No hubo anuncios. Ni falta hacía. El primer mitin del PSOE para las elecciones generales del 23 de julio no se parecía, no tenía que parecerse, a los que Pedro Sánchez protagonizó en la campaña de las autonómicas y municipales del 28 de mayo. El presidente sabe que su partido necesita ahora otra cosa. Moral. Ánimo tras sufrir la devastación de la enorme pérdida de poder institucional de hace tres semanas y que ayer sábado, con la constitución de los ayuntamientos de todo el país, se materializó. Ganas. Por eso Pedro Sánchez se afanó este domingo en dar un chute de energía a los suyos, en proporcionarles cariño y razones para movilizarse pese al abatimiento y la rabia por haber sido arrasados por la derecha: "Yo tengo más fuerza, más ganas que nunca de ganar estas elecciones. No estoy dispuesto a que este viaje termine aquí. No se lo merece España".
El de este domingo era, quizá más que nunca en los últimos tiempos, un mitin motivacional. Básicamente eso. Ya la propia elección del lugar lo marcaba: Ferraz eligió Dos Hermanas, la principal ciudad ahora en manos de los socialistas en Andalucía. La localidad, gobernada ininterrumpidamente desde 1983 por el PSOE —de nuevo este 28-M con mayoría absoluta—, ha sido tradicionalmente el santuario de los líderes del partido, el refugio donde iban a buscar fuerzas. Y fue el punto desde el que el propio Sánchez, en enero de 2017, relanzó su carrera política, cuando anunció allí que disputaría las primarias contra Susana Díaz, contra el establishment de su partido. Y ganó unos meses más tarde. Arrasó. Ahora el presidente regresaba a Dos Hermanas para revestirse de aquel mismo relato épico de entonces y afrontar el reto tal vez más duro de su vida: revalidar el Ejecutivo, con el viento a la contra y Alberto Núñez Feijóo ungido como ganador por (casi) todos los sondeos. Un acto menos de 24 horas después de que el PSC reconquistara, de manera inesperada, Barcelona, la segunda ciudad de España y el gran premio para los socialistas tras el 28-M.
Si la España progresista se moviliza y concentra todo su esfuerzo en el PSOE, garantizaremos que España siga creciendo cuatro años más", advierte desde Dos Hermanas, plaza talismán para el PSOE y para él mismo
A Sánchez le arropaban este 18 de junio una decena de ministros y 4.000 personas, según la cifra proporcionada por la organización. Un número incluso más alto de lo previsto y que sirvió al presidente para venirse arriba, mucho más que en algunos mustios discursos suyos del 28-M. "Si la España progresista se moviliza y concentra todo su esfuerzo en el PSOE, garantizaremos que España siga creciendo cuatro años más", señaló nada más arrancar, tras ser teloneado por la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE (y cabeza de cartel por Sevilla), María Jesús Montero, y por el alcalde de Dos Hermanas, Paco Rodríguez. Ese es, sin duda, el primero de los ejes discursivos del líder socialista en esta campaña: hay que "concentrar" el voto en torno al PSOE para evitar el "papelón" de un Gobierno de Feijóo y de quien subraya que sí o sí será su pareja, Santiago Abascal.
Evitar que haya un Ejecutivo de PP y Vox es una "responsabilidad intransferible" de los socialistas, repitió. Porque el PSOE, siguió, es la "organización capaz de hacerlo", de frenar a ambas derechas, y porque estas generales "no son unas elecciones más". "No son una mera contienda entre partidos", dijo, pues lo que se ventila es "si España avanza cuatro años más" o "retrocede cinco, 10 o 40 años atrás". Sánchez apeló a los suyos a "sentir el honor y el orgullo de la responsabilidad" de saber que solo una victoria del partido "es lo que hará que España avance o retroceda". Ese es, para el PSOE, otro de los mensajes capitales del 23-J: lo que está en cuestión es cuatro años más de políticas progresistas o una vuelta atrás.
Aunque en un primer momento, nada más convocar las generales, el presidente sí agitó el miedo a Vox, después recondujo su discurso. Consciente, como le decían en su partido, que esa estrategia se ha probado ineficaz. Esa es la razón por la que Sánchez apenas entró en esa parcela. Lo que sí hizo de nuevo es asimilar a PP y Vox, porque funcionan como un tándem. Pero sabe también que eso no basta y que la suerte del 23-J depende de la movilización de la izquierda, de que se active, como no hizo el 28-M. "Hay que salir a votar en masa el 23-J, con la convicción de que vamos a ganar, de que vamos a ser la primera fuerza política, porque tenemos proyecto, argumentos y equipo", porque al otro lado "no hay ni lo uno ni lo otro", exclamó. "Dejemos a los intolerantes retratarse como son. Nosotros a trabajar y a convencer a la gente", a advertir de que hay que decidir "entre la papeleta del PSOE" o el "papelón" de un Gobierno de PP con Vox.
