Una trabajadora del Ayuntamiento de Sevilla, regido por Juan Espadas (PSOE), ha denunciado en el juzgado de guardia haber sufrido amenazas y acoso por parte de un directivo municipal por ser partidaria del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en pleno feudo de Susana Díaz. "El acoso laboral al que está sometida durante meses viene motivado por su posicionamiento ideológico, al decidir apoyar el proyecto socialista de Pedro Sánchez, en tanto es sabido que el alcalde de Sevilla es un firme partidario de Susana Díaz", explica la denuncia, que acusa a un directivo de la empresa municipal de aguas de los delitos de amenazas, de odio y contra la integridad moral de la trabajadora.
La denunciante, María del Mar Martín, es periodista y trabaja desde 1999 en la empresa municipal Emasesa, donde se ha ocupado de las
relaciones con la prensa desde el departamento de Comunicación. Delegada de Personal por UGT, la trabajadora fue partidaria de Pedro Sánchez en la batalla orgánica que tuvo hace un año con Susana Díaz por el liderazgo del PSOE. De hecho, pertenece a la agrupación socialista de Miraflores, abiertamente alineada con Sánchez frente a la inmensa mayoría del PSOE de Sevilla, posicionado con Susana Díaz y Juan Espadas.
En su etapa como secretaria de Organización del PSOE-A, Díaz propugnó como candidato a la Alcaldía sevillana en 2011 a Juan Espadas para desbancar al entonces alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, que fue apartado del Ayuntamiento tras doce años de mandato, y a su vicealcalde y hoy miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ambos entonces del sector crítico en el PSOE andaluz. Como resultado, el entonces candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, obtuvo una mayoría de concejales histórica en Sevilla que en 2015 perdió, a pesar de ganar las elecciones. El apoyo de la marca blanca de Podemos a Juan Espadas arrebató la Alcaldía entonces al hoy ministro de Interior.
En ese contexto, la trabajadora formó parte de la lista electoral del PSOE al Ayuntamiento de Sevilla con el puesto número 12. Finalmente, Espadas logró once concejales y prometió a la denunciante, según su relato, que dirigiría la política de comunicación de las empresas públicas dada su experiencia de 20 años en el sector. Tras otorgar esa función a un dirigente 'susanista' de la misma agrupación socialista, que carece de titulación, y dada la intención de dimitir de un edil socialista, la trabajadora empezó a sufrir un acoso destinado a que renunciase al acta de concejal en favor del compañero que ocupaba el número 13, "íntimo amigo de Susana Díaz", siempre según su denuncia.
"A María del Mar, después de casi 20 años en Emasesa, la obligaron a aceptar la Jefatura de Responsabilidad Social Corporativa so pena de enrarecer más aún el ambiente de trabajo y bajo las órdenes del recién nombrado director de Servicios Corporativos sufrió acoso al comprobar a diario cómo no salía el trabajo que proponía, no le respondía a los correos electrónicos y cómo se obstaculizaba cualquier proyecto por parte del mencionado director, claramente por su posicionamiento ideológico", relata la denuncia.
Dentro de esa situación, la trabajadora tuvo un enfrentamiento en una reunión con el denunciado, José García González, director de Servicios Corporativos de la empresa municipal de aguas. Durante el encuentro, según la denunciante, el directivo le preguntó por el cariz de la conversación. "¿Dónde estamos, estamos tomando café, una cerveza o en una empresa", le inquirió. "Tomando café", respondió ella de manera metafórica. "Yo soy el director y tú la empleada. En otras circunstancias ya te habría tirado por la ventana", le espetó, señalando con el dedo la cristalera de su despacho.
La trabajadora denunció los hechos en un escrito interno que dio pie a un expediente informativo que fue archivado. “Existe dificultad de poder concluir de forma inequívoca qué fue lo que en esa reunión se dijo y de qué forma se dijo por las personas que participaron en ella”, concluye la investigación interna, a pesar de que el propio denunciado reconoció el episodio restándole importancia.
Durante esos días, el propio alcalde llamó a la trabajadora "para aconsejarle que, por un motivo u otro, ya sea porque no escuchara bien, ya fuera porque malinterpretó los gestos y palabras del denunciado, se retractara del escrito que presentó en Registro comunicando el episodio de violencia machista", según la denuncia.
Como consecuencia, la denunciante fue cesada de su puesto y encargada de labores muy por debajo de sus competencias como técnica de sostenibilidad sin tarea efectiva alguna. "La desprecian laboralmente cuando no se le asigna actividad ninguna, lo que merma a la trabajadora su voluntad y autoestima", explica la denuncia. Paralelamente, se inicia una "persecución sindical" sobre sus funciones que terminan provocando dos bajas laborales por ansiedad y depresión.
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