Durante siglos fue el principal puerto de Egipto pero una sucesión de desastres naturales -varios terremotos y maremotos- lo sepultó bajo el mar. Una misión europea, liderada por Franck Goddio, descubrió hace más de dos décadas la urbe sumergida de Thonis-Heraclion. Desde entonces cada expedición anual ha ido desvelando sus maravillas. En esta ocasión el equipo ha logrado recuperar del Mediterráneo una colección de objetos usados en el templo de Amón y, en el curso de sus inmersiones, ha localizado un santuario griego consagrado a Afrodita.
“Resulta realmente emocionante descubrir objetos tan delicados que sobrevivieron intactos a la violencia y la magnitud del cataclismo”, reconoce Franck Goddio, el reputado arqueólogo francés que fundó y preside el Instituto Europeo de Arqueología Submarina, responsable de la veterana que ausculta el callejero de la ciudad de Thonis-Heraclion, emplazada a siete kilómetros de la actual costa de Egipto.
Supervivientes del cataclismo
En la última campaña la expedición, en la que también participa el departamento de Arqueología Submarina del ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, ha centrado su labor en el canal sur de la ciudad, en el sector en el que se derrumbaron enormes bloques de piedra del templo dedicado al dios Amón, donde los faraones peregrinaban para recibir del dios supremo del antiguo panteón egipcio los títulos de su poder como reyes universales.
Son testimonio de la riqueza de este santuario y de la piedad de sus antiguos habitantes de esta ciudad portuaria
Un terremoto a mediados del siglo II a.C. causó el derrumbe de la edificación. Ahora el proyecto, ayudado por nuevos equipos de excavación submarina, ha recuperado algunos de los objetos que quedaron sepultados bajo las aguas, bajo un denso sedimento de varios metros de grosor. Entre los objetos hallados figuran instrumentos rituales de plata, joyas de oro y frágiles recipientes de alabastro para perfumes o ungüentos. “Son testimonio de la riqueza de este santuario y de la piedad de sus antiguos habitantes de esta ciudad portuaria”, reconocen desde el equipo encargado ahora de devolverlos a tierra.
El hallazgo de un santuario dedicado a Afrodita
La búsqueda también ha permitido detectar estructuras subterráneas sostenidas por postes y vigas de madera muy bien conservadas que datan del siglo V a. de C y que se encuentran a metros de profundidad bajo el área del templo. Y al este de la edificación en la que se rendía culto a Amón-Gereb se ha descubierto un santuario griego dedicado a la diosa Afrodita construido en el siglo V a.C.
En su interior se han recuperado vestigios de objetos de bronce y cerámica importados, lo que a juicio de la misión demuestra que “los griegos podían comerciar y establecerse en la ciudad por decisión de los faraones de la dinastía saíta (664-525 a.C.)” e incluso tenían el plácet de las autoridades de la época para edificar sus propios santuarios. “La presencia de mercenarios griegos ha quedado demostrada por las numerosas armas griegas encontradas en la zona de esta ciudad portuaria ubicada en la desembocadura del brazo canópico del Nilo, el más largo y navegable desde la antigüedad y desde donde se controlaba la entrada a Egipto”, agrega el equipo.
La presencia de mercenarios griegos ha quedado demostrada por las numerosas armas griegas encontradas en la zona
Una cadena de catástrofes naturales -entre ellos, varios terremotos y maremotos- enviaron a Thonis-Heraclion y a una porción de 110 kilómetros cuadrados del delta del Nilo a las profundidades del lecho marino. Thonis-Heraclion fue el principal puerto de Egipto durante siglos, antes de que Alejandro Magno fundara Alejandría en el 331 a.C.
Desde el siglo VIII d.C. capas de arenas y sedimentos fueron ocultando los restos del naufragio de esta ciudad y la cercana Canopus que una vez dominaron el Mediterráneo egipcio. Desde hace dos décadas, durante las primeras semanas del verano, el equipo de Goddio se sumerge en la bahía de Abukir en busca de nuevas pesquisas para reconstruir el esplendor perdido.
“Cada nueva campaña nos suscita una gran cantidad de preguntas”, confiesa Goddio. Las dos ciudades que su equipo ha logrado resucitar se hallaban unidas por el culto a Osiris, hijo de la Tierra y el Cielo, que -según la mitología egipcia- fue arrojado primero al Nilo y luego despedazado en 14 trozos por su hermano Set. Isis, hermana y esposa de Osiris, fue recuperando los fragmentos esparcidos por todo Egipto. Jamás halló el falo. Por la magia de su verbo, la viuda resucitó a Osiris el tiempo suficiente para concebir a Horus, quien acabaría derrotando al asesino de su padre.
“Existía un vínculo místico entre las dos ciudades relacionado con Osiris. Estamos, en definitiva, en la tierra de Osiris”, comenta Goddio. Las dos ciudades albergaron entre sus muros notables santuarios dedicados a Osiris por los que desfilaban peregrinos en busca de curas milagrosas. “Sabemos desde el descubrimiento de la estela del Decreto Canópico en 1881 que las celebraciones de los misterios de Osiris se llevaban a cabo en el templo de Amón-Gereb en la ciudad de Heraclión. También se menciona una procesión náutica de la deidad desde ese templo hasta su santuario en Canopus”, subraya el arqueólogo francés.
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