De lo que se trata es de hacer un “borrón y cuenta nueva” a la que muchas comunidades, como la de Madrid, se oponen férreamente. Lo que sucede es que la mayor parte de las comunidades está ahora mismo dirigida por el Partido Popular y es muy probable que ese “borrón y cuenta nueva” les venga de perlas a la mayor parte de ellas.

Naturalmente ese no es el objetivo que se persigue con la medida sino facilitar las cosas para que Junts entre por el aro de las cuentas libres de hipotecas lo cual es una cosa de lo más atractiva para una comunidad que se ha pasado la vida pidiendo la publicación de las balanzas fiscales -como si tal cosa existiera- y lamentándose de que estaba infrafinanciada con respecto a su capacidad.

Es verdad que la financiación autonómica está obsoleta desde 2014, pero tan verdad como eso es que desde entonces no se ha vuelto a abordar por el Gobierno central porque poner de acuerdo a las comunidades es una tarea de imposible cumplimiento.

Desde luego, en el caso de Valencia, la reivindicación es de las que clama al cielo y, por lo tanto, la idea de hacer pasar a mínimos su deuda con la administración central le estará sabiendo a gloria bendita. Téngase en cuenta que el déficit fiscal con la administración central asciende según cálculos de la diputada de Compromís-Sumar a unos 40.000 millones de euros, sin los cuales tampoco habrá apoyo a Sánchez en una hipotética investidura. 

Aunque la demanda de amnistía y de un referéndum de autodeterminación estén en un plano diferente no es cosa menor el dejar las cuentas con la Administración central en mínimos históricos

Todo esto no son más que los prolegómenos de una negociación que aún no ha empezado pero que tiene visos de hacerse realidad a poco que se rasque mínimamente. 

Aunque la demanda de amnistía y de un referéndum de autodeterminación estén en un plano diferente no es cosa menor el dejar las cuentas con la Administración central en mínimos históricos o similares.

A eso se apuntan creo yo todas las autonomías dirigidas por el PP, que insisto en que son en este momento, casi todas, menos Asturias, el País Vasco, Navarra, Castilla-La Mancha y Cataluña aunque esa comunidad tiene elecciones el año que viene y le vendrá de perlas agitar el mito de unas cuentas casi próximas a cero lo cual desharía el consabido “déficit fiscal”  con que nos vienen mareando los partidos independentistas desde que tengo memoria.

De todos modos, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, ya ha explicado que ellos "defenderemos a Cataluña, no iremos a negociar una financiación que implique a otras comunidades, no iremos de la mano de Ayuso y García Page". Ellos van solos, como siempre, son los tics de la independencia nunca conseguida pero en este instante objeto de negociación.