Puestos ante el escenario más que factible de una investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, los populares quieren adelantarse a esa eventualidad con el control de la Mesa del Congreso de los Diputados, que se constituye el día 17. El Independiente adelantó cómo los populares ansían hacerse con la presidencia de la misma poniendo en valor su triunfo electoral. Pero no se trata sólo de una cuestión formal o de representatividad, sino del poder que emana de una figura que tiene en su mano el devenir de la vida parlamentaria y, con ello, la capacidad de limitar el poder de Pedro Sánchez.

A los populares les corresponde, por el mero peso de sus votos, dos vicepresidencias y dos secretarías del órgano de gobierno de la Cámara Baja, formado por nueve miembros. Pero para hacerse con la presidencia necesitaría de otros apoyos, además del de Vox, UPN o CC. Y es ahí donde entienden que alguno de los llamados socios de investidura "puedan verse tentados a no dejar todo el poder en manos de Sánchez para que haga y deshara a su antojo en el Congreso".

Al PP le corresponde, por el peso de sus votos, dos vicepresidentes y dos secretarios de la Mesa

De momento las negociaciones, que existen, se están llevando con toda discreción, parece que sin excluir a formaciones como el PNV. El líder de este partido, Andoni Ortuzar, ha hecho alarde de "frenar a la derecha" dando un sonoro portazo a la investidura de Feijóo, pero de cara a la Mesa del Congreso puede haber un matrimonio temporal de conveniencia.

Desde el PP defienden que una Mesa más autónoma con respecto al Gobierno "acabaría con el realdecretismo", una forma de referirse a la mecánica habitual de funcionamiento de la coalición PSOE-Unidas Podemos, haciendo uso y abuso de los reales decretos. Se trata de un mecanismo que debiera ser excepcional -por ejemplo, tenía todo el sentido durante la pandemia- porque limita la actuación del Parlamento al impedir incorporar enmiendas o pedir comparecencias de expertos.

A lo sumo, la oposición forzaba en algunas ocasiones su tramitación como proyecto de ley pero siempre después de convalidarlos, por lo que una vez aprobados dicha tramitación dormía el sueño de los justos.

Asimismo, la Mesa del Congreso puede tomar decisiones sobre la creación de comisiones de investigación o comparecencias de miembros del Gobierno ante el pleno de la Cámara, esto es, actuar a modo de contrapoder y no de correa de transmisión, como tantas veces se le ha reprochado a la socialista Meritxell Batet. Una de las decisiones más polémicas de la presidenta del Congreso fue modificar el sistema de mayorías parlamentarias -de tres quintos a simple- para poder acceder a la comisión de secretos oficiales, lo que abrió la puerta a ERC, Bildu y la CUP, que hasta entonces tenían vedada la presencia en un foro donde se recibe información reservada.

Precisamente, la primera comparecencia ante esa comisión ampliada fue de la ahora ex presidenta del CNI Paz Esteban, quien explicó las escuchas telefónicas a los cabecillas del procés, lo que acabaría costándole el cargo por presión de los secesionistas.

Más recientemente la polémica saltó a raíz del borrado de la agenda parlamentaria del diputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, más conocido por "Tito Berni", investigado en un caso de corrupción por supuesta compra-venta de contratos públicos. Dicho borrado impidió conocer con qué empresarios había mantenido reuniones en su despacho del Parlamento. La secretaría general del Congreso argumento que la normativa les obliga a borrar los datos todos los meses.

El PP necesita algún aliado entre los socios de investidura de Sánchez

Según el análisis de los populares, lo que necesita Pedro Sánchez "es manejar los tiempos" y eso es precisamente lo que desde la mesa del Congreso se le puede desbaratar alargando, por ejemplo, el periodo de tramitación de las leyes. Pero para que un partido de los llamados de la investidura se sienta tentado a no dar todos los resortes del poder a un futuro presidente que no ha ganado las elecciones, el PP debe entrar en la subasta de ofertas, acaso cediendo alguno de sus puestos en la Mesa a otra formación política. "Aquí jugamos todos", indican fuentes parlamentarias populares.

La constitución de las Cortes Generales el día 17 será el primer test sobre el reparto de fuerzas entre bloques. En el Senado no hay dudas. Los populares disfrutan de una holgada mayoría absoluta y podrían hacer un ticket Congreso-Senado con otras fuerzas políticas. Parece que la intención de los socialistas es mantener a Batet. Por su parte, el PP no ha desvelado sus cartas, en quien estaría pensando Feijóo para presentar batalla por la presidencia de la tercera institución del país.