Habría que retrotraerse muchos años atrás para recordar una clausura del Campus FAES tan generadora de expectación. La irrupción este martes de José María Aznar llamando a la movilización contra una hipotética ley de amnistía para dar satisfacción a Carles Puigdemont y la respuesta de Alberto Núñez Feijóo convocando un acto en Madrid el día 24, ha desatado todo tipo de especulaciones sobre quién dirige la estrategia en el número 13 de la calle Génova. Pero Feijóo ha reivindicado esa iniciativa durante su discurso, afirmando sin ambages que "no nos vamos a resignar. Ni nos van a silenciar. Vamos a darle voz a los españoles".

El líder del PP, al que Aznar ha presentado afirmando que "ahora es un momento de esperanza porque vamos a escuchar a la esperanza de España", ha salido en defensa del ex líder de su partido y hasta ironizado con los ataques que recibió desde la mesa del Consejo de Ministros el pasado martes. "Si fueras antidemocrático y golpista el Gobierno te amnistiaría, indultaría y te pediría que le votaras la investidura", le ha dicho en alusión velada al prófugo de la justicia Carles Puigdemont, convertido en interlocutor político válido.

Tras estas palabras, le ha expresado su "apoyo personal ante los disparatados ataques que has recibido esta semana por acreditar tu opinión". "Ver a una ministra portavoz de los insultos del gobierno es una muestra más de la deriva que está inmersa la política española", ha agregado en alusión a Isabel Rodríguez, a la que ha pedido que dimita.

Ha defendido que los ataques de Isabel Rodríguez a Aznar son motivo de dimisión

Por lo demás, el tono y el fondo de su análisis político poco se ha diferenciado del escogido el pasado martes por Aznar. Le ha exigido al presidente del Gobierno en funciones "que dé marcha atrás y niegue estar dispuesto a ceder a las pretensiones ilegales del independentismo. Sería inmoral".

Ha calificado de "amenaza sin precedentes a nuestro sistema democrático" la intención del inquilino de la Moncloa de atender a las exigencias de Puigdemont "a cambio de estar unos años más en el poder", al tiempo que le ha acusado, entre otras cosas, de intentar "acallar las voces discrepantes" como la del ex líder de los socialistas vascos Nicolás Redondo Terreros, al que han expulsado del PSOE, además de dedicarse "todos los días a atacar" a la oposición, deslegitimar "cualquier opinión distinta" y "construir un relato para socavar los principios básicos de nuestra democracia."

"No reconocieron la derrota (del 23-J), llegaron hasta el TC para intentar modificar el resultado electoral, quisieron impedir que el candidato más votado fuera a la investidura, menosprecia a más de 11 millones de ciudadanos que votaron cambio y ahora silencian a los que les votaron", ha subrayado adelantando los que pueden ser algunos de sus argumentos en la sesión de investidura de los días 26, 27 y 29. Y tras proclamar que aún "estamos a tiempo de evitar la amenaza que se cierne sobre el Estado", ha cuestionado la legitimidad de Sánchez para hacer según qué cesiones, en alusión a la exigida amnistía, que ha calificado de "fraude". "El chantaje está sobre la mesa y ha movilizado a todo su Gobierno".

Frente a este sombrío panorama ha apostado por la que entiende como la "mejor de las alternativas", esto es, "un gran acuerdo nacional entre los grandes partidos y dejar de lado los populismos y los independentismos. Es lo que le propuse y se lo seguiré ofreciendo porque es inmoral ceder a todo con tal de llegar al poder".

En definitiva, Feijóo y Aznar ha derrochado sintonía en una cita que se lleva celebrando anualmente desde 2009 y que no pocas veces fue escenario indisimulado de las tensas relaciones entre Aznar y Mariano Rajoy, hasta que estalló el divorcio entre fundación y partido. De hecho, el actual líder del PP puso en marcha este año Reformismo21, el think tank generador de propuestas e ideas para Génova, tras el fallido intento de Pablo Casado con Concordia y Libertad, que presidió Adolfo Suárez Illana.