Ocurrió en la Playa de La Zurriola de San Sebastián, entre ola y ola. Allí los surfistas son una presencia frecuente, las olas no siempre. Josema y Karin coincidían con su tabla y traje de neopreno. El amor por el surf era similar al del resto, sus aspiraciones por mejorar aquel mundo quizá no tanto. La pasión por las olas podía ser algo más que una afición y podría convertirse en su modo de vida y además, mejorar la de los demás. El amor les unió y la pasión por la tabla y las olas enfiló sus vidas profesionales. Hoy Josema Odriozola y Karin Frish son conocidos en muchos lugares del mundo por ser los ‘padres’ de la mejor ola artificial del mundo, la que nunca falla, la que siempre llega y la que permite hacer surf en mitad de cualquier lugar: en los Alpes, en Corea del Sur o en espacios a cientos de kilómetros del mar.
Su aspiración e idea en nada se parecía a la oferta que ya funcionaba en algunos complejos de ocio. Pequeñas infraestructuras con agua constante que simulan una pequeña ola ‘estática’ sobre las que mantenerse en pie sobre una tabla pero que en nada se asemeja a la práctica real del surf o a la sensación de desplazarse por una ola en movimiento horizontal o sumergirse por su tubo antes de romper.
La conclusión era sencilla y ambiciosa: para practicar surf no debía ser necesario el mar. De algún modo, la clave radicaba en despejar las dos grandes incógnitas de los surfistas, ¿habrá hoy olas? Una dependencia de las corrientes y los ciclos lunares que con una ola artificial desaparecerían. La compañía Wavegarden que esta pareja de amantes del surf fundó en 2005 ha hecho posible que baste con una tabla, un traje de neopreno y ganas de pasarlo bien para poder aspirar a ser surfista en cualquier lugar del mundo.
Hasta entonces, Odriozola, ingeniero de formación, se había dedicado al diseño de parques de skate y otras instalaciones deportivas, pero su verdadera aspiración era dar un paso innovador en el deporte que más amaba, el surf. Para ello debería empezar de cero, desde el diseño de la tecnología hasta el perfeccionamiento de la experiencia que conlleva y rodea al surf: “Se le ocurrió que podría inventar un sistema para imitar las olas del mar, algo que permitiera acerca el surf a lugares donde no hubiera mar”, recuerda Amaia Iturri, responsable de comunicación de Wavegarden.
De la ola estática a la dinámica
Fue un sueño ambicioso que compartió con su mujer, Karin, especialista en marketing deportivo y economista. El reto era dar un paso más en la tecnología que ya existía, las olas ‘estáticas’, en las que el agua corre en forma de ola pero el surfista permanece siempre en el mismo punto, “él quería diseñar una ola dinámica, como la del mar, una ola que se moviera y el surfista sobre ella”. Así surgió la tecnología pionera que hoy ha logrado instalar ‘lagunas’ o parques de surf por distintos rincones del planeta. Uno de los últimos proyectos anunciados por Wavegarden es la instalación de uno de sus complejos en la ciudad deportiva del Atlético de Madrid, en el entorno del Wanda Metropolitano, en la que será la playa urbana más grande de Europa y que está previsto inaugurar en la primavera de 2025.
“La filosofía de la empresa no es sólo tener el mejor sistema de generación de olas sino proveer todos los productos y servicios necesarios que requiere un parque dedicado a la práctica del Surf”, asegura el CEO y Fundador de la compañía, Josema Odriozola. Su mujer, responsable de Marketing, apunta que el reto es poder “transformar cualquier lugar en un destino de ensueño para la práctica del surf con olas perfectas y garantizadas y en un entorno playero”, apunta Frish. Los complejos de surf como los que se han proyectado en Madrid y en otras muchas ciudades se completan con instalaciones que asemejen lo máximo posible el entorno a un ambiente playero y tradicional del entorno de los amantes del surf y en el que se analiza hasta el último detalle, desde la calidad y color del agua hasta la calidad de la arena.
Actualmente Wavegarden cuenta en cartera con 70 proyectos que se irán desarrollando en los próximos meses, además de siete en construcción y otros siete que ya están operativos.
Hasta 1.000 olas por hora
Su sistema pionero de generación de olas permite provocar olas para los distintos niveles de práctica del surf, desde olas de medio metro hasta olas de dos metros. Se trata de parques que pueden abarcar los 200.000 metros cuadrados, en función de los módulos que los compongan. En algunos casos es el entorno el que condiciona su extensión, es el caso del parque Alaia Bai de Sion, en los Alpes Suizos, con 8.000 m2 de superficie. El sistema creado por Wavegarden permite generar hasta 1.000 olas por hora y permite que estén alrededor de 90 surfista al mismo tiempo surfeando. Una variedad de oleaje que se clasifica en una veintena de tipos de ola para practicar desde waikikis, 'malibus', turns, barrels, etc.
Los primeros prototipos se remontan a 2005 y 2007. Entonces los sistemas aún incipientes debían ser mejorados. El traslado a un entorno alejado de San Sebastián permitió crear la base de operaciones donde se construyó un parque a escala real y que se mejoraría años más tarde, en 2012, con el actual centro de pruebas. Olas para cuyo testeo se recurrió a surfistas profesionales con los que poder mejorar la producción del oleaje para poder producir olas cada vez más grandes y más largas que permitan una mejor práctica del surf. Dos veces por semana son los propios trabajadores los que pueden experimentar con las olas que ellos mismos diseñan.
En España, además del parque proyectado en Madrid para 2025, ya está en marcha la construcción de una ‘laguna’ o parque en Alicante. Un complejo que aspira a convertirse en el centro de entrenamiento más grande de Europa.
Ingeniería para imitar al mar
El sofisticado desarrollo tecnológico que requiere generar “las mejores olas en cualquier lugar del mundo” y hacerlo además reduciendo al máximo el consumo energético no es sencillo. El equipo de 80 trabajadores de esta empresa vasca cuenta con expertos en el análisis de dinámica de fluidos, batimetrías, hidrodinámicas y de otros campos de la ingeniería, además de expertos en calidad del agua o del diseño de los entornos que tendrán los parques para reproducir el ambiente más propio de una playa y en los que no faltan las escuelas de surf, los restaurantes, tiendas de surf o complejos de skate. Wavegarden además de ofertar la tecnología, también asesora, y en algunos casos ha comenzado a llevar a cabo, la construcción de todos estos entornos.
Por el momento, las olas artificiales que un día inspiraron el mar de La Zurriola ya se surfean lejos de allí. Corea del Sur, con su ‘Wave Park’ de 20.000 me en Siheung, a 30 kilómetros de Seúl, es sólo uno de sus proyectos. En Melbourne (Australia) funciona el ‘Urbnsurf’ que Wavegarden inauguró en 2020. En Reino Unido funcionan desde 2015 y 2019 dos parques, uno en Gales y otro en Bristol. La localidad brasileña de Itupeva, cerca de Sao Paulo, también cuenta con otro de sus complejos de práctica de surf, el Praia da Gama. Actualmente está en marcha la construcción de otros parques en Virginia (EEUU), en Sidney (Australia), en Garopaba (Brasil) y en Israel.
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