históricas "pata negra" del partido. Concurrió a las pasadas municipales en la candidatura de Ernest Maragall por el Ayuntamiento de Barcelona. Pero el hecho de que ocupara el número 3, por detrás de Elisenda Alemany, que no pertenece al partido, se interpretó como una desautorización de las bases en la capital catalana a su pretensión de liderar el grupo municipal.

Jordà vuelve al Congreso

En el caso de Jordà, responsable de la gestión de la sequía, su relevo al frente de Agricultura y Medio Ambiente se ha presentado como un premio. La consejera formará tándem electoral con Gabriel Rufián en la candidatura a las generales del 23J para "defender desde posiciones independentistas los intereses de Cataluña" ha argumentado Aragonès.

En otras palabras, una voz de peso junto al portavoz en el Congreso, que durante los últimos años ha llevado prácticamente en solitario las negociaciones con los socialistas. En Esquerra atribuyen el revolcón de las urnas el pasasdo 28M como un castigo por su pactos en el Congreso, más que a su gestión en la Generalitat.

Por eso el rápido anuncio realizado por Oriol Junqueras de que Rufián seguiría encabezando la candidatura en las generales fue entendido como una falta de autocritica inaceptable. En Consejo Nacional reunido el pasado fin de semana se oyeron voces críticas que exigían reconocimiento de errores y más autocrítica por parte de la dirección liderada desde hace más de una década por Junqueras y Marta Rovira.