Advertimos ya en esta columna (Los pactos de Vox engordan a Sánchez -1-7-2023) de que el peligro para el líder del PP en las elecciones generales estaba en los pactos firmados con Vox en autonomías y ayuntamientos después de las elecciones del 28 de mayo. La realidad ha confirmado de manera contundente esa tesis.

Toda la campaña de Pedro Sánchez ha girado en torno a que el PP y Vox eran lo mismo y en que Feijóo no podría gobernar sin la participación de Abascal en su gobierno. El líder de Vox ha echado una mano al presidente del Gobierno al hacer declaraciones incendiarias, como que si había un gobierno de derechas, la situación sería aún más tensa en Cataluña de lo que fue en 2017.

Como el PP pactó en Valencia y en Extremadura (después de una rectificación vergonzosa de María Guardiola), Feijóo tenía muy difícil, por no decir imposible, distanciarse de Abascal. Metido en la contradicción del quiero y no puedo, dejó el terreno libre a la izquierda para movilizar a un electorado que el 28-M no había acudido a votar. El PSOE incluso le ha robado votos al PP por el centro.

Para sorpresa de la mayoría de las empresas de sondeos (que han tenido un patinazo histórico), el PP se ha quedado con 136 escaños, mientras que el PSOE ha logrado 122 (2 más de los que tenía), haciendo muy difícil la conformación de un gobierno, que, en todo caso, dependería de los independentistas y, en especial, de Puigdemont.

Si el PP hubiera obtenido en Madrid los mismos votos que tuvo el 28-M, probablemente la derecha tendría mayoría suficiente para gobernar

Si vemos la evolución del voto desde las elecciones municipales y autonómicas del 28-M hasta las generales del 23-J, se percibe que una parte sustancial de los 6,5 puntos de aumento de participación entre aquellas y las del pasado domingo ha ido a parar al PSOE.

En las elecciones municipales del 28-M el PP obtuvo 7.054.887 votos (un 31,55% del censo), mientras que el PSOE logró 6.291.812 votos (un 28,12% del censo). Es decir, el PP le sacó casi 800.000 votos al PSOE. El domingo 23 de julio, el PP ha obtenido 8.091.840 votos (33,05%), mientras que el PSOE ha conseguido 7.760.970 votos (el 31,7% del censo): la distancia se ha reducido a poco más de 300.000 votos.

En resumen: mientras que el PP ha aumentado sus votos en 1,036.953 respecto al 28-M, el PSOE ha ganado 1.469.158 votos. Sánchez ha logrado aumentar su apoyo en menos de dos meses en más de 400.000 votos respecto al aumento del respaldo del PP.

Uno de los feudos en los que el PP ha fallado respecto a las expectativas ha sido Madrid.

Los resultados del 23-J en la provincia de Madrid (que podemos comparar con los de la Comunidad de hace menos de dos meses) muestran a la perfección cómo el PSOE ha conseguido movilizar al electorado de izquierdas, incluso robándole votos a Sumar, y, al mismo tiempo, le ha quitado votos al PP por el centro.

En las elecciones autonómicas del 28-M el PP obtuvo 1.599.186 votos (47,34% del censo), mientras que el PSOE logró 614.296 votos (el 18,15% del censo). Más Madrid (el equivalente de Sumar en la Comunidad) tuvo 615.171 votos (18,35% del censo), mientras que Vox se quedó con sólo 248.379 votos (7,3% del censo). Pues bien, en las elecciones del domingo el PP cayó a 1.443.881 votos (perdiendo 155.305 respecto al 28-M), mientras que el PSOE ha subido en 378.699 votos hasta alcanzar casi un millón (993.870). Sumar, sin embargo. ha perdido 64.782 votos, y Vox ha subido hasta los 449.733 (204.521 votos más que el 28-M).

Es por eso que Madrid es una de las claves de lo que ha ocurrido el 23-J. El PP ha caído estrepitosamente, mientras que el PSOE ha logrado un muy buen resultado, aumentando sus votos en más de un 50% respecto a lo que consiguió en las autonómicas del 28-M.

Si el resultado en Madrid hubiera sido similar al que logró Ayuso en mayo, probablemente hoy la derecha tendría mayoría absoluta.

El error de pactar con Vox, dándole una baza de movilización extraordinaria a la izquierda, ha hecho que la derecha ahora no sume, y le permite a Pedro Sánchez tener opciones para gobernar o, al menos, para forzar el bloqueo e ir a nuevas elecciones.