Uno de los principales problemas que presenta el glaucoma es que no avisa. Su aparición es progresiva y asintomática para los pacientes al inicio del proceso, si bien sus secuelas son muy peligrosas, pudiendo favorecer la pérdida de visión o incluso la ceguera en los pacientes. La única forma de saber si un paciente tiene glaucoma es acudiendo a una revisión oftalmológica.
“El correcto diagnóstico y detección precoz del glaucoma es vital para evitar un efecto de esta enfermedad como puede ser la ceguera. Para ello utilizamos los nuevos procedimientos de cirugía de glaucoma mínimamente invasivos o MIGS", indican los responsables del servicio de Oftalmología del centro Olympia, los doctores Alfredo Castillo y Carlos Palomino.
El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo debido a la acumulación de fluido en la parte delantera del ojo, lo que aumenta la presión en el globo ocular y daña en consecuencia el nervio óptico. Es una patología que al principio no suele dar síntomas. “Por eso, cerca de la mitad de las personas que lo padecen no saben que lo tienen”, apunta el doctor Palomino.
Principales síntomas, cuando los hay
Como consecuencia del glaucoma, con el paso del tiempo puede perderse visión. En un primer momento se ve afectada la periférica o lateral, es decir, el área de visión más cercana a la nariz. “Es tan lento y progresivo que muchas personas son incapaces de apreciarlo”, advierte el doctor Castillo, aunque cuando el proceso se encuentra un poco más avanzado el paciente sí puede llegar a percatarse de que no es capaz de ver las cosas que se encuentran a su alrededor.
Ambos especialistas de Olympia alertan de que se debe buscar ayuda de inmediato si el paciente tiene el ojo rojo o presenta náuseas, así como un dolor intenso en el ojo, aparte de visión borrosa sin explicación.
Factores de riesgo
No hay forma de prevenir el glaucoma además de con las revisiones oftalmológicas periódicas. Pero sí hay factores de riesgo identificados, como tener antecedentes familiares o más de 60 años. «No están claras las causas del glaucoma, si bien muchos pacientes presentan una alta presión ocular, de forma que aquellos tratamientos destinados a reducir la presión ocular pueden ayudar a ralentizar el progreso de la enfermedad, así como a evitar males mayores como la ceguera», apunta el doctor Castillo.
Para su tratamiento, hoy se dispone de una cirugía mínimamente invasiva, llamada MIGS por sus siglas en inglés, un tipo de intervención “muy avanzada” y cuyo objetivo es disminuir la presión ocular elevada. Las cirugías de glaucoma tradicionales son efectivas y suelen estar indicadas en gran parte de los casos, aunque no están exentas de riesgos –eso sí, poco frecuentes– como visión doble o infecciones en los ojos, así como hinchazón en la córnea entre otras consecuencias.
Una cirugía mínimamente invasiva
La MIGS aporta seguridad y reduce significativamente y de forma controlada la presión intraocular. Al mismo tiempo, esta técnica mínimamente invasiva ha reducido la necesidad de la cirugía tradicional, hasta ahora imprescindible en estos casos. Este tipo de intervención está especialmente indicada en aquellos casos de glaucoma precoz. De ahí que ambos especialistas de Olympia insistan en la importancia de realizar revisiones oftalmológicas anuales o cada dos años a partir de la quinta década de la vida.
La medicina ocular más avanzada
Los doctores Alfredo Castillo y Carlos Palomino están especializados en alteraciones oftalmológicas, cirugía refractiva con láser, de la presbicia o vista cansada, catarata, cirugía corneal y detección precoz y cirugía de glaucoma, entre otras muchas. Para su tratamiento cuentan con un gran equipo de facultativos con amplia experiencia en sus subespecialidades oftalmológicas y disponen de la más avanzada tecnología. Complementan la actividad del servicio de Oftalmología de Olympia los tratamientos médico-quirúrgicos para la mejoría estética oftalmológica, como la eliminación de bolsas palpebrales u otras patologías asociadas a la edad.
A su vez, son expertos en el diagnóstico y tratamiento avanzado de la enfermedad de ojo seco (mediante interferometría, osmolarimetría, luz pulsada y blefex), o los procedimientos de la degeneración macular, gracias a los últimos equipos diagnósticos. También en todas aquellas alteraciones sistémicas que se detectan a través del ojo, como las vasculares: "la hipertensión arterial (HTA), la diabetes que puede diagnosticarse por un examen de la retina, enfermedades infeccionas como el herpes o, incluso, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide", puntualiza el doctor Castillo.
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