La asignación de un escaño extra en la Comunidad de Madrid a los 121 logrados en las últimas generales por el PSOE, a costa de uno de los 137 cosechados por el PP, supondría un punto de inflexión de cara a una hipotética investidura de Pedro Sánchez para repetir en la presidencia del Gobierno. Un cargo que ahora gestiona en funciones. Está pendiente que, después de que la Sala Segunda haya admitido el recurso, el Tribunal Constitucional se pronuncie al respecto. La admisión del recurso de amparo del PSOE por el Alto Tribunal, tras el pronunciamiento negativo del Supremo a que se revise el nulo de las mesas madrileñas, abre la puerta a ese vuelco de mayorías simples en el Congreso de los Diputados. Hay más de 30.000 votos declarados como nulos que piden volverse a recontar.

Actualmente, y con un parlamento muy segmentado y sin mayorías claras, son los populares los que, junto a Vox (33), UPN (1) y Coalición Canaria (1) ostentan una mayoría simple de 172 diputados. Enfrente, el polo progresista y nacionalista, con Sumar (31), ERC (7), EH Bildu (6), PNV (5) y el BNG (1) aportan 50 escaños al PSOE. Eso establece un balance de 171 vs. 172 parlamentarios en favor de la derecha con Junts como árbitro y con la palanca electoral entre sus manos. En ello ha influido la designación de Alberto Núñez Feijóo como candidato a la investidura por parte del Rey Felipe VI.

Ante el augurado fracaso de la investidura, al demandar el PP cuatro escaños "imposibles", reconocen en el propio partido y así como fuentes que integran su bloque de apoyos, Sánchez se dispone a recoger el testigo. Al fracasar en segunda votación -simple- la propuesta del gallego para la presidencia del Gobierno, se activa una cuenta atrás, según la Constitución y el reglamento del Congreso, de 60 días; dos meses. Ese será el margen para el líder socialista en su intento de salir reelegido.

El marco de la negociación cambiaría notablemente, dado que, al ser Junts la pieza esencial del engranaje político, no es lo mismo abordar las conversaciones con la demanda de un apoyo explícito que con la exigencia de una abstención de los siete representantes de los exconvergentes catalanes. Más con las altas exigencias de su líder, Carles Puigdemont, para la investidura a derechas o izquierdas, y tras el tanteo previo y la reunión en Bruselas con la vicepresidenta segunda del Gobierno y mandataria de Sumar, Yolanda Díaz.

La amnistía ya empieza a darse como un hecho asumible entre las filas del PSOE, no sin revuelo privado entre las capas del partido y tras una legislatura anterior en la que la negativa a desarrollarla fue el leitmotiv. Aunque fuentes del partido afirman que esa disparidad no trascenderá públicamente más allá de barones territoriales críticos, como Emiliano García-Page o Javier Lambán, que, en contraste, ya se ha manifestado. Recientemente, Adrián Barbón, el presidente de Asturias y secretario general de los socialistas en la región, se ha posicionado favorable a abordar ese proceso, que no recibiría, pese a todo, ese nombre, sino que se buscaría otro concepto. Todo, frente a la corriente de oposición externa entre militantes y representantes del PSOE clásico previo a Sánchez. De Felipe González a Alfonso Guerra o Joaquín Almunia, entre otros.

Desde el Gobierno consideran que Junts está exhibiendo sus máximos con los que llegar a negociar, y si pueden llegar a sentarse con un escaño más en la mano, la posición será diferente. Tanto para la investidura como para la gobernabilidad. Con la amnistía medianamente asumida, el PSOE [que pese a todo sigue dando vueltas a la fórmula a emplear para enmarcar dentro de la Constitución la cuestión] ve prácticamente despejado el camino para la reelección de Sánchez. Ello frente al cuestionamiento desde la oposición y el ámbito judicial que apunta: Si el Gobierno acepta la amnistía estaría reconociendo que el Código Penal de la democracia de 1995 es ilegítimo y que no respeta los derechos fundamentales.

Carlos García Adanero, ex de UPN que concurrió en la Comunidad de Madrid, sería el afectado del recuento, de dársele la razón al PSOE"

Las cuestiones de financiación, Rodalies, competencias migratorias o las inversiones del Estado son ampliamente abordables para el Ejecutivo. Y con ese escaño tendría más peso para rechazar las presiones del independentismo en relación a la "vuelta a la unilateralidad" a lo largo de la legislatura y la exigencia de autodeterminación. Incluso de tener lista la ley antes de la investidura, como se pide.

Sería una forma de abaratar el "precio" que representantes socialistas ven necesario asumir. También dejaría más margen al PSOE para negociar los nuevos presupuestos, que pueden salir adelante a contrarreloj. Por otro lado, Junts, con una abstención, no daría una imagen de colaborador del Gobierno central como ha ocurrido hasta el momento con ERC.

Asimismo, la 'devolución' del escaño perdido serviría para afianzar el argumento defendido por el PSOE la noche electoral y las semanas posteriores: del pronunciamiento en las urnas de una mayoría progresista alternativa a los pactos de PP-Vox.

El escaño afectado por Madrid, de darse caso, sería el de Carlos García Adanero, el ex miembro de Unión del Pueblo Navarro (UPN), expulsado de la formación por romper la disciplina de voto en el pleno parlamentario del Congreso que abordaba la reforma laboral junto a su compañero Sergio Sayas. Ambos han transitado -no sin acusaciones de transfuguismo- desde el primer trimestre del año al PP. Sayas encabezando la lista popular por Navarra, y Adanero siendo candidato a las municipales en Pamplona y número 16 de la lista de Madrid a estas generales. La candidata María de las Mercedes González Fernández, 11 en la lista socialista, asumiría su acta.

La vía alternativa: Coalición Canaria

El partido de Fernando Clavijo a evidenciado cercanía con el PP por su compromiso a materializar la agenda canaria de llegar al Gobierno. Pero Coalición Canaria no se cierra a la posibilidad de apoyar a Sánchez en su momento si asume ese mismo objetivo, de medio centenar de medidas. Pero le exige un extra: que transfiera las partidas comprometidas ya en los presupuestos de este año y que quedan aún pendientes.

En cualquier caso, ese giro de perspectiva no llegaría hasta después del 'tiempo' de Feijóo; de finales de septiembre, cuando quede evidenciado la imposibilidad de que el líder del PP salga investido. De acuerdo a esa confianza servida a los populares, CC votó a Cuca Gamarra como candidata a presidir el Congreso, algo que no prosperó. Si se dieran los dos escenarios, el PSOE se situaría con una mayoría simple de 174 diputados, a dos de la absoluta.