Alberto Anaut (Madrid, 1955-2023) le dijo a su círculo más cercano hace apenas un mes que estaba enfermo. Murió este 10 de julio con 68 años. Su nombre quedará ligado a la edición, la fotografía, la cultura visual, la vanguardia y el cuidado exquisito de todo lo que hacía.
Fundador de La Fábrica, de la revista Matador, de PhotoEspaña, comenzó su carrera en la revista Actualidad Económica de donde saltó a la revista Mercado. De aquella etapa se acuerda Casimiro García-Abadillo, director de El Independiente: "Él era el director de Mercado, que fue el primer medio donde yo trabajé. Era un equipo muy joven y de gente muy diversa como Jesús Cacho, Ana Cañil... Un equipo muy bueno. Lo increíble de Alberto es que siempre se preocupaba por los aspectos formales, cómo se ilustraba, cómo se titulaba... Era muy pejiguero en cuidar el estilo, para él era muy importante cómo contábamos las historias incluso en un medio tan especializado como aquel, que estaba dirigido a un público minoritario. Los demás pensaban en el qué y él siempre se preocupaba por el cómo", explica.
"Era un personaje muy atípico, porque la cultura española siempre ha sido muy gregaria y él hacía las cosas con un sentido estético de la vida, rompía moldes"
casimiro GARCÍA-ABADILLO
Recuerda que luego volvieron a coincidir cuando García-Abadillo era subdirector del periódico El Mundo. "Vino a montar La Revista, el mejor dominical que ha habido en España, y a los dos años se fue y se centró en sus otros proyectos más culturales. No me sorprendió porque era una persona muy preocupada por estar en la vanguardia. En ese sentido, era un personaje muy atípico, porque la cultura española siempre ha sido muy gregaria y él no tenía nada que ver con eso, él hacía las cosas con un sentido estético de la vida, rompía moldes".
Es el sentido estético que también le otorga Rodrigo Sánchez, exdirector de arte de El Mundo, que trabajó con Anaut cuando él llegó a dirigir La Revista. "Había dejado El País para centrarse en Matador, pero al año vino al periódico. Fue uno de los grandes shocks para la redacción de Prisa porque con él vinieron Gumersindo Lafuente y Chema Conesa, dejando El País Semanal", recuerda. También que era "el típico tío que sabía perfectamente lo que quería hacer, dominaba la estética, la fotografía. Se puede decir que era más esteta que periodista".
Pero La Revista no cumplió con las expectativas de ventas ni de facturación publicitaria, "por lo que el equipo directivo se planteó volver al modelo anterior y él dijo que para esto no había venido, que no pegaba el producto que estaba haciendo con la cabecera y se vino abajo, negoció y se fue".
"Era un tío súper valioso, más listo que el hambre, era un embaucador, un buen líder. No sé si le podemos llamar mecenas pero tenía un ojo especial. Con Matador tuvo una visión a 30 años vista, se acaba de publicar el Z y empezó en 1995, era el proyecto de su vida", añade.
Porque Anaut pensaba siempre en un futuro lejano, en que todo lo que hiciese no fuese efímero, que perdurara en el tiempo. Así lo cuenta Óscar Becerra, consejero delegado de La Fábrica, empresa que Anaut fundó en 1996. "Él siempre nos decía: 'Tenemos que construir proyectos perdurables, no aprovechar una moda y lanzarnos. Tenemos que pensar a largo plazo y crear festivales, proyectos editoriales o audiovisuales que duren muchos años'. Y lo más sorprendente es que Matador lleva 28 años, PhotoEspaña, 26, NotodofFilmfest, 20, el Festival Eñe, 15.... ¡Y son proyectos culturales!".
"Era un gran amante de la belleza y de hacer cosas con sentido. Creía que la cultura era un vector de trasmisión de valores"
óSCAR BECERRA
Tras años dirigiendo El País Semanal y el interludio a los mandos de La Revista, en El Mundo, Anaut quería que Matador fuera la mejor revista posible. "Alberto era un gran amante de la belleza y de hacer cosas con sentido, él creía que la cultura era una especie de democracia personal, como un vector de trasmisión de valores y su visión era que la cultura de calidad había que hacerla accesible al máximo de gente posible. Estaba convencido de que para atraer a gente nueva, a nuevos públicos, sólo había que innovar en los formatos", añade.
Becerra cuenta que no dejó de pensar en nuevos proyectos hasta el último día. "Nos ha dejado deberes para hacer y hay alguna idea que pondremos en marcha en los próximos meses". Y finaliza con uno de sus grandes legados. "Cuando montó PhotoEspaña, en 1998, la fotografía era un arte considerado menor, para la gente que lo consideraba arte, pero ahora nadie tiene dudas de que la fotografía es un arte y atraer a 800.000 personas como el año pasado a ver fotografía es la mejor demostración de que el arte de calidad atrae a mucha más gente de lo que se pensaba. 'Las cosas se hacen si le pones ganas', nos decía".
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