"Tengo un 40% de sangre africana y un 60% de sangre española". Así se defendía Enrique o Henry Tarrio (Miami, 1984) ante un estudiante universitario que describía al grupo, que lideraba los Proud Boys, como supremacistas blancos. Tarrio prefiere presentarse como un defensor de la cultura occidental (West is the best). De padres cubanos, Tarrio (Miami, 1984) acaba de ser condenado a 22 años por organizar el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

Es la mayor pena de las aplicadas hasta ahora a los implicados en el intento de evitar la transferencia de poder, como pretendía Donald Trump. Es una de las causas judiciales pendientes del ex presidente, quien, sin embargo, mantiene sus aspiración a volver a la Casa Blanca. Ese juicio arranca el 4 de marzo, en víspera del SuperMartes. Trump ha prometido indultar a los condenados si es reelegido. Es el favorito entre los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano. Incluso se plantea que podría autoindultarse.

Tarrio es el principal líder de esa conspiración"

Juez timoty kelly

El juez Timothy Kelly ha sido tajante: "Tarrio era el principal líder de esa conspiración". Al contrario que otros implicados, entre ellos varios miembros de los Proud Boys, se arrepiente de sus actos. "Me creí por encima de los demás y este juicio me ha hecho humilde".

Con el uniforme naranja que llevan los presos en las cárceles estadounidenses, dijo: "Fui mi peor enemigo. Mi arrogancia me convenció de que era una víctima. Estoy avergonzado por el sufrimiento causado. Tendré que vivir con esta vergüenza el resto de mi vida". Su madre también pidió clemencia al juez Kelly.

Tarrio no estaba en Washington, sino en un hotel de Baltimore, cuando una multitud de seguidores de Trump asaltó el Capitolio con el fin de impedir que se confirmara la elección del demócrata Joe Biden en una sesión conjunta del Congreso liderada por Mike Pence, en su calidad de presidente del Senado. Cinco personas murieron en el ataque.

A los parásitos del Congreso, y a los que habéis robado la Casa Blanca. Si queréis guerra, la tendréis"

enrique tarrio, ex líder de los proud boys

En un video grabado el 11 de diciembre, Tarrio arengaba a los seguidores de Trump, que se negaban a reconocer los resultados de las elecciones del 3 de noviembre que ganó el demócrata Joe Biden. "A los parásitos del Congreso, y a los que habéis robado la Casa Blanca. Si queréis una guerra, la tendréis". A Tarrio le habían ordenado salir de Washington después de que le arrestara la policía por haber quemado una pancarta de Black Lives Matter que había robado de una iglesia a principios de diciembre. En noviembre y diciembre se dejó ver en Washington con un chaleco antibalas. Le encontraron un cargador con gran munición y se decretó su libertad bajo fianza. Por eso estaba en Baltimore cuando se produjo el asalto al Capitolio.

En sus redes sociales, reconoció estar disfrutando del espectáculo mientras la multitud asaltaba el Congreso. "Hagan lo que hay que hacer", sentenció. Le han declarado culpable de "conspiración sediciosa". La Fiscalía pedía 33 años por terrorismo. "Mi cliente es patriota equivocado, no un terrorista". Tarrio dijo en el juicio que estaba convencido de que Trump había ganado pero que no era "un fanático politizado".

Como explicaba Enrique Tarrio a la periodista Paola Ramos en un reportaje emitido en Vice, titulado The Right Wing Latinos of Miami, sus abuelos huyeron de Cuba después de que tomara el poder Fidel Castro. Entonces sus padres eran unos niños. Es la primera generación de su familia nacida en Estados Unidos.

Habla en inglés, aunque la periodista domina el español. Los "chicos orgullosos" de origen latino como Tarrio se ven como chauvinistas occidentales, unos españoles desplazados, y así niegan su supremacismo. Como ha apuntado la republicana Ana Navarro, de origen nicaragüense, "ser latino no te inmuniza del racismo. Alguna gente simplemente no quiere ver lo que es. Se sienten fuera".

Paso por la cárcel en la juventud

Creció en Little Havana, y como muchos cubanos de Miami, su familia está marcada por un anticastrismo militante, como muchas otras en este estado. A los 20 años, fue condenado por robo y tuvo que cumplir tres años de servicio comunitario. Nueve años después, entró en la cárcel por revender equipos médicos robados. Cumplió 16 meses en prisión. Según una investigación de Reuters, prestó servicios como informante de la policía entre 2012 y 2014, aunque Tarrío lo niega. Habría ayudado a detener a varios narcotraficantes.

Para ganarse la vida empezó con una granja avícola en el norte de Florida y luego creó una empresa dedicada a la instalación de equipos de seguridad y vigilancia. Su último negocio era una tienda de merchandising ultraderechista llamada 1776 Shop. Allí vendía camisetas o gorras con eslóganes como "Pinochet did nothing wrong (Pinochet no hizo nada malo)", "Los criminales quieren el control de las armas", o "Alaba al señor y pasa la munición".

Fue en mayo de 2017 cuando participó en un evento de los Proud Boys, que surgieron en 2016 en Nueva York. En agosto de ese año participó en la marcha Unite the Right en Charlottesville contra la supresión de la estatua de Robert E. Lee del Parque de la Emancipación. Aquello desembocó en disturbios con decenas de heridos y el atropello provocado por un ultraderechista que se estampó contra la multitud. Aquella jornada murieron tres personas.

Los Proud Boys suelen presentarse como "un club de bebedores masculino", pero en realidad se dedican a difundir mensajes de odio contra los activistas de izquierda o LGTBQ, y a acudir a manifestaciones que suelen terminar violentamente. De hecho, Tarrío ascendió tras haber participado en una agresión en junio de 2018. En noviembre, era elegido líder de la organización, de carácter nacionalista patriarcal.

Sucedía al fundador, el escritor y comentarista anglocanadiense Gavin McInnes, que se acabó desmarcando de los Proud Boys después de la violencia en Charlottesville. El grupo en su origen estaba en contra de lo políticamente correcto pero acabó siendo ultranacionalista, islamófobo, antifeminista. El FBI lo vincula al supremacismo blanco.

Es un hábil propagandista y un líder carismático, que demoniza a los adversarios y glorifica el uso de la fuerza"

fiscalía

Desde su liderazgo en los Proud Boys, con sus inseparables gafas de sol y bajo una gorra de béisbol, Tarrío se fue convirtiendo en una estrella entre los círculos de la derecha radical estadounidense. Los fiscales le han descrito como "un hábil propagandista" y "un líder carismático", que recurre "a demonizar a los adversarios y a glorificar el uso de la fuerza contra ellos".

También se refirieron a cómo los Proud Boys actuaban como un "ejército al servicio de Donald Trump" y por ello recurrieron a la violencia para mantener a su líder en el poder. En palabras de Tarrío, eran un "Ministerio de Autodefensa". Uno de sus abogados esgrimió que "el plan en enero de 2021 era enfrentarse a los antifascistas pero nada de lo que sucedió después estaba previsto".

Lo que es cierto es que Tarrio encontró su sitio en los Proud Boys. Y vio a Donald Trump como un referente. Así se hizo director en Miami del grupo Latinos for Trump. Intentó lograr un escaño en el Congreso de Florida, pero acabó retirándose. La política, una política en movimiento, le siguió interesando bajo la guía de Donald Trump, quien sigue empeñado en "hacer América grande de nuevo".

De momento, Tarrio está en la cárcel, pero Trump no. Y puede llegar hasta la Casa Blanca.