Es el último guiño de Pedro Sánchez al PNV. Un gesto en tiempo de descuento, con la Cámara Baja disuelta y a menos de veinte días de las elecciones. Un favor que le permita amarrar de modo más sólido su apoyo en caso de que pueda ser útil tras el 23-J. En realidad, es cumplir un compromiso cerrado meses atrás y que estaba siendo incumplido. El pago había sido acordado en la última negociación presupuestaria y permanecía olvidado en el cajón. Ese ha sido precisamente una de las quejas hacia el Ejecutivo más repetida en Sabin Etxea; el incumplimiento de los acuerdos que arrastran con Sánchez. Hace un año que el Gobierno se había comprometido a destinar fondos europeos a financiar parte de la ampliación del Museo Guggenheim. Sin embargo, la legislatura concluía y los 40 millones pactados seguían sin llegar.

Hasta ayer. A tres días de que dé comienzo la campaña electoral, el Consejo de Ministros desbloqueó esa partida destinada a impulsar los primeros trabajos para la ampliación de la pinacoteca bilbaína proyectada a 37 kilómetros de Bilbao, en la Reserva de la Biosfera del Urdaibai. El acuerdo no sólo calma al PNV, molesto con la lista de incumplimientos con los que cierra la legislatura, sino que brinda a la formación que lidera Andoni Ortuzar un argumento sólido en su discurso por enarbolar el “voto útil” para obtener réditos en Madrid para Euskadi con el que compite con EH Bildu.

La negociación, según ha reconocido el PNV, se ha apurado hasta el último minuto, hasta las puertas de la campaña electoral. El partido incluso forzó una visita de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, para convencerla del acierto de desbloquear esos fondos antes de que se agotara la legislatura. A instancia del PNV Ribera visitó la zona donde se proyecta la ampliación del Guggenheim, un entorno protegido y en el que las reticencias de los colectivos ecologistas han enfriado la prioridad inicial del plan. La protección del entorno, tanto en la construcción del proyecto como en la gestión de la futura ampliación ha sido uno de los argumentos de la Diputación de Bizkaia y el PNV para despejar reticencias.

Los 40 millones se ‘empaquetan’ en un convenio que tendrán que suscribir el Gobierno de España y la Diputación de Bizkaia. En ningún caso supondrá la entrada o participación de la Administración del Estado en el patronato del Museo. Esta partida se dirigirá a tareas relacionadas con las actuaciones de carácter medioambiental que requiere el plan de ampliación previsto y que incluye aspectos como la descontaminación de suelos industriales o la adecuación de los entornos naturales.

Negociación 'in extremis'

El PNV se ha esforzado en apurar al máximo los tiempos para evitar que este compromiso adquirido en julio de 2022 también se quedara en el tintero. Ayer respiraban aliviados. El nuevo impulso al proyecto supone asegurar la financiación de casi un tercio de proyecto. “Es un acuerdo muy satisfactorio”, subrayó ayer el candidato del PNV al Congreso, Aitor Esteban, quien aseguró que habían estado trabajando en el acuerdo “hasta hoy mismo” y que es el resultado del trabajo que su formación hace en la Cámara Baja, “para eso estamos en el Parlamento, para sacar proyectos adelante”. El PNV negoció en julio de 2022 que el Gobierno ampliará de 15 a 40 millones la partida, a cambio de su apoyo a las cuentas de este año. El acuerdo corría riesgo de quedarse sin ejecutar si no se desbloqueaban los fondos.

En víspera de este acuerdo, tanto Esteban como Ortuzar reiteraron que su prioridad tras el 23-J será facilitar la reelección de Sánchez “si los números dan” y desmarcarse de Feijóo, sobre el que en las últimas horas han reforzado las críticas por lo que consideran una ‘derechización’ de sus postulados por haber asumido “el marco” de Vox.   

La aspiración de ampliar el Museo Guggenheim es antigua. Ya en 2008 se comenzó a plantear la necesidad de buscar una nueva ubicación para una segunda sede de la pinacoteca. La crisis económica y las discrepancias entre los patronos del Museo sobre el lugar más apropiado paralizó el proyecto. El Plan Estratégico 2018-2020 volvió a retomar la idea y dio un nuevo paso dibujando el primer esbozo del modelo de ampliación que se quiere aplicar.

Junto al 'Bosque de Oma' y la 'ola de Mundaka'

La propuesta pasa por la construcción de dos nuevos edificios en las localidades de Gernika y Murueta, separadas apenas 5 kilómetros entre sí. Un entorno ubicado en plena reserva de la Biosfera y junto a otros atractivos turísticos de relevancia en la zona como ‘El Bosque de Oma’, la ‘ola de surf’ de Mundaka o las Cuevas de Santimamiñe. La actuación que se ha previsto pasa por recuperar para el ‘Guggenheim-2’ el edificio de la antigua fábrica de cubiertos Dalia, con 18.000 metros cuadrados de superficie, y a la que se le agregaría otro inmueble de 3.000 m2. En la vecina localidad de Murueta se aprovecharía el viejo astillero para instalar el segundo edificio del futuro museo. Entre ambas localidades el proyecto se completaría con un paseo en plena naturaleza de 5 kilómetros de recorrido.

En términos museísticos, el perfil de la nueva sede sería diferente al edificio principal de Frank Ghery en Bilbao. El Guggenheim Urdaibai estará orientado a a proyectos de investigación y producción artística y enfocado a un enfoque tecnológico y ecológico del arte. La propuesta pasa por concebirlo también como un centro para acoger a artistas y expertos para estancias de investigación. Se estima que podría atraer a 140.000 visitantes al año, si bien con visitas controladas en aforos y periodos, para asegurar la protección del entorno.

A los 40 millones de fondos europeos que ahora se liberarían se sumarían otros 40 millones que ya tiene presupuestados la Diputación de Bizkaia para este proyecto. También se debería incorporar la financiación del Gobierno vasco, aún por determinar y que siempre ha sido la institución más reacia a acelerar este plan. El primer presupuesto de esta operación, realizado por un estudio de New York se estimó el coste en 128 millones de euros. El Ejecutivo de Urkullu, el otro patrón institucional del Museo Guggenheim aseguró ayer que cumpliría su competencia dentro de su ámbito competencial como el medioambiental o el de transportes.