Economía

La mala suerte de Escolano: en paro tras 86 días como ministro y perder los 23.000 euros del BEI

Tras perder un sueldo de 23.000 euros al mes en el BEI, deja el ministerio en tres meses y con dos años de incompatibilidad por delante

El nuevo ministro de Economía, Román Escolano, durante su toma de posesión.
El nuevo ministro de Economía, Román Escolano, durante su toma de posesión. | Europa Press

Román Escolano recibió el 6 de marzo una llamada de Mariano Rajoy que le cambiaría la vida. El entonces presidente del Gobierno le comunicó que contaba con él para relevar a Luis de Guindos al frente del Ministerio de Economía. El entonces vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) aceptó y al día siguiente se hizo la foto oficial con la cartera de ministro. Nadie podía presagiar que a Rajoy le quedaban 86 días en la presidencia y que en su caída arrastraría a todos los miembros del Ejecutivo, empezando por el propio Escolano.

A ningún otro ministro de la Democracia le ha salido tan caro acudir a la llamada de un presidente. Al dejar su cargo en el BEI, el economista español sabía a qué renunciaba: a un cargo con gran proyección internacional, a una vida acomodada en Luxemburgo con su familia (está casado y tiene tres hijos) y, sobre todo, a una nómina espectacular. La cúpula del BEI es una de las mejores pagadas en Europa. Su vicepresidente gana 277.764 euros al año. Con ese salario bruto, Román Escolano se embolsaba unos 23.000 euros cada mes.

Dar el sí a Rajoy implicaba una pérdida importante de poder adquisitivo. Justo el resultado de restar a su sueldo anual en Luxemburgo los 73.650 euros que iba ganar como ministro de Economía en España. Escolano perdió, de una tacada, 204.114 euros anuales. O lo que es igual, tres cuartas partes de sus ingresos.

El nuevo ministro de Economía se instaló en Madrid y su familia puso en marcha la mudanza. En el horizonte se vislumbraban dos años hasta el fin de la legislatura. Su cometido consistía en continuar la labor de Guindos, para afianzar la recuperación económica. Sacrificaba sueldo, pero ganaba proyección. También se apuntaba en su currículum el título de ministro, un logro que encerraba otro sacrificio: aceptar la incompatibilidad que impone la ley a quienes han pasado por un cargo público de tal calado.

En concreto, la legislación española obliga a un ministro a rechazar durante dos años cualquier puesto que tenga que ver con decisiones que se hayan podido tomar desde el Gobierno. En el caso del ministro de Economía, por el amplio abanico de asuntos que trata, la lista de incompatibilidades es enorme y le deja las manos atadas a la hora de aceptar multitud de responsabilidades.

En esa situación se queda ahora Román Escolano, con una incompatibilidad de dos años por delante y sin siquiera el sueldo de ministro. El ministro ha ganado poco y perdido mucho con su paso fugaz por el Ministerio.

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