Este miércoles supimos que el Ministerio de Asuntos Exteriores había presentado una carta ante la embajada del Reino Unido en Madrid por lo que considera tres "graves incidentes" ocurridos en agosto en aguas cercanas al Peñón de Gibraltar. En el escrito, al tiempo que mostraba su "más enérgica protesta", el Gobierno español aseguraba que "seguirá ejerciendo su soberanía en aguas españolas del mismo modo que lo ha hecho desde tiempo inmemorial". Una defensa que, sin embargo, los pescadores de la zona consideran que llega muy tarde. 

"La carta nos pareció bastante bien, pero todo esto llega a destiempo. Llevamos casi un mes sufriendo el hostigamiento por parte de Gibraltar. Esperábamos una mayor contundencia antes. Aunque mejor tarde que nunca", explican fuentes de la Organización de Productores Pesqueros Artesanales Lonja de Conil (OPP72), que han contabilizado ya entre 12 y 14 incidentes entre embarcaciones españolas y gibraltareñas en las últimas semanas.

Según explican, a principios del verano ya comenzaron a notar "presiones", aunque en ese momento las embarcaciones británicas se limitaban a rodear los barcos españoles. Pero eso cambió con la llegada de agosto. En el último mes, según denuncian desde OPP72, comenzaron a interferir en su trabajo, impidiéndoles echar las redes, reclamándoles que se identifiquen y chocando sus embarcaciones contra los pesqueros. Normalmente la responsable es una lancha de color naranja que lleva escrita la palabra "Environment" (medio ambiente en inglés). Pero en otras ocasiones se persona la Royal Navy británica.

La zona de conflicto es un caladero que colinda con el Peñón. Un lugar que, según la organización pesquera, está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y por la Junta de Extremadura. Y donde, dicen, siempre se ha podido pescar sin problemas. Hasta ahora. Y es que las autoridades gibraltareñas insisten en que son aguas bajo su jurisdicción. "Nos dicen que nos pueden imputar una serie de delitos, pero eso es mentira. Todos nuestros pescadores cumplen con las leyes españolas y de la UE", aseguran desde la OPP72.

La zona juega un papel importante. Y es que ese caladero es, de largo, el que más peces tiene de la zona. El resto están muy mermados por dos factores: la presencia del alga asiática, una especie invasora que ha colonizado el Estrecho, y la proliferación del atún, que se come otros muchos peces. Así que la pesca se ha reducido muchísimo. Es por ello que desde OPP72 consideran que se están jugando "el sustento de sus familias". 

Según explican, los pescadores ya habían denunciado el tema ante el ayuntamiento de La Línea de la Concepción (Cádiz), la Junta de Andalucía, la Secretaría General de Pesca -dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación- y Moncloa. Pero, mientras que el Gobierno regional había "increpado" al ejecutivo central, no habían recibido respuesta por parte de Moncloa. Hasta que Exteriores les remitió el pasado lunes la carta que dirigieron a la Embajada británica.

Un acoso "constante" desde hace un año

Desde OPP72 tienen claro que la situación ha empeorado en las últimas semanas a raíz de un incidente concreto: "Una embarcación de patrulla española divisó un barco deportivo con las luces apagadas. Pensó que era un tema de narcotráfico, así que fueron a ver que pasaba y el otro barco salió huyendo y se metió en aguas de Gibraltar". Algo que no gustó a las autoridades del Peñón, que a partir de ese momento "agudizaron la persecución de los pescadores españoles". 

Uno de los más afectados ha sido Jonathan Sánchez, patrón del pesquero ‘Mi Daniela’. "Estoy sufriendo un acoso constante y diario desde hace un año. No por parte de la policía, sino por parte de una embarcación de Medio Ambiente de Gibraltar. Y a la vez estoy sufriendo un acoso por redes sociales de embarcaciones recreativas que me graban y suben los vídeos diciendo que lo que estoy haciendo está prohibido. Todo para alimentar el odio", asegura Sánchez. 

