En medio de un contexto internacional cada vez más revuelto y una compleja coyuntura política interna, España se enfrenta a un reto crucial en sus relaciones bilaterales con Marruecos, un país que ha demostrado una política de chantaje y ambigüedad que pone en peligro el prestigio de España tanto a nivel regional como internacional.
La política de chantaje y ambigüedad mostrada por Marruecos ha generado innumerables interrogantes sobre la verdadera naturaleza de su cooperación con España y sus intenciones en la región. Esta situación ha llevado a que países vecinos, como Argelia, adopten una postura radical, poniendo fin a todas las agresiones provenientes del vecino del oeste y cortando todo tipo de contactos y relaciones.
Uno ejemplo de los aspectos más preocupantes es la falta de una delimitación oficial de las fronteras por parte de Marruecos. Esta ambivalencia queda en evidencia en su propia Constitución, donde se hace uso del término "límites verdaderos" (الحدود الحقة) para persistir en políticas anexionistas en territorios como el Sáhara Occidental, Ceuta, Melilla e incluso las Islas Canarias. En el pasado, el problema fronterizo estuvo vinculado a tensiones con Argelia y, posteriormente, al no reconocimiento del Reino alauí de la República Islámica de Mauritania.
Por consiguiente, cuando se informó acerca de la denominada "hoja de ruta" o "jugada maestra" con Marruecos, muchos percibimos que Pedro Sánchez se dirigía hacia un campo minado en el cual Rabat marcaría los tiempos en una nueva etapa de política bilateral. Las aspiraciones de Marruecos estaban firmemente defendidas e innegociables, incluyendo concesiones en relación con la ilegal ocupación del territorio del Sáhara Occidental y la negativa a renunciar a las aspiraciones sobre las ciudades de Ceuta y Melilla.
Sin embargo, además del rotundo fracaso de la "hoja de ruta" y el completo desprestigio para España debido a su posicionamiento a favor de la ilegal ocupación del Sáhara Occidental, la falta de investigación sobre los escándalos de espionaje marroquí que involucraron a medio gobierno español, así como la tolerancia hacia las injerencias de Rabat en asuntos internos de España, el asombro ha alcanzado límites insospechados por la decisión de Pedro Sánchez, quien aún funge como presidente del ejecutivo, de elegir ciudades marroquíes escenario de macabras tramas de espionaje y chantaje como destino para sus "vacaciones". Empecemos porque la noticia se supo a través de la prensa marroquí, específicamente por Rue20, vinculado al servicio de inteligencia exterior marroquí -DGED.
El viaje de Sánchez a Marruecos envía un mensaje peligroso de apoyo a una monarquía dictatorial
El viaje de Pedro Sánchez a Marruecos envía un mensaje peligroso de apoyo a una monarquía dictatorial, coincidiendo con la publicación de una comunicación de los relatores especiales del Consejo de la ONU para los Derechos Humanos sobre la situación de cinco presos políticos saharauis. Un día después se supo que que un marroquí ha sido condenado a cinco años de prisión por criticar al rey y la nueva relación con Israel.
La propia prensa marroquí ha considerado este viaje como un éxito en sus políticas de presión sobre España, lo que acentúa aún más la percepción de debilidad por parte del vecino del sur, presentando a Pedro Sánchez como la mejora defensa a una monarquía en decadencia y con graves problemas económicos y sociales.
Mientras tanto, en la Península Ibérica se ha vuelto a insistir en la necesidad de que España adopte una política exterior firme y estratégica. Es imperativo proteger los intereses nacionales y salvaguardar los valores fundamentales en el ámbito internacional. La transparencia y la sinceridad en el diálogo con Marruecos deben que garantizar que Madrid defienda sus intereses y valores democráticos y de legalidad Internacional.
Por eso el premeditado viaje de Sánchez a Marruecos debería ser motivo de preocupación para los españoles, ya que plantea interrogantes sobre la verdadera naturaleza de esta visita y sus implicaciones para la región. La elección del lugar de destino y la fecha en la que se realiza el viaje, en plena negociación para la conformación del nuevo gobierno, levanta sospechas sobre las intenciones reales detrás de esta visita.
Aunque nosotros, los saharauis, nos encontramos entre los más afectados por esta nueva "hoja de ruta" de Pedro Sánchez, desde hace mucho tiempo hemos asumido que nuestra victoria dependerá de nuestros propios esfuerzos y no será obstaculizada por posicionamientos irracionales e ilegales que alimenten la ilusión de un régimen expansionista. A pesar de que Marruecos celebre la visita como una ratificación de la opaca carta enviada 14 de marzo de 2022 al rey Mohamed VI en la que se apoya el falso plan marroquí para el Sáhara Occidental, lo cierto es que el destino del Sáhara Occidental esta en la manos del pueblo saharaui. El resto es cuestión de tiempo.
Jalil Mohamed es periodista saharaui.
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