Ahmed Tommouhi (Nador, 1951) lleva 30 años luchando por su inocencia. En 1992 fue condenado por una violación a una niña de 14 años en Cornellá (Barcelona) que no sólo él niega haber cometido. Su versión se sustenta en un informe de semen que revela que su perfil genético no estuvo en el lugar de los hechos y en las declaraciones de la propia víctima que varias décadas después ha reconocido que se equivocó al identificarlo. Con todo esto sobre la mesa, el Tribunal Supremo estudia esta semana si anula la sentencia por la que se ha pasado 15 años entre rejas.

La frase "nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía" se le atribuye a Séneca, pero este marroquí de 72 años lejos de desistir con el paso del tiempo ha pedido por segunda vez al Alto Tribunal que le escuche. El pasado 19 de enero pasó el primer filtro para alcanzar su deseo: la Sala de lo Penal autorizó su recurso de revisión y accedió a analizar su caso, según la documentación a la que ha tenido acceso El Independiente. Fuentes del órgano señalan que las pruebas de que Tommouhi fue confundido con un conocido violador en Cataluña en los años 90 son sólidas y este miércoles se reunirán para deliberar.

A principios de esa década, se produjeron varias oleadas de agresiones sexuales entre Girona, Barcelona y Tarragona. Una de ellas le ocurrió a Nuria y a su amiga del instituto G. Una noche en 1991 un coche se ofreció a llevarlas a Cornellá y piloto y copiloto terminaron violándolas. La Audiencia Provincial de la ciudad condal sentenció el 23 de septiembre de 1992 a Tommouhi por dos delitos de violación y dos faltas por lesiones. El otro individuo autor de los hechos nunca fue encontrado.

La sentencia cuya ponente fue la entonces jueza Margarita Robles (actual ministra de Defensa) obvió un informe de la Policía Científica de Barcelona que analizaba restos de semen encontrados en las bragas de la víctima. Ella dio su ropa y el acusado se prestó a todos los análisis biológicos posibles. Le interesaba porque se comprobó que los restos orgánicos no eran de él. El tribunal decidió que no hacía falta suspender el juicio, como pidió la defensa, para que declararan los peritos, no tuvo en cuenta el análisis de semen y el reconocimiento de la joven bastó para un fallo condenatorio.

"Lo señalé sin ninguna duda y con todo mi odio", reconoció Nuria en 2022 en una confesión en El País. En el artículo, la mujer de 44 años revelaba que la Policía paseó al hombre esposado delante de las víctimas antes de la rueda de reconocimiento y ella creyó que era él, aunque años después se dio cuenta de su equivocación. "Fue muy doloroso pensar que había señalado a una persona que no había sido. Y realmente esperaba que la justicia hiciera algo", explicó.

La abogada de Tommouhi ha propuesto al Supremo que citen a declarar tanto a ella como al periodista que firma la información, Braulio García Jaén, que escribió el libro Justicia poética (Seix Barral, 2010) y logró la testificación del perito. "Pues si el grupo sanguíneo no coincide, ¿podemos decir que el esperma lo exculpa también?", preguntó García Jaén. "Sí, sí. Tanto el esperma como la sangre", aclaró el perito y diplomado en Farmacia Eugenio Ojero.

La confusión con un violador en potencia

La Guardia Civil detuvo en 1995 a Antonio García Carbonell, un depredador sexual que lo único que tenía en común con Tommouhi era la apariencia física y las pequeñas diferencias lingüísticas (era gitano). Los retos de semen recogidos en seis agresiones sexuales ese año sí le pertenecían y sirvieron para imponerle 228 años de prisión.

Sin embargo, una concatenación de hechos no colocaron la suerte en el camino del marroquí. El abogado de oficio que lo acompañaba anunció que presentaría recurso de casación, pero el Colegio de Abogados de Madrid debía nombrar a un nuevo colegiado con el que acudir al Supremo y esto nunca ocurrió.

En 1999 el fiscal jefe de Cataluña José María Mena solicitó el indulto para él y para otro marroquí junto al que fue condenado en otra violación (que también fue anulada) Abderrazak Mounib. El fiscal tenía la "profunda convicción" de que ambos eran inocentes. La petición de medida de gracia pasó por las manos de cinco ministros de Justicia distintos: Margarita Mariscal de Gante, Ángel Acebes y José María Michavila, del PP, y Juan Fernando López Aguilar y Mariano Fernández Bermejo, del PSOE.

Finalmente, en 2008 se denegó. Mounib murió en una celda y Tommouhi cumplió íntegra su pena.

El segundo examen en el Supremo

En junio del año 2000, el condenado hizo un primer intento para borrar sus antecedentes, pero aunque había "dudas razonables" sobre su condena, el Tribunal Supremo rechazó la petición porque, según explican fuentes del órgano, este tipo de recursos de revisión de sentencias tenían antes de un cambio legislativo unos requisitos mucho más férreos que en la actualidad.

Ahora Tommouhi, que salió de prisión en 2006, tiene una segunda oportunidad para limpiar su historial. Y depurarlo del todo porque ya en 1997 la Sala de lo Penal revocó otra condena de agresión sexual porque los análisis de semen demostraron científicamente el error de la víctima al identificarlo.

“Hay que recordar que la detención de Ahmed Tommouhi, sin antecedentes penales ni policiales, fue casual, enmarcada en la búsqueda de personas con parecido físico con los agresores descritos en el atestado, sin que concurriera ningún otro elemento incriminatorio”, expone la letrada en su recurso. El magistrado Juan Ramón Berdugo será el ponente de la sentencia y en la deliberación participarán el presidente de la Sala de lo Penal Manuel Marchena, así como los togados Ana Ferrer, Ángel Luis Hurtado y Pablo Llarena.