Según relata, cada vez que acude al caladero a pescar sucede lo mismo: le piden su documentación, le dicen que está en aguas británicas y le informan de que allí no puede pescar con redes. Y mientras, hacen chocar su embarcación con la de Sánchez, según interpreta el pescador para ponerle "nervioso", que les falte al respeto a las autoridades y que así puedan denunciarle. Pero él nunca había accedido a identificarse. Hasta hace unos días, cuando le abordaron.

"Lo hice porque me entró miedo de que quisieran llevarme a Gibraltar", explica Sánchez. "Vinieron tres embarcaciones y me dijeron que había sido denunciado por, supuestamente, embestir a otro barco. El jefe de la policía me dijo que la denuncia iba a ser poca cosa, y después me enteré que me acusaban de 9 delitos", añade.

La versión del pescador es totalmente opuesta. Según detalla, el incidente sucedió mientras él echaba las redes y una de las embarcaciones le estaba grabando para luego subirlo a las redes. Cuando terminó de faenar, Sánchez puso rumbo a puerto, y aunque la otra embarcación se encontraba en su camino, al verle llegar se apartó, unos 300 metros antes de encontrarse. Y ahí se quedó la cosa.

Pero Sánchez no es el único afectado. "El miércoles mi padre fue y sucedió lo mismo. Y el lunes a otro barco le pasó igual", denuncia el pescador, que explica que antes iba al caladero noche para evitar líos: "Me cansé de madrugar tanto únicamente para que no nos acosaran. Son aguas españolas. Y aún así, intento no pegarme mucho para no crear más conflicto".

"No tengo por qué estar trabajando mientras me molestan. Y si hago maniobras para tirar redes lo hacen. Yo no sé si me van a abordar en cualquier momento. Nosotros solo somos dos marineros, y ellos tres. No tengo por qué estar con miedo a que se suban y haya una pelea", lamenta Sánchez. Y añade: "Nuestras redes tienes dos localizadores, uno en cada extremo. Pero si una embarcación recreativa las ve, las cortan. Y sin localizador te toca buscarlas en el fondo del mar. Hay mucho odio. En esta zona siempre hay conflictos, aunque la presión va por rachas".

Ahora empieza la temporada de melva, y acaba de ser la del pez volador. Y las aguas del Estrecho son donde se produce la mayor producción de Europa de concha fina. Hay mucho en juego, y los pescadores como Sánchez, que deciden plantarles cara, son una excepción. "La mayoría se resignan a pescar en otros caladeros más pobres. A lo mejor ganan 1.000 o 1.200 euros menos por jornada, pero se ahorran la presión y el hostigamiento", afirman desde OPP72.

"Si al final tengo que abandonar este caladero me costaría trabajo sacar el jornal en otros. Están más lejanos y hay menos pescado. Tendría que vender el barco o cambiar de modalidad para pescar. Y eso que antes la mayoría de la flota iba a pescar allí", resume Sánchez.

¿Qué gana Gibraltar?

La gran pregunta es qué persigue Gibraltar con todo esto. Y tanto Sánchez como la OPP72 se muestran convencidos de que hay varios factores. Aunque coinciden en que el principal es que en el Peñón se prohibió pescar hace años con redes. Y no tienen puerto profesional. Así que la interpretación que hacen es que los gibraltareños han decidido que si ellos no pescan, mucho menos lo van a hacer los extranjeros.

Pero no sólo eso. Este año Gibraltar celebra elecciones. Y los pescadores consideran que con estos movimientos las autoridades buscan ganarse el voto nacionalista reivindicando las aguas como suyas. A lo que hay que sumar la obras de las seis torres y del puerto que se están construyendo en el Peñón, que algunos pescadores consideran que ha hecho que no quieran ver a barcos pesqueros por la zona.

Por último, hay otro tema importante sobre la mesa. Y es que España tiene pendiente negociar un acuerdo con Gibraltar después de la salida del Reino Unido de la UE. Las negociaciones se paralizaron por las elecciones del pasado 23 de julio. Pero algunos interpretan todo esto como una maniobra para meter "presión" y reanudarlas.