Este martes Lisa Rinna cumple 60 años. La villana de Melrose Place empezó su carrera como modelo, pero encontró la fama gracias al personaje de Billie Reed en Los días de nuestra vida. Con Aaron Spelling dio el salto definitivo hacia el estrellato televisivo como la villana que todos recordamos. Pero lejos de ese éxito, es ahora en la telerrealidad donde ha encontrado su lugar como personaje internacional.
¿Dónde? En Mujeres ricas de Beverly Hills, un reality que puedes encontrar en Netflix y Prime Video, en donde amas de casa adineradas y grandes personajes televisivos olvidados tienen su revival. Lisa Rinna entró a formar parte de este programa, donde la protagonista principal es una de las tías de Paris Hilton, en 2014. Previamente había hecho una aparición episódica, pero decidió subirse al carro tras la estela de la exmodelo y madre de modelos Yolanda Hadid.
Mujeres ricas de Beverly Hills es la versión exitosa de aquel programa que se emitía en España en 2010. El de Cuatro duró solo una temporada, pero nos mostró a modo de docu-reality las vidas de mujeres como las socialité almeriense Mar Segura y la francesa Olivia Valère.
Lisa Rinna, de villana a mejor amiga en un episodio
Siguiendo la estela de éxito de las Kardashians, el programa de las mujeres ricas es un pozo de contenido que se ha replicado en varias ciudades de todo el mundo. Al menos en Beverly Hills, en cada temporada una suele adoptar el rol de víctima y otra el de villana villana. Así siguen las tramas naturales de sus vidas y las relaciones que tienen entre ellas.
Con una mezcla de situaciones cotidianas y declaraciones de confesionario, el reality da cabida a todas las facetas de la personalidad de Lisa Rinna. Buena amiga, compañera divertida, mediadora paciente y un talento innato para pasar de la cordura pacífica al caos explosivo. Desde que fuera personaje invitado en la cuarta temporada, es la única de Mujeres ricas de Beverly Hills, junto a Kyle Richards, que nunca ha faltado hasta que este año decidió dejarlo.
Allí explota su mítico peinado de pelo corto y puntas desfiladas, además de sus famosos labios extrajugosos. Lisa Rinna admitió haberse inyectado silicona en el labio superior cuando estaba en la veintena, pero diez años después empezó a estropearse, por lo que supuestamente se lo quitó. Desde entonces ha admitido en televisión dar uso al botox y al ácido hialurónico. Y lo dice sin ningún tipo de vergüenza.
Esta presencia televisiva le ofrece a Rinna mucha atención mediática que ha decidido reenfocar para convertirse en un icono de moda. A través de estilismos pretende rejuvenecer su imagen con volúmenes, transparencias y apuestas arriesgadas de todo tipo. Lo hace para acompañar a su hija, Amelia Hamlin, que está adentrándose en el mundo del high fashion y pasarelas.
Así es la familia de Lisa Rinna
En los años noventa, Lisa Rinna conoce a Harry Hamlin durante el rodaje de una tv movie basada en la historia del propio actor. Su historia de amor les llevó al altar en la primavera de 1997, y un año después nació su primera hija, Delilah Belle. Ya en 2001 nace Amelia Gray, la segunda niña de la familia. Además, a su hogar se suma Dimitri, el hijo que tuvo Harry Hamlin de su relación con Ursula Andress.
Ahora sigue los pasos de las Kardashians o de las Hadid con la incursión de Amelia en la industria de la moda. También son inevitables las conexiones después de saber que la joven tuvo una relación con Scott Disick, el padre de los primeros hijos de Kourtney Kardashian. A pesar de la diferencia de edad que existía entre ellos de 18 años, algo que para Lisa era "raro" en un primer momento.
Gracias a su carácter y su estampa de villana divertida con la que te irías de fiesta, se ha reciclado como personalidad digital. Tiene más de tres millones y medio de seguidores en Instagram y es un icono de la moda. Ya es una invitada habitual de los desfiles de París y Nueva York y ha protagonizado numerosos editoriales de moda para revistas internacionales. Ha lanzado su propia línea de cosmética, Rinna Beauty, centrada en los productos labiales, como no podía ser de otra manera tratándose de ella, la boca más grande de Norteamérica, como ha bromeado en alguna ocasión. Incluso ha lanzado su propia marca de vinos espumosos, producidos en Francia y etiquetados con el efervescente apellido Rinna, una marca ascendente que demuestra que, también en Hollywood, una nueva vida puede empezar a los 60.
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