La solicitud de voto por correo no deja de crecer y estamos todavía a 14 días de que se cierre el plazo para solicitarlo.

Con este ritmo, ya llevamos 1.650.000 peticiones, no es descartable que se alcancen los tres millones de solicitudes de voto por correo. Eso puede significar que la participación va a ser muy alta. No tanto como en octubre de 1982 cuando se alcanzó el récord absoluto de participación en unos comicios con un 79,97% de personas que habían acudido a votar.

Claro que aquellos eran tiempos diferentes. En aquellos momentos la UCD agonizaba, Adolfo Suárez había renunciado al cargo y Leopoldo Calvo-Sotelo manejaba como podía un grupo parlamentario en el que, como decía entonces Alfonso Guerra, la mitad de los diputados del partido en el gobierno votaba las medidas propuestas por Alianza Popular y la otra mitad las propuestas por el PSOE.

En aquel entonces el Partido Socialista era la gran esperanza de los españoles y por ese motivo acudieron en masa a votar. No digo yo que ahora vaya a suceder algo parecido porque aquello fue irrepetible pero sí digo que el elector español está muy movilizado.

La derecha está muy movilizada porque no ven el momento de echar a Sánchez del poder

El incremento de los votos por correo no presuponen nada. Simplemente que todos esos electores que se van a ir de vacaciones no quieren de ninguna manera dejar de emitir su voto. Y eso afecta tanto a la izquierda, como a la derecha.

La derecha está muy movilizada porque no ven el momento de echar a Sánchez del poder. No toleran más que se les diga que son meros "cambios de opinión" lo que a juicio de la mayoría de votantes conservadores, han sido sencillamente mentiras. Mintió, en la opinión de esa masa conservadora, desde el mismo momento en que empezó a ejercer como presidente del Gobierno. Por lo tanto, quieren echarle con cajas destempladas.

Pero la izquierda también está movilizada, sobre todo después de que Yolanda Díaz haya conseguido aglutinar en torno a sí, a más de 15 partidos políticos, todos de ámbito territorial salvo Izquierda Unida y el partido morado que no vive sus mejores momentos. Pero eso -que no es lo que pretendía en un principio la señora Díaz, que apostó inicialmente por un movimiento ciudadano- ha agrupado al votante de la ultraizquierda que se siente cómodo con esta fórmula que, vaticino yo, acabará dando enormes problemas a la cúpula de Sumar.

El caso es que izquerda y derecha están movilizadas como pocas veces lo hemos visto. Por lo tanto, se puede decir desde ya que la participación va a ser muy alta a pesar de que la convocatoria electoral se haya hecho en el peor momento posible, en pleno verano y con cuatro comunidades en pleno puente.