Ha "costado mucho"
Y creciéndose con la respuesta de los militantes y simpatizantes de Dos Hermanas, y también para animar a su gente, Sánchez llegó al clímax de su mitin: "¡Yo tengo más fuerza que nunca, más ganas que nunca de ganar las elecciones!". Se le vio peleón, vehemente, subido como pocas veces, guerrero y listo para la batalla. Recordó que fue allí, en la localidad sevillana, donde inició en 2017 esa "aventura maravillosa" que le llevaría a ganar primero las primarias del PSOE y luego a alcanzar la Moncloa. "No estoy dispuesto a que este viaje termine aquí. No se lo merece España, ni la mayoría social. No hemos hecho este viaje para quedarnos aquí, sino para seguir luchando" en varios frentes: en economía, derechos sociales, políticas del bienestar. Ha "costado mucho" sacarlas adelante y hay que defenderlas, repitió.
Recuerda que Feijóo no tiene "proyecto" ni "equipo", como lo prueba que no se sabe quiénes serían sus ministros, "salvo el aspirante a vicepresidente, Abascal"
"El viaje debe continuar. Sabemos lo que ellos representan. Nos lo han recordado cinco años en la oposición", un "cóctel" de "retroceso" económico e "injusticia social" y de derogación de los "avances" de estos cinco años. El repertorio de frases de ánimo y empuje para las deprimidas bases socialistas era amplio, muy amplio. Sánchez quería infundirles coraje, decirles que han de mostrar "orgullo" por lo hecho. Mostrarles que está "convencido" de que el PSOE ganará las elecciones, de que será primera fuerza. En el partido no creen que sea un escenario lejano, porque se quedaron a solo 3,4 puntos del PP el 28-M, en un momento de activación máxima del electorado conservador.
El otro pilar del discurso del presidente es su insistencia en que haya debates con Feijóo. Pero el PP da largas. Lo hace porque "no sabe cómo explicarlo, cómo explicar sus pactos con la ultraderecha", dijo. Y por más razones: "Aún desconocemos su proyecto económico y su ministro de Economía. Aún no conocemos al resto de ministros salvo al aspirante a vicepresidente que es Santiago Abascal". El presidente reiteró que la democracia "son debates, no monólogos", y tampoco "bulos, desinformación, insultos", sino propuestas. "Aquel que no quiera debatir no merece la confianza de los ciudadanos", concluyó.
Sánchez apremió a los socialistas a no rendirse, a no bajar los brazos, porque "claro que esto merece toda la pena". "¿Sabéis por qué? Porque estamos construyendo la España que merecen nuestros hijos, la España que soñaron nuestros abuelos, padres y madres", una España "sin trabas ni clasismo" y en la que las mujeres crezcan "libres, iguales y seguras". Un mensaje directo al corazón de las mujeres, las que como él mismo decía este domingo en El País, sustentan la base electoral del PSOE y a las que se dirige ante la amenaza de un Ejecutivo de PP y Vox, como se está viendo ya en la Comunidad Valenciana y en los ayuntamientos donde ambas fuerzas han firmado acuerdos de coalición.
Vuelve a instar a Feijóo a que debata, y tanto él como Montero advierten del retroceso para las mujeres del "papelón" de un Ejecutivo PP-Vox
"Nosotras nos jugamos todo el 23-J", había afirmado Montero minutos antes, subrayando que "lo primero" que entrega el PP nada más firmar un acuerdo con la ultraderecha —"tanto monta, monta tanto"— es entregar los "derechos, la protección y el avance de las mujeres". Ella misma también urgió a las bases a animarse, porque "no hay tiempo que perder", y les pidió que confíen en el presidente: "No he visto a nadie que pelee con tanto ahínco", que tire de "talento", que "no se amilana ante las amenazas" de quienes quieren "mantener su statu quo". "¡Aquí estamos con las pilas cargadas! ¡Orgullo de Pedro Sánchez!". Entre los oradores no estaba Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz.
El presidente propuso a los suyos el reto de demostrar que el PSOE es la "primera fuerza progresista capaz de parar en Europa a la derecha y a la ultraderecha", de ser el dique de contención. "Ellos son los de derogar, derogar, derogar. Nosotros, avanzar, avanzar y avanzar. ¡Adelante, compañeros!", gritó al final. Así que no, no hubo anuncios, pero es que el 23-J va de otra cosa muy distinta para el PSOE.
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