Pedro Sánchez cumple el primer año de su segundo mandato en el PSOE con las mismas deficiencias que llevaron a los barones a defenestrarlo en el dramático Comité Federal del 1 de octubre de 2016. Así lo pone de manifiesto claramente el CIS electoral del mes de abril. Pero sus enemigos internos ahora no podrían derribarlo como lo hicieron entonces. Tras su victoria en las primarias del 21 de mayo del año pasado, la Ejecutiva socialista ha blindado al secretario general con un cambio del Reglamento que resta poder a los barones y se lo entrega a los militantes. Con ese escudo Sánchez podría estar al frente del partido hasta el año 2033.
El nuevo Reglamento del PSOE establece que si más del 50% de los miembros del Comité Federal se rebelan contra el secretario general, como ocurrió entonces, se iniciará un proceso revocatorio en el que votarán los militantes, que así decidirán el futuro del líder. Ni siquiera la dimisión de más del 50% de la Ejecutiva socialista, como ocurrió dos días antes del derrocamiento de Sánchez, supondrá la caída del secretario general. Esas dimisiones sólo tumbarán la Ejecutiva cuando se produzca en las agrupaciones locales, donde se elige a una lista completa para la dirección del partido y no sólo al líder.
Además del revocatorio y de que pierda un proceso de primarias, la tercera forma de caída del líder socialista se produciría por la limitación de tres mandatos de cuatro años que se establece ahora. El contador se puso a cero en el mes de junio, por lo que podría optar a la reelección hasta 2033.
Con estos cambios, Pedro Sánchez se queda blindado por el apoyo mayoritario de los 188.000 militantes del PSOE. Pero esa cifra contrasta con la de los 5.424.709 votantes que apoyaron al candidato socialista en junio de 2016 y que ahora muestran un preocupante rechazo a su figura. Así lo releva el barómetro electoral del CIS publicado este martes y así lo destacan las federaciones críticas, que lamentan que Sánchez se haya entregado a la militancia, de carácter más radical que el votante, relegando a un electorado tradicional de centro-izquierdas.
"Una cosa es el votante y otra el militante. Pedro ha vendido su alma al militante para ganar las primarias. Se ha radicalizado y ha dejado todo el centro a merced de Ciudadanos", explican en el PSOE andaluz, que consideran que el problema no es de táctica, estrategia o mensaje, sino de "sujeto" político.
La afirmación se basa en los datos del barómetro del CIS del mes de abril, elaborado en pleno estallido del caso del máster de Cristina Cifuentes que se ha saldado con la dimisión y la imputación de la ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid. Como es habitual, Pedro Sánchez aumentó sus comparecencias públicas en los diez días que se elaboraban las encuestas para mejorar sus resultados. A pesar de esa estrategia, la valoración que obtiene en sus propias filas resulta muy pobre mientras Ciudadanos se sitúa como segunda fuerza del país.
Los que se declaran votantes del PSOE otorgan una nota media de 5,69 a Pedro Sánchez, la más baja de todos los líderes políticos entre su electorado, por debajo del 6,13 logrado por Albert Rivera entre los votantes de Ciudadanos; el 5,94 que se apunta Mariano Rajoy y el 5,85 de Pablo Iglesias.
El secretario general del PSOE sólo consigue "mucha confianza" de un 7% de su electorado, junto al 32% que le otorga "bastante confianza". Por el contrario, el 47% de sus votantes le declara "poca confianza" y un 12,9% asegura que no le tiene "ninguna". Es decir, un 60% de su electorado desconfía de Pedro Sánchez.
Esa impopularidad no se reduce a sus votantes, ya que a la pregunta sin el recuerdo de voto, el líder socialista obtiene aún peor puntuación que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Un 85,5% de los encuestados aseguran que el secretario general del PSOE les inspira poca o ninguna confianza, por debajo del presidente del Gobierno, que registra el rechazo del 82,1% de los entrevistados.
El Centro de Investigaciones Sociológicas también pregunta por la labor política del PSOE en la oposición. Un 60% la considera mala o muy mala, y un 31% cree que está siendo "regular". Sólo un 4,8 la califican de buena o muy buena. El rechazo que genera la acción del PSOE es ligeramente superior al mostrado hacia la gestión del Gobierno del PP, que es censurada por un 59,3% de los españoles. Un 9,4% la considera buena y muy buena mientras que un 29,6% la califica de "regular".
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